El grupo terrorista Hezbolá se está preparando para la posibilidad de un colapso del Líbano en medio de una espiral de crisis económica y política, según un informe del viernes.
Reuters dijo que los preparativos incluyen la emisión de tarjetas de racionamiento para el suministro de alimentos, el abastecimiento de medicamentos y la preparación para importar y almacenar combustible de Irán. Citó a tres fuentes con conocimiento de los planes.
El plan ayudaría a proteger a las comunidades chiítas que domina Hezbolá de lo peor de una crisis nacional, al tiempo que ampliaría su ya extenso papel en la sociedad libanesa.
A medida que aumentan las dificultades económicas, Hezbolá ha ido aumentando su influencia en los últimos meses. Interviniendo donde el Estado y las instituciones financieras han fallado, Hezbolá ha proporcionado un salvavidas vital para algunos libaneses a través de la Asociación al-Qard al-Hasan, su brazo financiero.
En la destrozada economía del país, todo el mundo está desesperado por conseguir divisas y liquidez, ya que el valor de la moneda local se desploma. En los bancos comerciales, los depositantes hacen cola durante horas y se pelean con los gestores en vano para acceder a sus ahorros en dólares. La mayoría de los bancos han dejado de conceder préstamos.
Pero en Al Qard al Hasan, de Hezbolá, la gente puede pedir pequeños préstamos en dólares sin intereses, lo que les permite pagar la matrícula escolar, casarse, comprar un coche usado o abrir un pequeño negocio. También pueden abrir allí cuentas de ahorro.

La asociación, oficialmente una organización benéfica sin ánimo de lucro, es una de las herramientas con las que Hezbolá afianza su apoyo entre la población chiíta del país, incluso cuando el grupo ha sido objeto de enormes críticas en el último año entre los libaneses furiosos con la élite política.
Ante el aumento de la pobreza en todo el Líbano, Hezbolá proporciona a su comunidad escuelas y hospitales de bajo coste y distribuye combustible para la calefacción a los pobres. Hezbolá sigue pagando a sus combatientes y a los empleados de sus instituciones en dólares estadounidenses, mientras que todos los demás reciben sus salarios en libras libanesas, que han perdido cerca del 90% de su valor en la crisis.
La crisis económica y financiera del Líbano es la peor del país en la historia moderna, con una contracción de la economía del 19% en 2020. Decenas de miles de personas en todo el país han perdido sus puestos de trabajo, y casi la mitad de la población, de más de 6 millones, se encuentra en la pobreza.

La crisis ha sido causada por años de deuda creciente en medio de la corrupción y la mala gestión de las élites del país.
La crisis ha hecho añicos la confianza de la población en el sistema bancario libanés, que en su día fue uno de los más respetados de la región. Cuando los bancos se vieron afectados, muchas personas decidieron guardar su dinero en casa, hasta 10.000 millones de dólares, según el gobernador del banco central, Riad Salameh.
Mientras tanto, las disputas políticas han retrasado la formación de un nuevo gabinete.
El gobierno saliente dimitió el pasado mes de agosto, tras una enorme explosión en el puerto de Beirut que mató a 211 personas, hirió a más de 6.000 y dañó barrios enteros de la capital.
El primer ministro designado, Saad Hariri, no ha conseguido formar un nuevo gobierno desde que fue nombrado para el cargo en octubre. Hariri ha insistido en formar un gabinete de expertos cuyo principal trabajo será sacar al Líbano de su paralizante crisis económica.
Otros grupos, incluido Hezbolá, insisten en un gabinete mixto de políticos y expertos.
Un alto funcionario estadounidense advirtió el jueves que los políticos libaneses que sigan bloqueando las reformas podrían enfrentarse a acciones punitivas por parte de Washington y sus aliados.
El subsecretario de Estado para Asuntos Políticos de Estados Unidos, David Hale, no dio detalles sobre la naturaleza de las posibles acciones. Pero pareció referirse a los informes que indican que Estados Unidos y sus aliados podrían imponer sanciones a los políticos libaneses para obligarles a poner fin al bloqueo político que dura meses y a iniciar las tan necesarias reformas para luchar contra la corrupción.