EE. UU. detiene el envío de tanques Abrams a Ucrania y presiona a Grecia para transferir sistemas Patriot, previamente desplegados en Arabia Saudita.
EE. UU. ajusta apoyo militar a Ucrania y busca Patriot griego
El gobierno de Estados Unidos anunció la suspensión del envío de tanques M1A1 Abrams a Ucrania, argumentando su ineficacia en el campo de batalla actual, dominado por drones rusos. Esta decisión responde a los informes de que los 31 tanques entregados en 2023 han sido vulnerables, con varios destruidos o dañados por ataques rusos. En paralelo, Washington intensifica la presión sobre Grecia para que transfiera sus sistemas de defensa aérea Patriot, previamente desplegados en Arabia Saudita, a las fuerzas ucranianas, según reportes del diario griego Kathimerini. La medida busca reforzar las defensas antiaéreas de Kiev frente a los crecientes ataques rusos con misiles y drones.
En abril de 2024, dos oficiales militares estadounidenses confirmaron a The Associated Press que Ucrania retiró los tanques Abrams del frente de batalla. La razón principal fue la dificultad para operarlos sin ser detectados por drones de vigilancia y ataque rusos, que han transformado el campo de batalla. Estados Unidos había accedido a enviar estas unidades en enero de 2023 tras una campaña de presión de Kiev, que consideraba los tanques, valorados en 10 millones de dólares cada uno, esenciales para romper las líneas rusas. Sin embargo, las pérdidas sufridas, incluyendo un Abrams destruido cerca de Avdiivka en marzo de 2024, evidenciaron su vulnerabilidad.
Durante el Foro de Defensa Nacional Reagan 2024, el asesor de seguridad nacional Jake Sullivan afirmó que los Abrams no cuentan con el personal suficiente y no son el equipo más adecuado para las necesidades actuales de Ucrania. Esta declaración marcó un cambio en la estrategia de apoyo militar de Washington, que ahora prioriza sistemas de defensa aérea y otras tecnologías más efectivas contra las tácticas rusas. La suspensión de los envíos de tanques refleja un análisis pragmático de las condiciones de la guerra, donde la movilidad y la protección de los blindados han sido superadas por la guerra de drones.
Simultáneamente, Estados Unidos ha renovado su solicitud a Grecia para que ceda sus sistemas Patriot, un tema que ya se discutió en 2022. Según Kathimerini, Washington ha instado a Atenas a transferir estas baterías, que fueron retiradas de Arabia Saudita, para fortalecer la defensa aérea de Ucrania. En diciembre de 2022, el entonces ministro de Defensa griego, Nikolaos Panagiotopoulos, indicó que la transferencia de sistemas rusos S-300 podría considerarse si Estados Unidos desplegara Patriot en Creta para integrarlos al sistema de defensa aérea griego. Sin embargo, la presión actual se centra directamente en los Patriot, considerados vitales para contrarrestar los misiles balísticos y de crucero rusos.
Datos clave sobre el apoyo militar a Ucrania
- EE. UU. envió 31 tanques M1A1 Abrams a Ucrania en 2023, valorados en 10 millones de dólares cada uno.
- Los Abrams fueron retirados del frente en abril de 2024 debido a la amenaza de drones rusos.
- Grecia opera sistemas Patriot, algunos desplegados en Arabia Saudita hasta 2022.
- Los Patriot son cruciales para interceptar misiles rusos, a diferencia de los S-300 ucranianos, menos efectivos.
- La presión de EE. UU. a Grecia incluye también involucrar una fragata griega contra los hutíes, según Kathimerini.
Presión a Grecia y el contexto de la defensa aérea
La solicitud a Grecia forma parte de una estrategia más amplia de Estados Unidos para coordinar el apoyo militar de sus aliados a Ucrania. Los sistemas Patriot, fabricados por Raytheon, son altamente valorados por su capacidad para interceptar misiles balísticos y de crucero, una necesidad urgente para Kiev ante la intensificación de los bombardeos rusos. En contraste, los sistemas S-300 de origen ruso, operados por Ucrania, han demostrado ser menos efectivos, como señaló Panagiotopoulos en 2022. La posible transferencia de los Patriot griegos requeriría garantías de Washington para reemplazarlos, posiblemente con sistemas adicionales desplegados en territorio griego.
El diario Kathimerini informó el 28 de abril de 2025 que Estados Unidos también ha pedido a Grecia que participe en operaciones navales contra los hutíes en el mar Rojo, lo que añade una capa de complejidad a las negociaciones. Atenas ha sido cautelosa, considerando su propia seguridad nacional y las tensiones con Turquía en el Egeo. La transferencia de los Patriot podría debilitar la defensa aérea griega, un riesgo que el gobierno de Kyriakos Mitsotakis evalúa cuidadosamente. No obstante, la presión de Washington refleja la urgencia de reforzar a Ucrania en un momento crítico de la guerra.
La decisión de suspender los Abrams no implica una reducción del apoyo estadounidense a Ucrania, sino una reorientación hacia equipos más adecuados. Desde el inicio de la guerra en febrero de 2022, Estados Unidos ha proporcionado más de 50 mil millones de dólares en asistencia militar, incluyendo sistemas de artillería HIMARS, misiles Javelin y drones. La priorización de la defensa aérea responde a la escalada de ataques rusos contra infraestructura crítica ucraniana, como centrales eléctricas y redes de suministro.
El contexto de la guerra ha evolucionado significativamente desde 2022. La guerra de trincheras inicial dio paso a un enfrentamiento dominado por la tecnología, con drones y misiles desempeñando un papel central. La destrucción de un Abrams y un vehículo blindado M1150 ABV cerca de Avdiivka, reportada por fuentes rusas en marzo de 2024, subrayó los desafíos para los equipos pesados en este entorno. Videos difundidos en Telegram mostraron los restos de estos vehículos, evidenciando el impacto de los ataques rusos.
Evolución del apoyo militar y desafíos estratégicos
La suspensión de los Abrams y la presión sobre Grecia reflejan los ajustes tácticos de Estados Unidos y sus aliados ante un conflicto prolongado. La efectividad de los drones rusos, tanto de vigilancia como de ataque, ha forzado a Ucrania a replantear el uso de blindados pesados. En su lugar, sistemas como el Patriot ofrecen una defensa más robusta contra las amenazas aéreas, que han devastado ciudades ucranianas y diezmado su infraestructura.
Grecia, por su parte, enfrenta un dilema estratégico. La transferencia de los Patriot fortalecería la posición de Ucrania, pero podría comprometer la seguridad de Atenas en un vecindario geopolítico volátil. Las negociaciones con Estados Unidos probablemente incluirán garantías de reemplazo o compensaciones, como el despliegue de sistemas adicionales en Creta o la modernización de otros equipos griegos. La mención de una fragata griega en operaciones contra los hutíes sugiere que Washington busca un compromiso más amplio de Grecia en la seguridad regional.
la guerra en Ucrania ha expuesto las limitaciones de algunos sistemas militares occidentales, como los Abrams, mientras ha destacado la importancia de la defensa aérea. La presión sobre aliados como Grecia para contribuir con equipos clave refleja la necesidad de una respuesta colectiva ante la agresión rusa. Desde 2022, países como Países Bajos y Alemania también han enviado equipos avanzados a Ucrania, incluyendo artillería y sistemas antiaéreos, lo que subraya la naturaleza multinacional del apoyo.
El futuro del apoyo militar a Ucrania dependerá de la capacidad de Estados Unidos y sus aliados para adaptarse a las dinámicas de la guerra. La suspensión de los Abrams y la búsqueda de sistemas Patriot son indicativos de una estrategia más flexible, enfocada en maximizar el impacto de la asistencia proporcionada. Mientras tanto, Kiev continúa enfrentando una guerra de desgaste, donde la protección contra ataques aéreos se ha convertido en una prioridad tan crítica como la defensa terrestre.