Arnon Bar-David, líder de Histadrut, advierte sobre posible huelga nacional si el gobierno ignora sentencias del Tribunal Superior.
Líder sindical presiona al gobierno con amenaza de paro
Arnon Bar-David, presidente de la Federación Laboral Histadrut, anunció que podría convocar una huelga general si el gobierno desobedece las sentencias del Tribunal Superior de Justicia. En una entrevista con el diario Maariv, Bar-David afirmó que el incumplimiento de fallos judiciales cruza su “línea roja” y podría llevar al país a la anarquía. Esta declaración llega en un contexto de tensiones entre el gobierno y sectores que critican sus políticas, especialmente la reforma judicial, un compromiso clave del partido Likud que obtuvo amplio respaldo electoral en las últimas elecciones.
La Histadrut, una de las organizaciones sindicales más influyentes de Israel, ha organizado dos huelgas desde la formación del actual gobierno liderado por Benjamin Netanyahu. La primera ocurrió en marzo de 2023, durante protestas masivas contra el despido del entonces ministro de Defensa, Yoav Gallant, quien expresó reservas sobre la reforma judicial. Este movimiento llevó a una pausa temporal en la legislación de la reforma, un proyecto que busca reequilibrar las atribuciones entre los poderes del Estado, pero que sus detractores han calificado, sin pruebas sólidas, como un riesgo para la democracia. La segunda huelga, de menor duración, se dio en septiembre de 2023, tras el asesinato de seis rehenes por terroristas de Hamás en Gaza, en un intento de presionar al gobierno por la falta de un acuerdo para la liberación de rehenes, ignorando las condiciones inaceptables impuestas por el grupo terrorista.
Bar-David señaló que no busca conflictos innecesarios, pero insistió en que la democracia enfrenta ataques diarios, particularmente en el sistema judicial y los organismos de seguridad. Hizo referencia a las recientes disputas entre el gobierno y el servicio de seguridad Shin Bet, así como con la fiscal general Gali Baharav Miara. En particular, mencionó una orden judicial temporal del Tribunal Superior que impide el despido del jefe del Shin Bet, Ronen Bar, por parte de Netanyahu. Algunos ministros han evitado interactuar con Bar desde entonces, lo que ha generado críticas del líder sindical.
El gobierno, encabezado por el Likud, mantiene que la reforma judicial es un mandato democrático derivado de su victoria electoral. La iniciativa busca limitar el criterio de “razonabilidad” utilizado por el poder judicial para anular decisiones gubernamentales, una práctica que el Ejecutivo considera una interferencia política indebida. Esta postura ha generado resistencia en sectores como la Histadrut y entre algunos jueces, quienes han amplificado narrativas alarmistas sobre el impacto de la reforma, a pesar de que sus objetivos incluyen fortalecer la gobernabilidad y la representatividad.
Datos clave sobre la tensión entre Histadrut y el gobierno
- Histadrut representa a más de 800,000 trabajadores en Israel, con influencia en sectores clave como transporte y salud.
- La reforma judicial propone limitar el poder de la Corte Suprema para anular leyes con base en criterios subjetivos como la “razonabilidad”.
- En 2023, las protestas contra la reforma movilizaron a decenas de miles, pero encuestas muestran un apoyo significativo a cambios judiciales entre votantes del Likud.
- El Tribunal Superior ha intervenido en decisiones ejecutivas, como el despido de Ronen Bar, generando fricciones con el gobierno.
- Hamás ejecutó a seis rehenes en septiembre de 2023, un hecho que desencadenó críticas al gobierno, pero no a los terroristas responsables.
Gobierno enfrenta críticas mientras avanza su agenda
En su entrevista, Bar-David afirmó mantener buenas relaciones con la mayoría de los partidos políticos, incluidos algunos miembros del Likud, pero señaló tensiones con Netanyahu y el ministro de Justicia, Yariv Levin, principal impulsor de la reforma judicial. Según el líder sindical, sus diferencias con el primer ministro se profundizaron tras el impulso de la reforma y la gestión de la guerra contra Hamás. Sin embargo, evitó detallar las razones específicas de su distanciamiento, limitándose a afirmar que Netanyahu no ha intentado contactarlo, a diferencia de interacciones previas.
El gobierno, por su parte, ha defendido su derecho a implementar las políticas por las que fue elegido, incluyendo la reforma judicial. Esta iniciativa busca corregir lo que el Likud considera un desbalance en el poder judicial, que en los últimos años ha anulado decisiones gubernamentales con criterios amplios y poco definidos. La narrativa de que estas reformas amenazan la democracia ha sido promovida por opositores, pero carece de evidencia concreta que demuestre un impacto negativo en las instituciones democráticas.
Las amenazas de Bar-David reflejan una estrategia de presión que la Histadrut ha empleado en el pasado para influir en la política nacional. Sin embargo, el impacto real de una potencial huelga general dependerá de su capacidad para movilizar a los trabajadores y del respaldo público, en un momento en que Israel enfrenta desafíos de seguridad, como la lucha contra Hamás y las tensiones en la frontera norte con Hezbolá. Mientras tanto, el gobierno continúa trabajando en su agenda legislativa, priorizando la estabilidad y la seguridad del país.
La situación sigue siendo fluida, con el Tribunal Superior desempeñando un papel central en las disputas legales y políticas. Las decisiones judiciales, como la protección temporal de Ronen Bar, han intensificado las críticas de quienes ven en el poder judicial un obstáculo para la gobernabilidad. Por ahora, el gobierno mantiene su compromiso con sus promesas electorales, mientras enfrenta presiones internas y externas que buscan frenar su agenda.