La guerra del presidente Joe Biden contra los combustibles fósiles está pasando factura en todo Estados Unidos de América, dejando a miles de personas sin trabajo al cerrar el oleoducto Keystone XL y detener los arrendamientos de petróleo y gas en terrenos públicos. Biden también renunció a las sanciones a Rusia para que el país comunista pudiera explotar un oleoducto hacia Alemania.
Los tribunales detuvieron el intento de Biden de detener la producción de energía nacional en tierras públicas. Pero mientras el presidente y otros fanáticos de la energía verde siguen apuntando a los combustibles fósiles, éstos alimentan a países de todo el mundo, incluido el carbón, que ha sido atacado y erradicado del panorama energético de Estados Unidos a partir del reinado de Barack Obama.
El economista Stephen Moore escribió en septiembre sobre cómo el carbón está reapareciendo en todas partes menos en Estados Unidos:
“Bloomberg informó la semana pasada que, debido a los altos precios del gas natural por la reducción del suministro de Estados Unidos, Europa está ‘acaparando el carbón’. Ahora es más barato, y comparado con la eólica y la solar es una fuente de energía mucho más fiable”.
“Eurolandia también está empezando a renunciar a los sueños de energía verde que siguen vivos en las mentes de los políticos estadounidenses en Washington, DC. Gran Bretaña y Alemania han experimentado un aumento de los precios de la energía en las gasolineras y en los costes de los servicios eléctricos para los hogares, las fábricas y las empresas. El gas natural que se suministrará a Europa a través de un gasoducto desde Siberia supondrá un cierto alivio”.
“Mientras tanto, China, el país con el triple de población que Estados Unidos y el mayor consumidor de energía del mundo, apuesta por el carbón. El Daily Mail informó de que las 1.000 plantas de carbón de China ‘ridiculizan’ cualquier promesa de Pekín de que China pasará a utilizar energías renovables. El carbón es, con diferencia, la mayor fuente de energía en China, y cada semana se construyen nuevas plantas. Es, como dice el Telegraph, ‘el pequeño secreto más sucio de Pekín’. A pesar de las solemnes promesas de China de limpiar su aire, los chinos emiten a la atmósfera entre tres y cuatro veces más gases de efecto invernadero al año que Estados Unidos”.
Y a pesar del renacimiento energético que tuvo lugar bajo el mandato del ex presidente Donald Trump, incluida la independencia energética, Biden rogó a la OPEP que proporcionara más petróleo a Estados Unidos.
La petición fue denegada.
Moore citó un informe del Wall Street Journal según el cual los productores de la OPEP prevén que la demanda de su petróleo se duplicará al menos en las próximas décadas.
Moore también escribió que, gracias a la revolución del petróleo y el gas de esquisto en Estados Unidos, tenemos más petróleo, gas y carbón que en ningún otro lugar del mundo y suficiente para durar cientos de años. Y Estados Unidos también tiene la producción más limpia de petróleo, gas y carbón.
Mientras tanto, Biden y la izquierda quieren cerrarlo todo para 2035.
Y mientras que Trump supervisó la mayor exportación de energía estadounidense, las políticas de Biden significarán que el mundo se volverá ahora hacia Rusia, Arabia Saudita y las naciones de la OPEP.
“Tomando prestado un trumpismo: esas naciones se ríen ahora a nuestras espaldas”, concluyó Moore.