El XF-108 Rapier prometía cazar bombarderos soviéticos desde Mach 3, pero fue cancelado en 1959 por sus altos costos y prioridades cambiantes.
La Fuerza Aérea impulsó el desarrollo de un interceptor estratégico
Durante los años más tensos de la Guerra Fría, la Fuerza Aérea de Estados Unidos buscó frenar la amenaza de los bombarderos soviéticos capaces de alcanzar su territorio. En 1957, contrató a North American Aviation para desarrollar el XF-108 Rapier, un interceptor de alta velocidad destinado a eliminar a estos aviones antes de que completaran su misión.
El nuevo avión, que debía superar Mach 3 y portar misiles de largo alcance, pretendía ser la primera línea de defensa aérea de Estados Unidos. Aunque su diseño nunca superó la etapa de prototipos, concentró algunas de las tecnologías más avanzadas de la época.
Para enfrentar incursiones a través del Ártico, la USAF inició en 1955 el programa Long-Range Interceptor (LRI), solicitando un avión capaz de operar a gran altitud y distancia. North American presentó una propuesta ambiciosa con un fuselaje de 89 pies de largo y motores capaces de generar 34,000 libras de empuje cada uno.
Gracias a sus especificaciones, el XF-108 habría alcanzado los 80,000 pies de altitud y más de 2,300 millas por hora. Estas cifras lo convertían en uno de los interceptores más rápidos jamás proyectados, ideal para enfrentar amenazas desde el espacio aéreo ártico.
El armamento del Rapier ofrecía ventajas sin precedentes
En lugar de emplear armamento convencional, el XF-108 incorporó un sistema de misiles Hughes GAR-9 Falcon, con capacidad nuclear o convencional, montados en un lanzador rotatorio interno. Esta solución evitaba comprometer la aerodinámica del avión al disparar.
Los misiles alcanzaban velocidades de Mach 6 y un rango efectivo de 115 millas, lo que representaba un salto en la capacidad de combate aire-aire. Estos cohetes serían guiados por el radar pulse-Doppler AN/ASG-18, el primero de su tipo en la aviación estadounidense.
El lanzador rotatorio, oculto en la bahía ventral del avión, permitía disparos consecutivos y rápidos sin exponer componentes sensibles al flujo de aire. Según informes de la época, esta disposición era pionera entre los cazas de interceptación.
Gracias a estos avances, el Rapier habría sido capaz de neutralizar formaciones de bombarderos soviéticos antes de que se acercaran a sus objetivos, ampliando de forma considerable el perímetro defensivo de Estados Unidos.
Características técnicas destacadas del XF-108 Rapier
- Diseñado por North American Aviation como parte del programa Long-Range Interceptor.
- Velocidad proyectada de más de Mach 3 y altitud operativa de hasta 80,000 pies.
- Armado con tres misiles GAR-9 Falcon alojados en un lanzador rotatorio interno.
- Radar pulse-Doppler AN/ASG-18, pionero en su clase, desarrollado por Hughes.
- Propulsado por dos motores J93-GE-3, con postquemador y 34,000 libras de empuje cada uno.
El programa se canceló por razones económicas y estratégicas
En 1959, apenas dos años después de su aprobación, la USAF canceló el desarrollo del XF-108. El proyecto ya había consumido $141 millones (ajustados a $1.4 mil millones en 2025), y se estimaba que producir 100 unidades costaría más de $3,700 millones.
Las restricciones presupuestarias del Pentágono, sumadas a un cambio en la naturaleza de las amenazas estratégicas, motivaron esta decisión. La aparición de misiles ICBM soviéticos como el R-7 Semyorka desplazó la necesidad de interceptores de largo alcance.
Además, los misiles antiaéreos soviéticos avanzaron rápidamente. El S-75 Dvina, que derribó un avión U-2 en 1960, cuestionaba la viabilidad del Rapier en un entorno disputado. Esta situación contribuyó a que se descartara el proyecto antes de que se construyera un prototipo funcional.
A pesar de la cancelación, parte de su tecnología se trasladó al A-5 Vigilante, un bombardero supersónico que heredó tanto los motores J93 como aspectos del diseño aerodinámico original del XF-108.
Informes revelaron que la amenaza soviética estaba sobreestimada
Estudios de inteligencia desclasificados en los años 70 confirmaron que la URSS había exagerado su flota de bombarderos, generando lo que se conoció como la “brecha de bombarderos”. Los temidos Tu-95 y M-4 eran menos numerosos de lo que se creía inicialmente.
Este hallazgo redujo la justificación para desarrollar interceptores como el Rapier. Paralelamente, la introducción de misiles defensivos como el Nike-Hercules ofrecía alternativas más rentables y versátiles para proteger el espacio aéreo.
Con la supremacía de los ICBM en la doctrina nuclear soviética, el enfoque estratégico se desplazó hacia sistemas más eficaces y adaptables. La cancelación del XF-108 respondió a esta evolución en las prioridades de defensa.
Si bien el Rapier no se materializó, su desarrollo reflejó la rapidez con que la tecnología y las amenazas podían cambiar el curso de los programas militares en plena Guerra Fría.
El legado del Rapier perdura en la aviación militar moderna
La tecnología desarrollada para el XF-108 dejó una huella significativa. El radar AN/ASG-18, por ejemplo, inspiró sistemas posteriores como el AN/APG-63 del F-15 Eagle, gracias a su capacidad de detección a largo alcance.
El misil GAR-9 evolucionó al AIM-47 Falcon, probado con éxito en el programa YF-12, un derivado del SR-71. Este misil, a su vez, sentó las bases del AIM-54 Phoenix, usado por el F-14 Tomcat, según informes de The Drive.
También el concepto del lanzador rotatorio interno encontró aplicación en cazas como el F-22 Raptor, que puede mantener el sigilo mientras despliega su armamento desde compartimentos internos, de acuerdo con Breaking Defense.
Estas innovaciones tecnológicas confirman que, aunque el XF-108 no despegó, sus aportes fueron clave en la evolución de los sistemas de defensa aérea que sí entraron en servicio activo en décadas posteriores.