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El X-13 demostró que un jet podía despegar en vertical

7 de abril de 2025
El Ryan X-13 Vertijet ayudó a crear la versión especial del F-35

Ryan X-13 Vertijet

Ryan Aeronautical desarrolló el X-13 Vertijet, primer caza capaz de despegar y aterrizar verticalmente con éxito, aunque sin avanzar más allá de su fase experimental.

Ryan propone un caza caza VTOL en plena Guerra Fría

El X-13 Vertijet, concebido en los años 50 por Ryan Aeronautical, surgió como respuesta a la necesidad de cazas capaces de operar sin pistas en un contexto de amenaza nuclear. Este avión experimental de despegue y aterrizaje vertical (VTOL) buscaba funcionar desde plataformas limitadas, como barcos o submarinos, evitando la vulnerabilidad de bases aéreas tradicionales. El diseño “tail-sitter” proponía despegar con el morro apuntando al cielo y aterrizar de forma vertical con la cola apoyada.

El programa comenzó con el respaldo de la Marina en 1947, aunque fue la Fuerza Aérea de EE. UU. quien retomó el proyecto en 1954, financiando la construcción de dos prototipos designados como X-13 Vertijet. Ryan se inspiró en el FR-1 Fireball para abordar la propulsión y la maniobrabilidad necesarias. Los primeros ensayos utilizaron plataformas remotas entre 1947 y 1950, y el primer prototipo volador se completó en 1951.

El interés de la USAF radicaba en demostrar la viabilidad táctica de un caza VTOL dispersable que pudiera operar sin depender de infraestructura fija, anticipándose a ataques aéreos masivos en un eventual conflicto con la URSS.

Datos técnicos clave del Ryan X-13 Vertijet

  • Longitud: 7.14 metros / Envergadura: 6.4 metros.
  • Peso máximo al despegue: 3,265 kg / Empuje: 44 kN con motor Rolls-Royce Avon RA.28.
  • Velocidad máxima: 563 km/h / Techo de servicio: 6,100 metros.
  • Radio de acción: 309 km.
  • Control VTOL: boquilla vectorial y Cazas de aire comprimido en las alas.
Ryan X-13 Vertijet

El X-13 logra vuelo vertical completo desde plataforma móvil

El primer vuelo del X-13 se llevó a cabo el 10 de diciembre de 1955 en la Base Aérea Edwards, inicialmente en modo convencional. El piloto Pete Girard detectó inestabilidad, que fue corregida con amortiguadores de guiñada y alabeo. Posteriormente, el tren de aterrizaje fue sustituido por un marco vertical móvil con gancho retráctil, acoplado a un tráiler especializado.

El 28 de mayo de 1956, el X-13 ejecutó su primer despegue vertical desde el suelo. Pero el hito definitivo ocurrió el 11 de abril de 1957, cuando el segundo prototipo completó todo el ciclo VTOL: despegue vertical, transición a vuelo horizontal y aterrizaje vertical controlado sobre el tráiler, enganchándose con precisión al cable de recuperación.

El sistema utilizaba un motor caza sin postcombustión alimentado con combustible JP-4. El control se lograba con una combinación de empuje vectorial y Cazas de aire comprimido, compensando la ausencia de superficies de control convencionales durante el estacionamiento.

Demostraciones públicas y evaluación técnica de la USAF

Durante las pruebas, el X-13 demostró estabilidad aceptable y un sistema de control que integraba sin sobresaltos el modo VTOL y el vuelo horizontal. Los retos técnicos se centraron en la complejidad de la transición entre modos de vuelo y la limitada visibilidad hacia abajo del piloto, especialmente durante la fase de aterrizaje.

En julio de 1957, el segundo prototipo realizó una demostración frente al Pentágono, aterrizando verticalmente ante más de 3.000 oficiales y periodistas tras cruzar el río Potomac. El evento evidenció su potencial como avión táctico independiente de infraestructuras y fue considerado un éxito en términos de ingeniería experimental.

Comparado con otros tail-sitters como el Convair XFY-1 Pogo o el Lockheed XFV-1, el X-13 sobresalió al utilizar propulsión a reacción pura y lograr una transición fluida entre vertical y horizontal, marcando un punto de referencia técnico en la década de 1950.

Ryan X-13 Vertijet

Limitaciones del diseño impidieron su evolución operativa

A pesar del éxito experimental, el X-13 enfrentó limitaciones tácticas evidentes. La posición inclinada del piloto complicaba las operaciones, mientras que su capacidad de carga y velocidad eran insuficientes para misiones de combate. Las dificultades inherentes al aterrizaje vertical en condiciones adversas representaban riesgos operacionales importantes.

El último vuelo se realizó el 30 de septiembre de 1957. La USAF canceló el programa al no justificar su producción en serie frente a otras tecnologías emergentes como el Harrier, que ofrecía capacidades VTOL con mayor operatividad.

Ambos prototipos fueron preservados: el primero se exhibe en San Diego y el segundo en el Museo Nacional de la Fuerza Aérea de EE. UU. en Dayton, Ohio. Aunque no evolucionó a sistema militar, el X-13 anticipó conceptos clave aplicados en vehículos modernos de aterrizaje vertical, incluidos cohetes reutilizables actuales.

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