Israel intensifica operaciones contra Hamás, centrando esfuerzos en neutralizar un vasto sistema de túneles en la Franja de Gaza, tras ataques recientes.
El 7 de octubre, Hamás lanzó un ataque contra Israel en el que masacró a más de 1.400 personas y tomó más de 200 rehenes. Además, se tiene conocimiento de que Hamás ha construido un extenso sistema de túneles debajo de la Franja de Gaza, densamente poblada. Este laberinto subterráneo alberga combatientes, un arsenal de cohetes, y los rehenes mencionados.
El desafío para las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) radica en cómo desmantelar esta red subterránea, vital para las operaciones de Hamás. Esta tarea es compleja, ya que combatir en este terreno podría anular ciertas ventajas tecnológicas del ejército israelí. John Spencer, un experto en guerra urbana, compara la situación con “caminar por la calle esperando a que te den un puñetazo en la cara”, destacando la ventaja que los túneles proporcionan a Hamás.
Recientemente, en un contraataque significativo, los aviones de guerra israelíes golpearon 150 objetivos subterráneos en Gaza, incluidos túneles e infraestructuras vitales para Hamás. Esta ofensiva marca una de las más intensas hasta la fecha, señalando la escalada de Israel en sus operaciones terrestres.
Históricamente, la guerra en túneles ha presentado desafíos estratégicos. Desde acontecimientos históricos como el asedio de Ambracia hasta conflictos más recientes, como los enfrentamientos en los túneles de la era soviética en Ucrania, estas circunstancias han probado ser difíciles para los ejércitos debido a las emboscadas y el terreno desconocido.
Específicamente, en Gaza, Hamás ha desarrollado su “Metro”, una red de túneles ampliada en respuesta al bloqueo impuesto por Israel y Egipto en 2007. Aunque Egipto cerró muchos de estos túneles, Hamás continúa operando una red extensiva que permite el movimiento oculto de armas, suministros y combatientes, evadiendo la vigilancia aérea de Israel.
Yihyah Sinwar, líder de Hamás en Gaza, en una declaración de 2021, indicó que la red de túneles del grupo terrorista se extiende por más de 500 kilómetros. Esta revelación pone en perspectiva los desafíos que enfrenta Israel, considerando que la Franja de Gaza tiene aproximadamente 360 kilómetros cuadrados. “Aunque su relato sea cierto, solo han destruido el 20 % de los túneles”, afirmó Sinwar.
Consciente de la amenaza desde 2001, el ejército israelí ha estado activo en la identificación y destrucción de estos pasajes subterráneos, empleando incluso unidades especializadas como el destacamento Samur. El desafío no solo radica en la extensión de los túneles, sino también en su uso estratégico por Hamás para realizar ataques. En 2014, infiltraciones a través de estos túneles implicaron la muerte de soldados israelíes, incluyendo al teniente Hadar Goldin, cuyos restos aún están en manos de Hamás.
Excombatientes como Ariel Bernstein han expresado la naturaleza confusa y peligrosa del combate en áreas llenas de túneles, describiéndolo como una lucha contra enemigos invisibles. “Era como luchar contra fantasmas”, relató.
Ante la inminente necesidad de una operación terrestre extensa, el ministro de Defensa, Yoav Gallant, subrayó la dificultad de desmantelar la red de túneles. Israel, en una medida estratégica, ha cesado todos los envíos de combustible a Gaza, anticipando que Hamás podría usarlo para operar los túneles. “Para el aire, necesitan petróleo. Para el petróleo, nos necesitan a nosotros”, explicó Gallant.
Mientras tanto, el ejército israelí continúa realizando ataques aéreos, aunque la eficacia sigue siendo limitada dada la robustez de la infraestructura subterránea. A pesar de los esfuerzos, el Ministerio de Sanidad de Gaza, controlado por Hamás, informa más de 7.300 muertes, una cifra que incluye presuntamente a miembros de Hamás, aunque la verificación independiente de estos datos sigue siendo un desafío.
Durante la guerra de Vietnam, las fuerzas estadounidenses combatieron dentro de la red de los túneles de Củ Chi, extendida por 120 kilómetros cerca de Saigón, Vietnam del Sur, enfrentando condiciones extremas y trampas mortales. De igual forma, los bombardeos no pudieron erradicar estos túneles, evidenciado también por los infructuosos ataques rusos a una acería ucraniana en 2022. En 2017, Estados Unidos lanzó su munición no nuclear más potente, apodada “la madre de todas las bombas”, contra túneles del Estado Islámico en Afganistán, subrayando la dificultad de destruir estas fortificaciones.
En el caso presente, Israel se enfrenta a una situación más delicada con Hamás. Este grupo terrorista, después de su ataque el 7 de octubre, mantiene a aproximadamente 230 rehenes en un complejo sistema de túneles. La reciente liberación de Yocheved Lifshitz, una rehén de 85 años, confirmó que Hamás está utilizando esta red subterránea para ocultar a las personas capturadas. Según su testimonio, los túneles forman una red intrincada, similar a una “tela de araña”.
Ante este escenario, el Centro Soufan, entidad experta en seguridad con sede en Nueva York, predice un “proceso lento y metódico” para liberar a los rehenes y eliminar los túneles. Se emplearán robots y servicios de inteligencia para mapear la red subterránea y descubrir trampas potenciales. El informe del centro también señala que la estratégica utilización de rehenes por parte de Hamás agrega una significativa complicación al conflicto.
Daphné Richemond-Barak, experta de la Universidad Reichman en Israel, explica que las condiciones dentro de los túneles anulan muchas de las ventajas tecnológicas militares. Los soldados israelíes podrían enfrentarse a combates claustrofóbicos, riesgos de emboscadas y la posibilidad de explosiones accidentales que podrían ser fatales tanto para rehenes como para militares. A pesar de estos riesgos, subraya la necesidad de destruir los túneles para cumplir los objetivos militares de Israel. En palabras de Richemond-Barak: “Hay un trabajo que hay que hacer y se hará ahora”.