Altos mandos navales confirmaron que los CCA podrán compartirse con la Fuerza Aérea, tras aplicar lecciones del dron cisterna MQ-25.
La Marina desarrolla CCA con base en el MQ-25 y junto a la USAF
La Marina de Estados Unidos trabaja para incorporar aviones no tripulados de combate colaborativo (CCA) como parte de su flota táctica, de forma paralela a la Fuerza Aérea. Ambos servicios impulsan programas y adquisiciones por separado, pero oficiales navales señalaron que hay coordinación con la USAF para alinear plataformas que puedan interoperar o incluso compartirse en el futuro.
El contralmirante Michael “Buzz” Donnelly, director de guerra aérea de la Marina, indicó que los futuros CCA no serán idénticos a los de la Fuerza Aérea, aunque compartirán arquitectura, estaciones de control y sistemas de planificación de misión. Esto permitiría que las plataformas resulten intercambiables entre ambos servicios. Agregó que la Marina realiza gran parte de este desarrollo fuera del dominio público.
El MQ-25 Stingray, un dron cisterna, encabeza el esfuerzo actual de la Armada. Sus operaciones en portaaviones permitirán identificar obstáculos técnicos antes de introducir drones de combate. Según Donnelly, los aprendizajes del MQ-25 ayudarán a enfrentar desafíos únicos del entorno naval y facilitarán el desarrollo de capacidades futuras.
Mientras la Fuerza Aérea ya presentó dos prototipos designados como YFQ-42 de General Atomics y YFQ-44 de Anduril, la Armada todavía debe seleccionar al fabricante de su propio caza de sexta generación, el F/A-XX. Donnelly confirmó que la Marina busca aprovechar la experiencia de la USAF antes de integrar estas tecnologías en condiciones complejas como las operaciones en portaaviones.
Datos clave sobre el uso conjunto de CCA entre Marina y Fuerza Aérea
- Los CCA de la Marina y la USAF compartirán arquitectura y estaciones de control.
- El MQ-25 Stingray servirá como base para integrar drones en portaaviones.
- Los modelos de la Fuerza Aérea son el YFQ-42 y el YFQ-44.
- El MQ-25 puede transferir 14.000 libras de combustible a 500 millas del portaaviones.
- La Marina colabora con la USAF y el Cuerpo de Marines en el desarrollo de CCA.
El MQ-25 prepara a la Marina para operaciones no tripuladas en portaaviones
Desde la perspectiva de la Armada, la inclusión del MQ-25 en las tareas operativas será clave para futuras misiones con aviones no tripulados. Donnelly detalló que comprender cómo el MQ-25 se adapta al entorno marítimo ayudará a definir los parámetros para operar drones en portaaviones, donde las condiciones son más exigentes que en pistas terrestres.
En 2018, Boeing recibió un contrato de 804 millones de dólares para desarrollar el MQ-25. Este dron podrá suministrar combustible a aviones como el F/A-18 Super Hornet y el F-35, a más de 800 kilómetros del portaaviones, incluso en espacios aéreos disputados. Se espera que realice su primer vuelo antes de finalizar 2025.
Dan Gillian, de Boeing, aseguró que “cuando volemos este avión a finales de este año, será el avión no tripulado más seguro que jamás hayamos producido”. Por su parte, el contralmirante Doug “V8” Verissimo afirmó que es urgente entregar el MQ-25 a las tripulaciones navales para comenzar a integrarlo a las operaciones rutinarias.
Verissimo subrayó que esta incorporación debe permitir enfrentar obstáculos, generar nuevas oportunidades y expandir las capacidades del MQ-25 y otros sistemas aéreos, tanto tripulados como no tripulados.
La interoperabilidad busca fortalecer capacidades aéreas conjuntas
Según Donnelly, el MQ-25 definirá un estándar técnico para los drones futuros de la Armada. La experiencia acumulada se compartirá con el Cuerpo de Marines y la Fuerza Aérea, lo que facilitará la adaptación conjunta a entornos operativos exigentes. El objetivo es que el MQ-25 sirva como puente entre el desarrollo terrestre y las misiones navales complejas.
Para la Marina, el primer gran reto será integrar el MQ-25 en la logística de vuelo sobre portaaviones. Donnelly explicó que, a diferencia de pistas terrestres, las operaciones navales enfrentan limitaciones de combustible, condiciones meteorológicas y secuencias precisas de aterrizaje, lo que complica la introducción de vehículos no tripulados.
El contralmirante afirmó que “todos los vuelos dentro y fuera del portaaviones, desde un punto de vista básico, son críticos para el combustible”, y que esa dinámica hace que el control y la secuencia de aterrizajes exijan precisión absoluta, especialmente cuando se trata de sistemas autónomos.
En comparación con misiones de combate, Donnelly cree que los procedimientos de aterrizaje y despegue en portaaviones presentan mayores dificultades para el MQ-25. Superarlas proporcionará experiencia esencial para acelerar el desarrollo y despliegue de otras plataformas no tripuladas.
Colaboración entre servicios militares impulsa desarrollo de CCA
El desarrollo del CCA es parte de un acuerdo conjunto entre la Marina, la Fuerza Aérea y el Cuerpo de Marines, según Donnelly. Esta colaboración se enfoca en aspectos diversos, algunos de ellos no vinculados directamente con el vehículo aéreo, como los sistemas de control y la integración operativa.
Durante un panel sobre aviación naval en la conferencia Sea-Air-Space, funcionarios navales e industriales discutieron cómo el MQ-25 será clave para introducir tecnología no tripulada en portaaviones. Esa experiencia se aplicará posteriormente a drones de combate más avanzados.
El uso compartido de CCA entre servicios permitiría reducir duplicaciones de desarrollo, optimizar recursos y garantizar la interoperabilidad en escenarios de combate conjuntos. Donnelly indicó que la Marina prefiere observar primero los avances de la Fuerza Aérea antes de trasladar la tecnología a un entorno marítimo.
“Queremos entender los conceptos básicos que la Fuerza Aérea está introduciendo, y luego podemos hacer que sea capaz de ser embarcado”, dijo Donnelly tras el panel. La Marina busca que sus decisiones se fundamenten en los progresos logrados por otros servicios.