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Los drones con recubrimientos sigilosos pueden ir de incógnito, usar tarjetas SIM y lanzar ataques

6 de junio de 2025

Rusia aumenta la fabricación de drones Shahed en Tatarstán, emplea tecnología avanzada para atacar Ucrania, incluyendo drones señuelo y ojivas mejoradas.

Producción de drones Shahed en Alabuga impulsa ofensiva rusa

La guerra moderna ha experimentado un cambio significativo con el uso de drones de ataque, que ofrecen una alternativa económica y precisa frente a aviones y misiles tradicionales. En la región de Alabuga, Tatarstán, Rusia ha establecido una planta de producción de drones de largo alcance, principalmente los Shahed-136, conocidos en Rusia como Geran-2, que han transformado su estrategia militar contra Ucrania. La fábrica, ubicada en la Zona Económica Especial de Alabuga, comenzó a operar en julio de 2023 y ha incrementado significativamente su capacidad productiva, hasta superar las expectativas iniciales. En 2023, la planta produjo 2,738 drones Shahed, y en los primeros nueve meses de 2024, fabricó 5,760 unidades, cumpliendo anticipadamente un contrato para producir 6,000 drones antes de septiembre de 2025.

En 2022, Rusia e Irán firmaron un acuerdo de $1,750 millones para producir localmente estos drones, emplean componentes chinos y mano de obra local, que incluye a estudiantes y trabajadores extranjeros. La planta fabrica los Shahed-136 y también drones de reconocimiento Albatross M3 y drones señuelo Gerbera, diseñados para imitar la firma de radar de los Shahed y saturar las defensas antiaéreas ucranianas. Estos drones señuelo, hechos de madera contrachapada y espuma, tienen un costo diez veces menor que los Shahed, y Rusia planea producir 10,000 Gerberas para finales de 2024.

El 1 de junio de 2025, Rusia lanzó un ataque masivo con 472 drones de ataque unidireccional (OWA) contra Ucrania, el mayor de su tipo en la guerra. Este ataque superó los récords previos del 26 de mayo, con 355 drones, y del 18 de mayo, con 298 drones Shahed. La capacidad de Rusia para desplegar cientos de drones en una sola noche demuestra la escala de producción en Alabuga, que opera las 24 horas del día. Los drones Shahed, con un alcance superior a 1,000 kilómetros, permiten atacar objetivos distantes en Ucrania desde la fábrica ubicada a más de 1,300 kilómetros de la frontera.

Los avances tecnológicos han mejorado la efectividad de estos drones. Rusia ha implementado recubrimientos de carbono en los Shahed para reducir su detección por radar, ya que este material absorbe las ondas en lugar de reflejarlas. Además, se han integrado tarjetas SIM para transmitir datos a través de redes móviles. En mayo de 2025, se reportó que los drones Shahed incorporan ojivas mejoradas, incluyendo las KOFZBCh de 90 kilogramos, con efectos combinados de carga antitanque, fragmentación, alto explosivo e incendiario. Estas ojivas, basadas en explosivos como TGF-35P2 (TNT mezclado con RDX) y polvo de hidruros metálicos, alcanzan temperaturas de combustión de hasta 3,500 °C. También se han utilizado ojivas termobáricas TBBCh-50 de 50 kilogramos, diseñadas para maximizar el daño mediante bolas de fragmentación de 9 mm.

Datos clave sobre la producción de drones en Alabuga

  • La fábrica de Alabuga, operativa desde julio de 2023, superó su meta de 6,000 drones Shahed para septiembre de 2025, produciendo 5,760 unidades entre enero y septiembre de 2024.
  • Rusia produce drones señuelo Gerbera, con un objetivo de 10,000 unidades para finales de 2024, para saturar las defensas antiaéreas ucranianas.
  • Los drones Shahed incorporan recubrimientos de carbono y tarjetas SIM para evadir radares y transmitir datos.
  • Las ojivas mejoradas incluyen KOFZBCh de 90 kg con efectos antitanque, fragmentación e incendiarios, y TBBCh-50 termobáricas de 50 kg.
  • La planta utiliza componentes chinos, como motores de Beijing MicroPilot, y materiales de empresas rusas y bielorrusas.

Innovaciones en drones y su impacto en Ucrania

La producción en Alabuga no se limita a los drones Shahed. La fábrica también ha desarrollado drones de fibra óptica, que operan mediante cables en lugar de señales de radio, lo que los hace inmunes a contramedidas electrónicas como la interferencia de frecuencias. Estos drones, con un alcance de entre 10 y 20 kilómetros dependiendo de la longitud del cable, representan una innovación significativa en la guerra electrónica, ya que evaden los sistemas de jamming utilizados por Ucrania. En un caso reportado en mayo de 2025, un dron ruso cortó el cable de fibra óptica de un dron ucraniano con sus hélices, desactivándolo al interrumpir su conexión con el operador.

Los drones señuelo Gerbera han jugado un papel crucial en la estrategia rusa. Durante los ataques masivos, hasta un 40% de los drones lanzados son señuelos, lo que obliga a las defensas antiaéreas ucranianas a derribarlos indistintamente, mientras agota recursos y permitiendo que los drones armados tengan mayores probabilidades de alcanzar sus objetivos. En el ataque del 1 de junio, Ucrania interceptó 382 de los 472 drones, un 81% de efectividad, pero la alta cantidad de drones lanzados representa una carga desproporcionada para los sistemas de defensa antiaérea, especialmente ante la incertidumbre sobre la continuidad del apoyo militar estadounidense.

La fábrica de Alabuga ha enfrentado ataques ucranianos en respuesta a su papel en la guerra. El 2 de abril de 2024, drones ucranianos alcanzaron la planta, causaron daños a un dormitorio de estudiantes cercano, con 12 heridos, todos estudiantes de la Alabuga Polytechnic College. El ataque, ejecutado a 1,300 kilómetros de la frontera, marcó uno de los golpes más profundos de Ucrania en territorio ruso. Otro ataque el 25 de mayo de 2025 causó explosiones en la fábrica, aunque las autoridades de Tatarstán no reportaron daños significativos. Un tercer incidente el 23 de diciembre de 2024 provocó un incendio que destruyó componentes de drones valorados en $16 millones.

La planta de Alabuga utiliza una combinación de componentes extranjeros y locales. Los motores de los Shahed-136, basados en el Mado MD550, son una versión modificada del Limbach L550E alemán, obtenido ilícitamente por Irán. Materiales para el fuselaje provienen de empresas rusas y bielorrusas, mientras que la empresa china Metastar suministra componentes para las alas. Además, Rusia ha reemplazado pegamentos y electrónica china considerados inadecuados, para impermeabilizar y rediseñar el fuselaje para mejorar su rendimiento. Se han reportado esfuerzos para desarrollar capacidades de ataque en enjambre, permitiendo a los drones coordinar ataques de manera autónoma.

Impacto estratégico de los drones en la guerra

El uso masivo de drones de bajo costo permite a Rusia mantener una presión constante sobre Ucrania, por medio de lanzar cientos de drones mensuales sin preocuparse por las pérdidas. Desde el inicio de la guerra, Rusia ha utilizado más de 4,630 drones Shahed contra Ucrania, y ha atacado ciudades e infraestructura crítica. Aunque las defensas antiaéreas ucranianas derriban entre el 70% y el 100% de los drones, la estrategia rusa combina drones con misiles para saturar y confundir los sistemas de defensa. En abril de 2024, un ataque iraní a Israel, que incluyó drones y misiles, demostró un enfoque similar, inspirado en las tácticas rusas.

La producción en Alabuga también incluye drones de reconocimiento Albatross M3, que han proporcionado inteligencia fotográfica detallada de posiciones ucranianas que ayuda a repeler incursiones en la región rusa de Belgorod. La fábrica ha incrementado su espacio de producción en un 55% entre marzo y septiembre de 2023, añadiendo medidas de seguridad como jaulas antidrones y perímetros fortificados. Además, un nuevo centro de transporte conectará Alabuga con China mediante ferrocarril, lo que facilita la importación de hasta 100,000 contenedores anuales de componentes.

Los drones Shahed han evolucionado desde su diseño iraní original, con mejoras en la navegación, como el sistema Kometa-M, resistente a interferencias electrónicas. En el invierno de 2023-2024, Rusia empleó drones junto con misiles de crucero, balísticos e hipersónicos, y ha logrado dañar el 50% de la capacidad eléctrica y de calefacción de Ucrania. Aunque los drones representan una fracción del daño total, su uso constante agota las reservas de defensa antiaérea ucranianas, que enfrentan dificultades ante la posible reducción de suministros estadounidenses.

La dependencia de componentes chinos, como los proporcionados por Beijing MicroPilot, y la colaboración con Irán han permitido a Rusia escalar la producción mientras mantiene costos bajos, con un costo estimado de 80,000 dólares por dron, frente a los 48,000 dólares proyectados inicialmente. La planta también ha experimentado con drones Shahed-238 impulsados por cohetes, aunque su alto costo de 1.$4 millones por unidad limitó su uso. Estos avances subrayan la importancia estratégica de Alabuga en la capacidad de Rusia para sostener su campaña aérea contra Ucrania.

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