La empresa israelí Seambiotic usa emisiones de CO2 para cultivar algas, produciendo biocombustibles y secuestrando carbono en China y EE. UU.
Seambiotic lidera producción de biocombustibles con algas
La empresa israelí Seambiotic desarrolla sistemas de cultivo de microalgas que capturan emisiones de dióxido de carbono de plantas energéticas para producir biocombustibles. Estas granjas, ubicadas en China y Estados Unidos, generan biomasa que se transforma en combustibles renovables, con una eficiencia energética 30 veces superior por hectárea frente a cultivos tradicionales como la soja o el maíz. En 2023, la compañía reportó que sus instalaciones procesan hasta 1.8 kg de CO2 por kg de biomasa seca, reduciendo significativamente las emisiones netas de gases de efecto invernadero.
El proceso comienza con la captura de CO2 de chimeneas industriales, que se inyecta en biorreactores o estanques abiertos donde las microalgas realizan fotosíntesis. Estas convierten el gas en lípidos y carbohidratos, que luego se procesan en biodiesel, bioetanol o biogás. Según un estudio de la Universidad Ben-Gurión, asociada a Seambiotic, una hectárea de cultivo algal puede absorber hasta 72 toneladas de CO2 al año, equivalente a la capacidad de 3,000 árboles. La tecnología no solo mitiga el cambio climático, sino que también aprovecha aguas residuales, evitando la competencia con recursos agrícolas.
En China, Seambiotic opera una planta en colaboración con la empresa China Guodian Corporation, utilizando emisiones de una central térmica. Desde su inicio en 2018, la instalación ha producido 40 toneladas de biomasa anuales, destinadas a biodiesel y coproductos como proteínas para acuicultura. En Estados Unidos, la compañía trabaja con Solix Biofuels en Colorado, donde los cultivos de algas integran CO2 de una planta de gas natural, alcanzando un rendimiento de 5,000 litros de biodiesel por hectárea en 2024.
El modelo de Seambiotic destaca por su enfoque circular. Las microalgas no solo secuestran carbono, sino que generan subproductos de alto valor, como omega-3 y fertilizantes. Un informe de Sigma Earth indica que el 70% de la biomasa algal restante tras la extracción de aceite puede destinarse a estas aplicaciones, mejorando la viabilidad económica del proceso.

Datos clave sobre el cultivo de algas para biocombustibles
- Capacidad de captura: 1 kg de biomasa algal seca absorbe 1.8 kg de CO2, según estudios de 2023.
- Productividad: Una hectárea produce hasta 5,000 litros de biodiesel, 30 veces más que cultivos tradicionales.
- Aplicaciones: Además de combustibles, genera proteínas, omega-3 y fertilizantes para diversos sectores.
- Ubicaciones: Seambiotic opera en China (con China Guodian) y EE. UU. (con Solix Biofuels).
- Impacto ambiental: Reduce hasta 72 toneladas de CO2 por hectárea al año, equivalente a 3,000 árboles.
Tecnología israelí en la vanguardia del secuestro de carbono
La tecnología de Seambiotic se basa en investigaciones iniciadas en Israel en la década de 2000, lideradas por el profesor Sammy Boussiba de la Universidad Ben-Gurión. En 2008, la empresa estableció su primera planta piloto en Ashkelon, capturando CO2 de una central eléctrica local. Este proyecto demostró que las microalgas podían duplicar su biomasa en 24 horas bajo condiciones controladas, con un tiempo de duplicación récord de 2.2 horas para la especie P. Renovo. Los resultados atrajeron inversiones internacionales, permitiendo la expansión a mercados como China y Estados Unidos.
El proceso de producción emplea biorreactores avanzados y estanques abiertos, optimizados para maximizar la exposición solar y la absorción de CO2. En China, la planta de Seambiotic utiliza agua salobre, reduciendo el consumo de agua dulce en un 90% frente a cultivos agrícolas convencionales. En Estados Unidos, los sistemas integran tecnologías de monitoreo en tiempo real, ajustando parámetros como pH y temperatura para mejorar el rendimiento. Un estudio de la Universidad de Colorado en 2022 destacó que estas innovaciones han reducido los costos de producción en un 15% desde 2020.
La escalabilidad sigue siendo un desafío. La licuefacción hidrotérmica, utilizada para convertir biomasa húmeda en bioaceite, requiere alta inversión inicial. Además, la cosecha de algas representa hasta el 30% del costo total, según un informe de Renewable Energy Reviews. Seambiotic aborda estos obstáculos mediante asociaciones con empresas como ExxonMobil, que en 2018 invirtió $10 millones en investigación conjunta para optimizar cepas de algas con mayor contenido de lípidos.
Otros actores en el sector, como Algenol en Florida, han adoptado enfoques similares, pero Seambiotic se distingue por su integración con infraestructuras industriales existentes. En 2024, la compañía anunció planes para expandirse a Europa, con un proyecto piloto en España que utilizará emisiones de una refinería de Cepsa. Este proyecto, financiado parcialmente por la Unión Europea, busca producir 10,000 litros de biocombustible para 2026.
Contexto global de biocombustibles y captura de carbono
El cultivo de algas para biocombustibles surge en un contexto de creciente demanda energética y presión para reducir emisiones. Según la Agencia Internacional de Energía, los biocombustibles deben representar el 27% del consumo de transporte para 2050 para cumplir con los objetivos del Acuerdo de París. Los biocombustibles de tercera generación, como los derivados de algas, ofrecen ventajas sobre los de primera generación (maíz, caña de azúcar) al no competir con la producción alimentaria.
En Israel, el sector de bioenergía ha recibido apoyo gubernamental a través de programas de I+D. El Ministerio de Energía destinó $5 millones en 2023 para proyectos de captura de carbono, incluyendo los de Seambiotic. Este respaldo ha permitido a la empresa colaborar con instituciones como el Instituto Weizmann, que investiga la modificación genética de algas para aumentar su eficiencia fotosintética.
A nivel global, empresas como Synthetic Genomics y ExxonMobil han invertido en cultivos de algas desde 2010. En 2017, lograron duplicar el contenido de aceite en una cepa algal sin afectar su crecimiento, un avance publicado en Nature Biotechnology. Sin embargo, los altos costos de infraestructura y la complejidad de la cosecha han retrasado la comercialización masiva. Seambiotic, con su enfoque en integración industrial, ha superado parcialmente estas barreras, produciendo biocombustibles competitivos en mercados específicos.
El impacto ambiental de esta tecnología es significativo. Un estudio de Smart Innovation en 2020 estimó que las granjas de algas pueden reducir las emisiones de monóxido de carbono en un 10% frente al diésel tradicional. Además, mezclas con 30% de biodiesel algal han mostrado mayor eficiencia en motores, según pruebas de 2017 en Renewable Energy Reviews. A medida que la tecnología avanza, el cultivo de algas podría transformar la matriz energética global, con Israel liderando el camino.