La inteligencia militar que incrimina a 12 miembros del personal de la UNRWA de participar en el ataque terrorista del 7 de octubre al parecer llegó a funcionarios de EE. UU. sin el conocimiento de la dirección de la FDI.
Amir Weissbrod, director general adjunto del Ministerio de Asuntos Exteriores, presentó la información al jefe de la UNRWA, Philippe Lazzarini, durante una reunión celebrada el 18 de enero, informa The New York Times.
Al considerar creíble la información, Lazzarini voló a Nueva York para reunirse con el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, antes de proceder a despedir a muchos de los empleados implicados.
El 24 de enero, la UNRWA puso al corriente a funcionarios de EE. UU. de lo que estaba ocurriendo, lo que llevó a Washington a ponerse en contacto con Jerusalén para obtener más información sobre el asunto.
La petición pilló completamente desprevenidos a los líderes militares, que no sabían cómo había llegado la información a EE. UU. Las FDI iniciaron una investigación interna para determinar cómo se había filtrado la información.
Según el informe, a la dirección de estrategia de Las FDI le preocupaba que las afirmaciones se hubieran difundido sin una estrategia adecuada.
El anuncio de la UNRWA, así como los posteriores de EE. UU. y de una docena de países, que anunciaron la suspensión de su financiación a la agencia de la ONU para los refugiados palestinos, cogió desprevenidos a muchos militares y funcionarios del gobierno, incluido el Ministerio de Asuntos Exteriores.
La UNRWA lleva mucho tiempo en el punto de mira de Israel, que alega que está infiltrada y controlada por Hamás, que sus instalaciones se utilizan para actividades terroristas, que su sistema educativo incita contra Israel y que perpetúa la crisis de los refugiados.
Sin embargo, un alto funcionario israelí que informó a The Times of Israel a principios de esta semana aclaró que Jerusalén no apoya la disolución inmediata de la agencia porque es la principal organización que proporciona ayuda humanitaria en Gaza, evitando una crisis humanitaria que obligaría a las FDI a detener sus operaciones contra Hamás.