El director de la Fundación Humanitaria de Gaza dimitió por conflictos con principios humanitarios, afectando el plan de ayuda respaldado por Israel y EE. UU.
Renuncia de Jake Wood sacude plan de ayuda en Gaza
Jake Wood, director ejecutivo de la Fundación Humanitaria de Gaza (GHF), anunció su renuncia el domingo, marcando un revés significativo para los esfuerzos de Israel y Estados Unidos por establecer un nuevo mecanismo de distribución de ayuda humanitaria en la Franja de Gaza. Wood, exinfante de marina y fundador de la organización de ayuda Team Rubicon, explicó que el plan no podía ejecutarse sin comprometer los principios humanitarios de humanidad, neutralidad, imparcialidad e independencia. “Estoy orgulloso del trabajo que supervisé, incluido el desarrollo de un plan pragmático que podría alimentar a las personas hambrientas, abordar las preocupaciones de seguridad sobre el desvío y complementar el trabajo de las ONG de larga data en Gaza”, dijo Wood en un comunicado. Sin embargo, afirmó que no abandonaría dichos principios, lo que lo llevó a dimitir.
La GHF fue creada a principios de 2025 con el respaldo de Israel y la administración de Donald Trump para gestionar la distribución de ayuda en Gaza, en medio de acusaciones de que Hamás desvía suministros para sus operativos. Israel bloqueó la entrada de ayuda humanitaria desde el 2 de marzo de 2025, tras el colapso de un alto el fuego de seis semanas, argumentando que suficiente asistencia había ingresado durante ese periodo y que Hamás la estaba acaparando. La fundación buscaba establecer un número limitado de sitios de distribución seguros (SDS) en el sur de Gaza, operados por contratistas privados estadounidenses como UG Solutions y Safe Reach Solutions, con las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) asegurando el perímetro de una zona humanitaria en construcción.
El plan enfrentó críticas inmediatas de la ONU y organizaciones humanitarias establecidas, que se negaron a cooperar con la GHF. Argumentaron que el modelo violaba principios humanitarios al restringir la distribución al sur de Gaza, obligando a los civiles a recorrer largas distancias para recoger cajas de alimentos de 40 libras, lo que podría facilitar el desvío por parte de Hamás. Además, la ONU advirtió que el enfoque podría incentivar el desplazamiento forzado de la población palestina, especialmente tras declaraciones de funcionarios israelíes como el ministro de Defensa Israel Katz, quien abogó por trasladar a la población de Gaza al sur. El jefe humanitario de la ONU, Tom Fletcher, calificó el plan como una “distracción deliberada” que condiciona la ayuda a objetivos políticos y militares.
Wood intentó mitigar las preocupaciones al anunciar el 14 de mayo que Israel había aceptado expandir los sitios de distribución a toda la Franja, incluyendo dos en el norte, y permitir la reanudación temporal de la ayuda a través de mecanismos existentes hasta que la GHF estuviera operativa. En una entrevista con CNN el 17 de mayo, Wood expresó optimismo sobre la capacidad del plan para alimentar a 1.2 millones de personas inicialmente, aunque reconoció que solo cubriría al 60% de la población de Gaza en su primera fase. También desmintió afirmaciones de que la GHF compartiría datos personales de beneficiarios con Israel o que las FDI asegurarían directamente los sitios de distribución.
Datos clave sobre la Fundación Humanitaria de Gaza
- Fecha de creación: Registrada en EE. UU. en febrero de 2025, con una filial en Suiza.
- Objetivo: Distribuir ayuda humanitaria en Gaza sin desvíos a Hamás, usando sitios de distribución seguros operados por contratistas privados.
- Financiación: No transparente; se reporta un compromiso de $100 millones de un gobierno europeo no identificado.
- Capacidad inicial: Diseñada para alimentar a 1.2 millones de personas, con planes de expansión a 2.2 millones.
- Críticas: La ONU y ONG rechazan el plan por limitar acceso, politizar la ayuda y desplazar a civiles.
Impacto de la renuncia en el plan de ayuda
La renuncia de Wood complica los esfuerzos de la GHF para ganar credibilidad y cooperación internacional. Las organizaciones humanitarias, incluida la ONU, ya habían expresado escepticismo sobre la viabilidad del plan, señalando que las restricciones impuestas por Israel dificultaban alcanzar a los 2.2 millones de habitantes de Gaza. Un memorándum de la GHF enviado a donantes potenciales generó controversia al incluir nombres de personas que negaron estar involucradas y admitir que la fundación solo podría alimentar inicialmente al 60% de la población. La falta de transparencia sobre la financiación, con reportes de $100 millones comprometidos por un gobierno europeo no identificado, también levantó sospechas.
La salida de Wood coincide con la reciente decisión de Israel, anunciada el 18 de mayo, de permitir la entrada de un número limitado de camiones de ayuda bajo mecanismos preexistentes, como los operados por el Programa Mundial de Alimentos y World Central Kitchen. Esta medida, aprobada por el gabinete de seguridad israelí, busca prevenir una crisis de hambruna que, según las FDI, podría socavar la operación militar “Carros de Gedeón”, lanzada para derrotar a Hamás. Sin embargo, ministros como Itamar Ben Gvir y Bezalel Smotrich se opusieron a la reanudación de la ayuda, reflejando tensiones internas en el gobierno de Benjamin Netanyahu.
El plan de la GHF también enfrentó desafíos logísticos. Imágenes satelitales analizadas por ABC News el 22 de mayo mostraron la construcción de tres sitios de distribución en el sur de Gaza, pero expertos como Andreas Krieg de King’s College London sugirieron que su diseño podría indicar un uso militar dual, como bases operativas avanzadas, lo que alimentó las críticas sobre la militarización de la ayuda. Además, la GHF dependía de la cooperación de ONG establecidas para alcanzar su meta de 300 millones de comidas en 90 días, un objetivo que ahora parece inalcanzable sin el respaldo internacional.
La renuncia de Wood también podría dificultar la recaudación de fondos internacionales, ya que sus razones para dimitir refuerzan las preocupaciones de la ONU y otras organizaciones. TRIAL International, una ONG suiza, solicitó a las autoridades de Ginebra investigar si la filial suiza de la GHF cumple con las leyes humanitarias internacionales, aumentando el escrutinio sobre la fundación. Mientras tanto, contratistas de seguridad estadounidenses ya habían llegado a Israel a principios de mayo para preparar los sitios de distribución, pero la falta de un líder claro pone en duda el futuro de la iniciativa.
Contexto de la crisis humanitaria y militar en Gaza
La crisis humanitaria en Gaza se agravó tras el bloqueo total de ayuda impuesto por Israel el 2 de marzo de 2025, tras el colapso de un alto el fuego con Hamás. El Programa Mundial de Alimentos reportó que el 100% de la población de Gaza enfrenta inseguridad alimentaria, con 70,000 niños necesitando tratamiento urgente por desnutrición aguda. La Clasificación Integrada de Fases de Seguridad Alimentaria (IPC) advirtió sobre un riesgo inminente de hambruna, con medio millón de personas en niveles de hambre “catastróficos”. Incluso antes del bloqueo, Israel restringía la entrada de ayuda, y grupos de manifestantes israelíes bloquearon o destruyeron suministros en los pasos fronterizos.
Paralelamente, Israel intensificó sus operaciones militares con la ofensiva “Carros de Gedeón”, lanzada a mediados de mayo de 2025. Las FDI buscan ocupar el 75% de Gaza en dos meses, con bombardeos aéreos masivos y el despliegue de cinco divisiones. El objetivo es desmantelar el ala militar y el gobierno civil de Hamás, que retiene rehenes capturados el 7 de octubre de 2023, cuando sus ataques mataron a 1,200 personas y tomaron 250 rehenes. Desde entonces, más de 52,700 palestinos han muerto en la guerra, según cifras de la Wikipedia.
La GHF se concibió en 2023 durante reuniones privadas entre funcionarios, militares y empresarios con vínculos con el gobierno israelí, quienes buscaban una estrategia a largo plazo para Gaza. Registrada en EE. UU. y con una filial en Suiza, la fundación fue presentada como una entidad independiente, pero su estrecha coordinación con Israel y la participación de contratistas militares generaron acusaciones de politización de la ayuda. Un informe de The New York Times reveló que la GHF fue una “idea israelí” diseñada para reemplazar a las agencias de la ONU, lo que intensificó las críticas.
En el ámbito diplomático, Estados Unidos ha presionado para que la ONU y sus aliados apoyen el plan de la GHF, amenazando con recortar fondos a organizaciones que se nieguen a cooperar. Sin embargo, la ONU y grupos como el Comité Internacional de la Cruz Roja insistieron en que la ayuda no debe ser militarizada ni politizada. La administración de Trump también ha abogado por un alto el fuego, con negociaciones directas con Hamás a través del empresario Bishara Bahbah, tras la retirada de Israel de las conversaciones en Doha.
Perspectivas tras la renuncia de Wood
La renuncia de Wood deja a la GHF en una posición precaria, sin un liderazgo claro y con escasas probabilidades de obtener el apoyo de la comunidad humanitaria internacional. Israel enfrenta ahora el desafío de reanudar la ayuda sin comprometer sus objetivos militares, mientras las FDI advierten que una crisis de hambruna podría complicar sus operaciones. La decisión de permitir un flujo limitado de ayuda a través de canales existentes sugiere un ajuste táctico, pero las tensiones con socios internacionales persisten.
En su declaración final, Wood instó a Israel a expandir la provisión de ayuda y a todas las partes a innovar en métodos de entrega sin discriminación. También expresó su creencia en un cese de hostilidades, la liberación de rehenes por parte de Hamás y un camino hacia la paz como la única solución sostenible. Mientras tanto, la ofensiva militar de Israel y las negociaciones de alto el fuego lideradas por EE. UU. continúan, con reportes de que Netanyahu evalúa retrasar la operación terrestre bajo presión de Washington.
La GHF, que planeaba comenzar operaciones el 24 de mayo, no logró su objetivo, y la construcción de sitios de distribución sigue en curso, según imágenes satelitales. La falta de cooperación de la ONU y la renuncia de Wood sugieren que el modelo de la fundación podría colapsar antes de implementarse plenamente, dejando a Gaza en una crisis humanitaria agravada por la guerra en curso.
La situación en Gaza permanece crítica, con la población enfrentando hambre extrema y desplazamientos masivos. La comunidad internacional, liderada por EE. UU., busca equilibrar la presión sobre Israel para permitir más ayuda con la necesidad de abordar las preocupaciones de seguridad de Jerusalén. El futuro de la GHF y su capacidad para operar en este contexto complejo sigue siendo incierto.