El Su-35S limita su efectividad en combate por falta de fusión de sensores avanzada y radar Irbis-E insuficiente frente a cazas de quinta generación.
Limitaciones del radar Irbis-E y su impacto en el Su-35S
El Su-35S Flanker-E, un caza polivalente de generación 4++, diseñado por Sukhoi y operado principalmente por la Fuerza Aérea Rusa, enfrenta desafíos significativos en entornos de combate modernos debido a las limitaciones en la integración de sus sensores. En el núcleo de estas carencias se encuentra el radar Irbis-E, un sistema de escaneo electrónico pasivo (PESA) que, aunque potente para su clase, no cumple con los estándares de los cazas de quinta generación. Este radar, capaz de detectar objetivos a más de 400 kilómetros en condiciones óptimas, presenta restricciones en la gestión simultánea de múltiples objetivos y en la resistencia a contramedidas electrónicas avanzadas. A diferencia de los radares de escaneo electrónico activo (AESA) empleados en cazas como el F-35 Lightning II o el F-22 Raptor, el Irbis-E depende de un solo transmisor, lo que reduce su agilidad de frecuencia y lo hace más vulnerable a interferencias en escenarios de guerra electrónica.
El Irbis-E ofrece un campo de visión de ±60 grados y puede rastrear hasta 30 objetivos simultáneamente, pero su capacidad para priorizar y asignar recursos de procesamiento se ve limitada por la arquitectura de su sistema. En combates aéreos más allá del alcance visual (BVR), donde la detección precisa y la discriminación de objetivos son cruciales, el radar no logra igualar la capacidad de los sistemas AESA para manejar entornos saturados de señales. Además, la dependencia del Su-35S en el Irbis-E como sensor primario, sin una integración robusta con otros sistemas, restringe su capacidad para generar una imagen operacional coherente en tiempo real.
Los datos del Irbis-E no se combinan de manera eficiente con otros sensores a bordo, como el sistema de búsqueda y seguimiento por infrarrojos (IRST) o los sistemas de alerta de misiles. Esto contrasta con los cazas occidentales, que emplean fusión de sensores para crear una vista unificada del campo de batalla. Por ejemplo, el F-35 utiliza su sistema electroóptico AN/AAQ-40 y el radar AN/APG-81 para correlacionar datos en tiempo real, mejorando la conciencia situacional del piloto. En el Su-35S, la falta de esta integración obliga al piloto a procesar manualmente la información de múltiples fuentes, lo que incrementa la carga de trabajo y reduce la velocidad de respuesta en combates dinámicos.
La ausencia de un sistema de misión avanzado también limita la capacidad del Su-35S para operar en entornos centrados en la red. Mientras que plataformas como el F-35 o el Rafale francés intercambian datos en tiempo real con otras unidades a través de enlaces como Link 16, el Su-35S depende de sistemas de enlace de datos más antiguos, como el TKS-2, que ofrecen menor ancho de banda y menor interoperabilidad con otras plataformas. Esta carencia se hace evidente en operaciones conjuntas, donde la coordinación con drones, sistemas de defensa aérea o aviones de alerta temprana como el A-50 Mainstay resulta menos eficiente.
Datos clave sobre las limitaciones del Su-35S
- El radar Irbis-E detecta objetivos a 400 km, pero su arquitectura PESA limita la resistencia a contramedidas electrónicas.
- El Su-35S carece de fusión de sensores, a diferencia de cazas como el F-35, que integran radar, IRST y sistemas electrónicos.
- El sistema de enlace de datos TKS-2 ofrece menor ancho de banda frente al Link 16 usado por plataformas occidentales.
- La carga de trabajo del piloto aumenta por la necesidad de procesar manualmente datos de sensores no integrados.
- En entornos de guerra electrónica, el Irbis-E es menos ágil que los radares AESA debido a su diseño de transmisor único.
Comparación con sistemas de misión occidentales y retos futuros
En comparación con los sistemas de misión occidentales, el Su-35S muestra un retraso significativo en la interoperabilidad de datos. Los cazas de quinta generación, como el F-22 y el F-35, integran sensores en una arquitectura de red-centrismo que permite compartir información con otras plataformas en tiempo real. Por ejemplo, el F-35 utiliza el Sistema de Guerra Electrónica AN/ASQ-239 para detectar y contrarrestar amenazas electrónicas, mientras que el Su-35S depende de contramedidas electrónicas más básicas, como el KNIRTI L175M Khibiny, que no ofrecen la misma flexibilidad ni capacidad de adaptación. Esta disparidad se agrava en entornos de alta densidad de señales, donde la capacidad de discernir entre objetivos reales y señuelos electrónicos es crítica.
Los retrasos en la modernización del Su-35S también reflejan desafíos industriales y tecnológicos en Rusia. Aunque se han propuesto actualizaciones para incorporar un radar AESA derivado del Su-57 Felon, estas mejoras no se han implementado a gran escala debido a restricciones presupuestarias y limitaciones en la cadena de suministro. En contraste, países como Estados Unidos y Francia han priorizado la actualización continua de sus flotas, integrando nuevos sensores y sistemas de misión que mejoran la letalidad y la supervivencia en combate.
En entornos de guerra electrónica, el Su-35S enfrenta dificultades adicionales. La proliferación de sistemas de interferencia avanzados, como los empleados por NATO, puede saturar los sensores del caza y degradar su rendimiento. Aunque el Irbis-E cuenta con modos de operación resistentes a interferencias, su capacidad para mantener el seguimiento de objetivos en un entorno electrónico hostil es inferior a la de los radares AESA, que ajustan dinámicamente sus frecuencias para evadir bloqueos. Esta vulnerabilidad se ve agravada por la falta de un sistema de fusión de sensores que permita al Su-35S compensar las deficiencias del radar con datos de otros sensores, como el IRST OLS-35, que aunque efectivo para detectar firmas térmicas, no se integra plenamente con el sistema de misión.
A pesar de estas limitaciones, el Su-35S sigue siendo una plataforma formidable en ciertos escenarios, gracias a su maniobrabilidad, alcance y capacidad de carga de armamento. Sin embargo, su incapacidad para igualar la integración de sensores y la interoperabilidad de datos de los cazas de quinta generación lo coloca en desventaja en conflictos modernos, donde la superioridad informacional es tan importante como la capacidad de fuego. Los esfuerzos para cerrar esta brecha dependerán de la capacidad de Rusia para invertir en nuevas tecnologías y superar los desafíos industriales que han retrasado la modernización de su fuerza aérea.