Las restricciones en el acceso a la mezquita de Al-Aqsa y la crisis en Gaza aumentan la preocupación por posibles enfrentamientos durante el próximo mes musulmán.
Palestinos denuncian restricciones en la mezquita de Al-Aqsa
Cada año, Rahma Ali, periodista palestina de 32 años, participa en las oraciones del Ramadán en la mezquita de Al-Aqsa en Jerusalén. Sin embargo, en 2023, tras el ataque de Hamás el 7 de octubre y la posterior guerra en Gaza, se le negó la entrada por primera vez.
“Vieron que yo era de Shuafat y no me dejaron entrar. Nunca había pasado antes”, recuerda Ali, residente del campo de refugiados de Shuafat. Para ella, el Ramadán anterior fue sombrío: “Fue muy triste por la guerra, sobre todo por lo que pasaba en Gaza. Nadie celebraba”.
Ahora, con un alto el fuego en vigor, Ali espera un ambiente menos tenso. “Las cosas están más tranquilas en Jerusalén desde que comenzó el alto el fuego. No es como hace unos meses. Muchos negocios han reabierto y la situación parece más normal”, comenta.
Sin embargo, el Ramadán ha sido históricamente un periodo de tensión entre palestinos e israelíes. En 2021, las confrontaciones derivaron en una guerra entre Israel y Hamás, conocida como la Operación Guardián de los Muros. Este año, con el inicio del Ramadán previsto para el viernes al atardecer, crecen los temores de nuevos enfrentamientos.
Preocupación por el aumento de la tensión en Jerusalén
Nivine, activista palestino por la paz en el barrio de Shuafat en el Este de Jerusalén, advierte sobre un ambiente más tenso que en años anteriores. “El año pasado aún había algo de esperanza, pero ahora no. La crisis económica es grave, la guerra en Judea y Samaria sigue y las muertes en Gaza nos han dejado agotados. Hay mucha ira y sensación de impotencia”, afirma.
Factores como la operación militar israelí en Judea y Samaria, el deterioro económico y la falta de confianza en los líderes nacionales e internacionales generan un escenario propicio para una escalada.
Factores que podrían agravar la guerra en Ramadán
- Las restricciones israelíes al acceso de palestinos a la mezquita de Al-Aqsa.
- La operación militar en curso en Judea y Samaria.
- El deterioro económico y la desconfianza en una solución política.
- La posible declaración de Donald Trump sobre la anexión parcial o total de Judea y Samaria.
- El llamado de Hamás a resistir las restricciones israelíes en Al-Aqsa.
El analista Michael Milshtein, del Centro Moshe Dayan de la Universidad de Tel Aviv, advierte que la situación podría empeorar si hay incidentes en el Monte del Templo. “Me preocupa que estemos cerca de un punto de implosión. Un suceso en el Monte del Templo podría desencadenarlo”, señala.
Israel planea restricciones en Al-Aqsa por seguridad
Históricamente, cualquier alteración en el acceso al Monte del Templo ha generado protestas y enfrentamientos. Según el Canal 12, los servicios de seguridad israelíes recomendaron que, durante el Ramadán, solo puedan ingresar a la mezquita de Al-Aqsa hombres mayores de 55 años, mujeres mayores de 50 y niños menores de 12, con un máximo de 10.000 fieles en las oraciones de los viernes.
El gobierno aún no ha aprobado estas restricciones. Sin embargo, Hamás ya reaccionó con un llamado en Telegram a los musulmanes palestinos de Judea y Samaria, Jerusalén Este y los árabes israelíes para acudir en masa al Monte del Templo y “resistir por cualquier medio” los intentos israelíes de restringir su acceso.
Por su parte, la Policía de Israel espera una gran afluencia de fieles en la Ciudad Vieja, el Monte del Templo y otros lugares sagrados. Aunque no confirmó las restricciones, informó que desplegará refuerzos adicionales en estas zonas y en las rutas de acceso.
Líderes religiosos critican las restricciones
Nivine considera que las limitaciones de acceso y la presencia policial reforzada podrían aumentar las tensiones. “Es como echar aceite al fuego. Cuando hay violencia en la ciudad, suele estar relacionada con Al-Aqsa. Limitar el número de fieles es buscar problemas”, advierte.
El profesor Mustafa Abu Sway, miembro del consejo islámico del Waqf, sostiene que las medidas de Israel violan la libertad de culto y alteran el statu quo de los lugares sagrados. Según Abu Sway, cualquier intento de modificar el acceso a Al-Aqsa podría provocar una reacción violenta.
Ante un escenario de creciente tensión, la comunidad internacional sigue de cerca la situación en Jerusalén. Con el Ramadán a punto de comenzar, el temor a una escalada sigue latente.
El Waqf denuncia violaciones al control sobre Al-Aqsa
El Waqf, administrado por Jordania, es la entidad encargada de la gestión de los lugares islámicos en Jerusalén, incluyendo el Haram al-Sharif, donde se ubica la mezquita de Al-Aqsa. Aunque Israel tomó control de Jerusalén Este en la Guerra de los Seis Días en 1967, decidió mantener la administración jordana sobre estos sitios.
“El Waqf administra el interior de la mezquita de Al-Aqsa, mientras que Israel controla el exterior”, explica Mustafa Abu Sway, decano de la Facultad de Estudios Islámicos de la Universidad Al-Quds. Sin embargo, acusa a Israel de violar este acuerdo al restringir el acceso de los fieles, especialmente durante el Ramadán.
Según Abu Sway, las restricciones afectan sobre todo a los jóvenes, a quienes se les impide el ingreso sin incidentes previos que lo justifiquen. A pesar de ello, afirma que el Waqf sigue con los preparativos habituales para el Ramadán, incluyendo equipos médicos, instalaciones para la ablución y sesiones de estudio para los fieles.
Ramadán: una festividad marcada por miedo y tensiones
Para los palestinos, el Ramadán es un mes islámico, pero para muchos israelíes se asocia con un aumento de la violencia. “Todo lo que queremos es que nos dejen orar y ayunar”, señala Nivine, activista palestino en el Este de Jerusalén.
El general de brigada Yossi Kuperwasser, del Instituto de Estrategia y Seguridad de Jerusalén, advierte que el actual alto el fuego podría interpretarse como una victoria de Hamás, lo que aumentaría la posibilidad de disturbios. “Tenemos que estar preparados para una escalada”, resalta.
Factores que agravan la tensión durante el Ramadán
- Las restricciones impuestas por Israel en Al-Aqsa.
- La crisis económica en Judea y Samaria.
- La falta de confianza en el liderazgo político de ambas partes.
- El impacto del alto el fuego, percibido por algunos palestinos como un logro de Hamás.
- El riesgo de incidentes en el Monte del Templo, que podrían desencadenar violencia.
Para Michael Milshtein, analista del Centro Moshe Dayan, este será “uno de los Ramadán más tensos en años”. Advierte que la situación en Jerusalén y Judea y Samaria es altamente inestable y propensa a disturbios.
La ofensiva israelí en Judea y Samaria y su impacto en la región
La actual ofensiva de Israel en Judea y Samaria, denominada Operación Muro de Hierro, se lanzó en respuesta a una serie de ataques terroristas palestinos que han causado la muerte de 48 personas en Israel y en la región. Desde su inicio el 21 de enero, la operación ha incluido el despliegue de tanques por primera vez en dos décadas.
Según el ejército israelí, más de 60 terroristas palestinos han sido abatidos y más de 210 sospechosos han sido arrestados. Además, el ministro de Defensa, Israel Katz, informó que 40.000 palestinos han sido evacuados de campos de refugiados en Judea y Samaria.
Desde el 7 de octubre de 2023, las fuerzas israelíes han arrestado a 6.000 palestinos, incluidos más de 2.350 vinculados a Hamás. El Ministerio de Salud de la Autoridad Palestina reporta más de 900 palestinos muertos en Judea y Samaria en este periodo, aunque el ejército israelí sostiene que la mayoría eran combatientes o manifestantes violentos.
Impacto económico y la creciente desesperación en Judea y Samaria
Además de la violencia, la crisis económica en Judea y Samaria se ha agravado. El desempleo ha aumentado del 12 % previo a la guerra a más del 30 %. Unas 300.000 personas han perdido sus empleos, más de la mitad de ellas trabajaban en Israel.
Actualmente, solo entre 20.000 y 25.000 palestinos tienen permiso para trabajar en Israel, principalmente en asentamientos. Milshtein señala que el ejército israelí ha recomendado aumentar el número de permisos de trabajo para reducir el riesgo de violencia, pero el gobierno se muestra reacio a hacer concesiones.
Para Nivine, la falta de introspección en ambas comunidades solo agrava la guerra. “A veces es bueno sostener un espejo y analizar qué hacemos para provocar al otro lado”, reflexiona. Sin embargo, reconoce que la alienación entre palestinos e israelíes se ha profundizado desde el 7 de octubre.
“Antes, parecía que Jerusalén se dirigía hacia una convivencia compartida. Ahora, todo se ha roto en los últimos 16 meses”, concluye.