Un F-35A de Corea del Sur, dañado por un ave en 2022, se reutiliza tras novedosa reparación de alas para entrenamiento de mantenimiento.
Reparación pionera salva F-35A coreano para formación
La Oficina del Programa Conjunto del F-35 (JPO) y la Fuerza Aérea de la República de Corea (ROKAF) lograron una hazaña técnica sin precedentes al rescatar un F-35A Lightning II gravemente dañado, convirtiéndolo en una plataforma de entrenamiento de mantenimiento. El caza, que sufrió un accidente en 2022 tras ingerir un ave en vuelo, fue sometido a un innovador procedimiento de extracción y reinstalación de alas, marcando un hito en los protocolos de mantenimiento del programa F-35. Este esfuerzo, respaldado por la Fuerza Aérea de los EE. UU., la Marina de los EE. UU. y expertos de Lockheed Martin, permitió trasladar el avión desde Seosan, donde realizó un aterrizaje de emergencia, hasta la Base Aérea de Cheongju, a 60 millas de distancia.
El accidente ocurrió cuando un águila de aproximadamente 22 libras fue succionada por el motor izquierdo del F-35A, generando una fuerza equivalente a 33 toneladas sobre el fuselaje. El impacto dañó cerca de 300 componentes, incluidos el motor principal y sistemas electrónicos, y obligó al piloto a realizar un aterrizaje de emergencia con el tren de aterrizaje retraído. Los costos estimados de reparación, superiores a 100 millones de dólares, superaron el valor de un F-35 nuevo, lo que llevó al Ministerio de Defensa de Corea del Sur a descartar la restauración operativa del avión en 2024.
En lugar de desmantelar la aeronave o venderla por piezas, la ROKAF y el F-35 JPO optaron por reutilizarla como herramienta de formación para el personal de mantenimiento coreano. El desafío logístico de mover el caza desde Seosan hasta Cheongju implicó superar las limitaciones de las autopistas de dos carriles y la envergadura de 35 pies del avión. La solución fue desmontar las alas, transportar el fuselaje por carretera y reinstalarlas en la base destino, un procedimiento que resultó exitoso y ahora forma parte de los protocolos estándar de mantenimiento del programa F-35.
El proceso, descrito como un “desafío significativo” por Matt Trodden, ingeniero jefe de recuperación de accidentes aéreos del F-35 JPO, fue el primer intento de extracción de alas como demostración conceptual. El equipo, compuesto por el 309º Escuadrón de Mantenimiento Desplegado Expedicionario, el Centro de Preparación de Flota y Reparación de Combate Desplegado Avanzado de la Marina Sureste, representantes de Lockheed Martin y la ROKAF, completó la operación varias semanas antes de lo previsto, validando la viabilidad del método.
Datos clave sobre la reparación del F-35A coreano
- El accidente de 2022 fue causado por un águila de 22 libras que dañó 300 componentes del F-35A.
- El costo de reparación estimado superó los 100 millones de dólares, más que un F-35 nuevo.
- El traslado desde Seosan a Cheongju requirió desmontar y reinstalar las alas del caza.
- El procedimiento de extracción de alas es ahora un protocolo estándar del programa F-35.
- La flota de F-35 de Corea del Sur cuenta con 39 aviones, con 20 adicionales en adquisición.

Avances previos en recuperación de F-35 inspiran solución
La reparación del F-35A coreano se inspiró en un proyecto anterior de la Fuerza Aérea de los EE. UU., conocido como el “Franken-jet”. Este esfuerzo combinó dos F-35 dañados para crear un avión operativo, reemplazando el morro dañado de un caza con la sección intacta de otro que había sufrido un incendio en el motor. El “Franken-jet” realizó vuelos de verificación funcional con éxito a principios de 2024, demostrando la capacidad del programa F-35 para recuperar aeronaves severamente dañadas. Esta experiencia proporcionó una base técnica para abordar el caso coreano, aunque la extracción de alas presentó una complejidad adicional.
El procedimiento de desmontaje de alas requirió una coordinación meticulosa entre los equipos involucrados. A diferencia de reparaciones previas, como las realizadas en el “Franken-jet”, la estructura alar del F-35A coreano planteó desafíos únicos debido a su diseño furtivo y la integración de sistemas avanzados. A pesar de las dudas iniciales, la operación se completó sin contratiempos, estableciendo un precedente para futuras reparaciones de alas en la flota global de F-35.
La decisión de reutilizar el F-35A como plataforma de entrenamiento responde a la necesidad de capacitar al personal de mantenimiento de la ROKAF en el manejo de cazas furtivos. Corea del Sur opera una flota de 39 F-35, con planes para adquirir 20 aviones adicionales a partir de 2027. La plataforma de entrenamiento permitirá a los técnicos practicar procedimientos complejos, como la reparación de daños en batalla, sin arriesgar aeronaves operativas.
El transporte terrestre del F-35A fue la única opción viable tras descartar el uso del helicóptero CH-53K King Stallion del Cuerpo de Marines de los EE. UU., que previamente había trasladado un F-35C en la península coreana. Las limitaciones logísticas de las autopistas coreanas y la necesidad de minimizar costos llevaron al equipo a optar por el desmontaje de alas, una solución que demostró ser eficiente y replicable.
Impacto en el programa F-35 y la flota coreana

La exitosa reparación del F-35A coreano refuerza la capacidad del programa F-35 para adaptarse a daños severos, maximizando el valor de cada aeronave. La incorporación de la extracción y reinstalación de alas a los protocolos de mantenimiento amplía las opciones para las naciones asociadas que operan el caza furtivo, incluyendo Estados Unidos, Corea del Sur y otros aliados. Este avance reduce la dependencia de costosas reparaciones o reemplazos, optimizando los recursos de las fuerzas aéreas.
En el contexto de la flota coreana, el F-35A dañado ahora cumple una función crítica como herramienta de entrenamiento, fortaleciendo la preparación de la ROKAF para mantener su creciente flota de cazas furtivos. La experiencia adquirida durante el proceso también beneficia a los socios del programa F-35, que pueden aplicar estas técnicas a sus propias operaciones de mantenimiento.
El caso del F-35A coreano destaca la colaboración internacional dentro del programa F-35, con contribuciones clave de la Fuerza Aérea de los EE. UU., la Marina de los EE. UU., Lockheed Martin y la ROKAF. Esta cooperación no solo salvó una aeronave valiosa, sino que también estableció un nuevo estándar para la recuperación y reutilización de cazas furtivos en todo el mundo.
El programa F-35 continúa evolucionando, con innovaciones como el sistema de mantenimiento Mobil, implementado en la Base de la Fuerza Aérea Hill, Utah, para respaldar reparaciones de daños en batalla. Estas capacidades aseguran que el F-35, un pilar de la defensa aérea moderna, mantenga su operatividad y versatilidad frente a desafíos técnicos y logísticos.