A pesar de su presentación en 2021 como una alternativa asequible al F-35, el Su-75 aún no ha realizado su primer vuelo. Retrasos, falta de financiamiento y sanciones afectan su desarrollo.
El Su-75 fue anunciado como un caza asequible y competitivo
En julio de 2021, la Oficina de Diseño Sukhoi presentó el Su-75 “Checkmate” en la feria aeronáutica MAKS en Zhukovsky. El evento contó con la presencia del presidente Vladimir Putin. Sukhoi promocionó el avión como una opción táctica ligera, con un precio accesible en comparación con el F-35 Lightning II de Lockheed Martin, el JAS-39 Gripen de Saab y el Shenyang FC-31 chino.
El conglomerado estatal Rostec estimó que se producirían 300 unidades en 15 años y aseguró que ya se fabricaban prototipos en la planta de Komsomolsk-on-Amur, donde también se ensambla el Su-57 “Felon”. Sin embargo, a más de tres años de su presentación y con marzo de 2025 en el horizonte, el caza sigue sin realizar su primer vuelo.
Los retrasos han afectado el cronograma de desarrollo
En junio de 2023, el ministro de Industria y Comercio ruso, Denis Manturov, informó que el primer vuelo del Su-75, originalmente programado para 2023, se postergaría hasta 2024 debido a ajustes en el diseño. Según el funcionario, la modularidad del avión y el uso de tecnologías digitales minimizarían el impacto del retraso.
No obstante, con marzo de 2025 en curso, no hay pruebas de que el vuelo inaugural haya ocurrido. Las expectativas de realizar pruebas en 2024 se han desvanecido, y las estimaciones más recientes de United Aircraft Corporation (UAC) sitúan el primer vuelo para finales de 2025. Las entregas iniciales no se esperan antes de 2026 o 2027.
Modificaciones de diseño han complicado el desarrollo
El Su-75 se presentó como un caza de quinta generación con capacidad furtiva, bahías internas de armas y recubrimiento absorbente de radar para reducir su sección transversal (RCS). Sin embargo, informes de Aviation Week en 2023 revelaron cambios sustanciales respecto al diseño original.
Las modificaciones incluyen flaperones agrandados, una sección de cola rediseñada y extensiones de raíz alar más largas. Además, aunque el avión adoptó paneles alares derivados del Su-57, estas modificaciones evidencian problemas en el diseño inicial. Lejos de acelerar el programa, estos ajustes han extendido los plazos y aumentado los costos.
Aspectos clave sobre el retraso del Su-75 “Checkmate”
- Primer vuelo postergado: Inicialmente previsto para 2023, luego para 2024 y ahora estimado para finales de 2025.
- Falta de clientes asegurados: A pesar de negociaciones con Emiratos Árabes Unidos e India, no hay pedidos confirmados.
- Impacto de las sanciones: Restricciones tecnológicas han afectado la producción de componentes clave.
- Revisiones de diseño: Cambios en la estructura y aerodinámica han complicado el desarrollo.
- Dependencia de financiamiento externo: Sin inversión extranjera, el proyecto enfrenta dificultades económicas.
Rusia no ha logrado asegurar compradores ni socios
Desde el inicio del programa, Rusia ha buscado apoyo financiero externo para el desarrollo del Su-75. Sukhoi trabaja en el proyecto “a riesgo propio” sin pedidos firmes, lo que ha complicado su avance.
En 2021, Rostec intentó concretar una coproducción con Emiratos Árabes Unidos, pero las negociaciones fracasaron en menos de un año. En 2023, Moscú ofreció a India derechos de producción local durante el evento Aero India, pero Nueva Delhi mostró cautela, recordando su salida del programa Su-57 en 2018 por diferencias en costos y tecnología.
Se han mencionado países como Vietnam o Nigeria como posibles clientes, pero hasta ahora no hay contratos firmados. La falta de una base financiera sólida limita el desarrollo del caza y su posible producción en serie.
Las sanciones económicas han afectado el programa
La invasión de Ucrania en febrero de 2022 generó sanciones internacionales que impactaron la industria aeroespacial rusa. La falta de acceso a semiconductores, maquinaria de precisión y otros componentes clave ha ralentizado proyectos como el Su-57, que apenas ha alcanzado una producción de una docena de unidades operativas hasta 2025.
El Su-75, que comparte aviónica y elementos estructurales con el Su-57, enfrenta los mismos problemas de suministro. Además, la guerra ha priorizado recursos para la fabricación de drones y municiones, relegando programas como el “Checkmate” a un segundo plano.
Dudas sobre su rendimiento y características
A pesar de su promoción como un caza avanzado con radar AESA, arquitectura abierta y capacidades furtivas, analistas cuestionan su clasificación como un avión de quinta generación. Expertos como John V. Parachini lo han descrito como “vaporware”, un producto anunciado sin sustancia real.
Sus especificaciones incluyen una velocidad de Mach 1.8, un alcance de 3,000 km y una capacidad de carga de 7,400 kg. Sin embargo, sin prototipos voladores ni pruebas verificadas, estos datos carecen de validación. Además, el motor Saturn Izdeliye 30, clave para su desempeño, sigue en fase de desarrollo.
El Su-75 “Checkmate” fue presentado como una alternativa económica y eficaz en el mercado de cazas furtivos, con un costo estimado de 25-30 millones de dólares por unidad, significativamente menor que los 80-100 millones del F-35. Sin embargo, los retrasos constantes, la falta de financiamiento, las sanciones y las dudas sobre su capacidad real han convertido el proyecto en un símbolo de las dificultades de la industria militar rusa.
Hasta marzo de 2025, el Su-75 sigue siendo un modelo en exhibición y renders digitales, mientras la guerra en Ucrania sigue absorbiendo recursos y debilitando la imagen tecnológica de Rusia. Lejos de representar un “jaque mate” para Occidente, el caza se encuentra estancado en una crisis de desarrollo sin solución clara.