Promai demanda a su exdirector Erez Ben-Eshay por fraude y uso de IA para fabricar contratos falsos con empresas internacionales.
Promai acusa a su exCEO de fraude por uso indebido de inteligencia artificial
La empresa tecnológica Promai, con sede en Tel Aviv, presentó una demanda contra su ex director ejecutivo, Erez Ben-Eshay, por un monto de 10 millones de shekels (aproximadamente 2.7 millones de dólares). La denuncia, ingresada el 20 de abril de 2025 en el Tribunal de Distrito de Tel Aviv, lo responsabiliza de haber cometido fraude y falsificación documental mediante el uso de ChatGPT, una herramienta de inteligencia artificial. La compañía afirma que Ben-Eshay se hizo pasar por oficial de la Fuerza Aérea Israelí y fabricó contratos con corporaciones como Boeing, Tesla y Medtronic, lo que generó inversiones millonarias para productos que nunca fueron solicitados.
La detección del supuesto engaño surgió cuando Promai intentó iniciar una nueva ronda de financiación. Los potenciales inversores exigieron validar los acuerdos comerciales, lo que llevó a la contratación de la firma investigadora Wizman-Yaar. El informe entregado reveló que Ben-Eshay habría utilizado ChatGPT para crear contratos falsos y comunicaciones con empresas como Lockheed Martin y Airbus. Además, se le acusa de fabricar documentos que incluían sellos corporativos, firmas falsificadas y actas de reuniones con entidades gubernamentales estadounidenses.
Datos clave del caso de Promai contra su exCEO por fraude con IA
- Demanda por 10 millones de shekels presentada en el Tribunal de Tel Aviv el 20 de abril de 2025.
- ChatGPT habría sido usado para generar documentos falsos.
- Se mencionan contratos simulados con Boeing, Tesla, Medtronic, Lockheed Martin y Airbus.
- Wizman-Yaar detectó la falsificación durante una auditoría para una ronda de inversión.
- Promai habría perdido cerca de 20 millones de shekels por el engaño.
Las investigaciones también indicaron que durante más de un año, Promai fabricó productos dirigidos a clientes inexistentes. Esta situación implicó el uso indebido de fondos que debieron destinarse al desarrollo de soluciones para clientes reales. El informe asegura que Ben-Eshay forjó incluso protocolos con la Administración Federal de Aviación de EE. UU. y solicitudes del Departamento de Adquisiciones de Defensa de EE. UU., afectando gravemente las finanzas de la empresa.
La compañía fue fundada en 2022 por la Dra. Dina Goren-Bar, especialista en inteligencia artificial, quien mantenía además una relación sentimental con el acusado. La tecnología de Promai, llamada WizSuite, busca optimizar la manufactura mediante IA y ha sido reconocida en programas como el acelerador de Amazon Web Services (AWS). Desde su creación, la empresa ha recaudado 7 millones de dólares y cuenta con 40 empleados.
Ben-Eshay asumió el rol de CEO tras ganar la confianza de la fundadora, recibiendo el 12% de las acciones. Según la demanda, mintió sobre su historial militar, presentándose como piloto de pruebas y oficial de reserva, y además ocultó que estaba casado con otra mujer mientras mantenía una relación con Goren-Bar. Promai afirma que también tergiversó razones de ausencia vinculándolas a falsas misiones militares.
La defensa niega las acusaciones y afirma que son inventadas
Los abogados de Promai, David Fohrer y Limor Levy, explicaron que el proceso judicial se inició tras recibir el reporte de la investigación privada. Señalaron que la empresa está decidida a tomar todas las acciones legales necesarias para recuperar los daños ocasionados. En tanto, los representantes legales de Ben-Eshay, Ariel Shmul y Avital Kidron, rechazaron las acusaciones y calificaron el caso como una fabricación total, declarando que su cliente actuó legalmente durante su gestión como director ejecutivo.
La defensa también sostuvo que Ben-Eshay habría sido afectado personalmente y en su economía por las acciones de otros individuos dentro de Promai. Afirmaron que la situación podría tratarse de una disputa empresarial en la que él no tiene responsabilidad directa. Hasta el momento, el tribunal no ha emitido resoluciones sobre el fondo del caso.
Este proceso legal se suma a otros episodios recientes de fraude en el ecosistema tecnológico israelí. Casos como el de Lee Elbaz en 2019 y Shlomo Erez en 2024 reflejan problemas de verificación y gestión en startups. Ambos fueron condenados en Estados Unidos por esquemas de fraude que sumaron más de 180 millones de dólares.
Israel, reconocido como “Startup Nation”, contaba con más de 6,000 startups activas en 2023 y una recaudación de 8,000 millones de dólares en capital de riesgo, según la Israel Innovation Authority. Aunque empresas como Promai buscan transformar industrias mediante la IA, estos incidentes evidencian la necesidad de medidas más estrictas para asegurar la integridad en el sector.
El uso de IA en fraudes plantea nuevos desafíos para las startups
El caso de Promai resalta los peligros de confiar en documentos generados con inteligencia artificial. La demanda resalta que herramientas como ChatGPT pueden facilitar la creación de contratos y comunicaciones falsas con alto nivel de detalle, lo que representa una amenaza para la verificación de información en etapas críticas de inversión.
Este proceso legal también revela la importancia de realizar controles exhaustivos sobre los antecedentes y actividades de los directivos, especialmente en empresas emergentes que dependen de la confianza de sus inversores. Promai espera que el desarrollo del juicio permita esclarecer las acciones de Ben-Eshay y el impacto total de sus decisiones durante su tiempo como director ejecutivo.
A medida que el caso avanza en el sistema judicial de Tel Aviv, se prevé que surjan más detalles sobre la operación interna de Promai y los presuntos fraudes. El resultado de este proceso podría influir en cómo se regulan y gestionan las startups que integran inteligencia artificial en sus modelos de negocio.
La creciente sofisticación de las herramientas de IA plantea nuevos retos para la detección de fraudes. Este caso representa un precedente relevante para el ecosistema tecnológico, que deberá adaptar sus procesos de verificación frente a una realidad en constante evolución.