El parlamento israelí, con 48 votos a favor y 40 en contra, dio luz verde a la primera lectura de una norma que legaliza programas de maestría y doctorado segregados por género en universidades, basándose en motivos religiosos.
La propuesta señala que los programas separados para hombres y mujeres en estudios avanzados no constituyen discriminación. Actualmente, esta práctica solo se permite en grados universitarios.
La legislación busca que personas con creencias religiosas, que evitan estudiar en entornos mixtos, accedan a una mayor diversidad de campos académicos en niveles superiores.
Limor Son Har-Melech, diputada de Otzma Yehudit, elogia el avance y lo describe como una revolución en el ámbito académico.
Las instituciones deben tener libertad para atender a un público amplio, deseoso de aprender y progresar, sin renunciar a sus principios. Esto es verdadera igualdad, declara en X.
Merav Michaeli, diputada laborista, rechaza la norma y la tacha de discriminatoria.
La segregación por género ocurre en universidades, escuelas de primavera, el ejército y la Knéset, donde se impide la representación de mujeres haredíes. No hay igualdad en la separación; la segregación es discriminación y racismo contra las mujeres. Este gobierno fomenta la exclusión, escribe en X.
En 2021, el Tribunal Superior avaló cursos universitarios segregados para integrar a estudiantes haredíes, pero vetó que se prohíba a profesoras dictar clases a grupos masculinos.
Los campus universitarios deben garantizar espacios públicos sin segregación entre hombres y mujeres, según dictaminó el tribunal en aquella ocasión.