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Portada » Especial » Hezbolá no interviene en la guerra Israel-Irán: ¿Porque no puede o porque no quiere?

Hezbolá no interviene en la guerra Israel-Irán: ¿Porque no puede o porque no quiere?

14 de junio de 2025
Fuerzas libanesas capturan a agente de Hezbolá acusado de espiar para Israel

La gente posa para una foto en un lanzacohetes quemado de Hezbolá en la aldea de Kfar Tibnit, en el sur del Líbano, el 27 de noviembre de 2024, después de que entrara en vigor un alto el fuego entre Israel y Hezbolá. (Mahmoud Zayat/AFP)

Tras los ataques aéreos de Israel a Irán, Hezbolá y milicias iraquíes evitan represalias, debilitados por pérdidas y reacios a escalar la guerra.

Israel lanza ataque masivo contra Irán sin respuesta de Hezbolá

Israel ejecutó un bombardeo aéreo masivo contra instalaciones militares en Irán el 10 de junio de 2025, utilizando, según reportes, el espacio aéreo iraquí para llevar a cabo la operación. El ataque, que destruyó infraestructura clave, no provocó una respuesta inmediata de Hezbolá, el grupo terrorista libanés considerado históricamente como la primera línea de defensa de Irán frente a Israel. Asimismo, las poderosas milicias chiíes iraquíes respaldadas por Teherán, como Kataib Hezbolá, también optaron por el silencio, a pesar de las quejas de Bagdad ante el Consejo de Seguridad de la ONU por la supuesta violación de su soberanía aérea.

Hezbolá, debilitado tras intensos combates con Israel en 2024, enfrenta limitaciones estratégicas que explican su inacción. La organización perdió a su líder, Hassan Nasrallah, y a otros altos mandos en ataques aéreos israelíes, además de ver mermado su arsenal de cohetes y misiles. Un alto el fuego negociado por Estados Unidos en noviembre de 2024 detuvo la guerra en el sur del Líbano, pero Israel mantiene el control de cinco puntos estratégicos en la región y realiza ataques aéreos casi diarios, denunciando violaciones del acuerdo por parte de Hezbolá.

Las milicias iraquíes, por su parte, evitan involucrarse en un conflicto mayor. Kataib Hezbolá calificó de “profundamente lamentable” el uso del espacio aéreo iraquí por Israel, pero se limitó a exigir la expulsión de las tropas estadounidenses de Irak, sin amenazar con acciones directas. Estas milicias, integradas en las fuerzas de defensa estatales iraquíes, priorizan su estabilidad política y económica en un contexto favorable para sus intereses en Bagdad.

El líder actual de Hezbolá, Naim Qassem, condenó los ataques israelíes y expresó condolencias por los oficiales iraníes muertos, pero no anunció represalias. Analistas señalan que la organización enfrenta restricciones internas y externas, incluyendo la pérdida de una ruta clave de suministro de armas desde Irán tras la caída del presidente sirio Bashar al-Assad en diciembre de 2024.

Datos clave sobre la inacción de Hezbolá y milicias iraquíes

  • Pérdidas de Hezbolá: La muerte de Hassan Nasrallah y otros líderes en 2024 debilitó la estructura de mando del grupo.
  • Arsenal reducido: Israel destruyó gran parte de los 150.000 cohetes y misiles que Hezbolá poseía antes de la guerra.
  • Caída de Assad: La ofensiva rebelde en Siria cortó una vía crítica de suministro de armas iraníes a Hezbolá.
  • Postura iraquí: Las milicias chiíes, parte de las fuerzas estatales, evitan acciones que desestabilicen su posición en Irak.
  • Control israelí: Israel mantiene presencia militar en el sur del Líbano y realiza ataques aéreos regulares.

Contexto histórico de Hezbolá y el Eje de la Resistencia

Hezbolá surgió en la década de 1980 con respaldo iraní como una guerrilla que combatió la ocupación israelí del sur del Líbano. Tras la retirada de Israel en 2000, el grupo fortaleció su arsenal y se consolidó como un actor regional clave dentro del denominado Eje de la Resistencia, una red de facciones y gobiernos aliados de Irán. Esta red incluye a las milicias chiíes iraquíes, los hutíes de Yemen y el grupo terrorista palestino Hamás. En su apogeo, Hezbolá poseía unos 150.000 cohetes y misiles, y Nasrallah afirmó contar con 100.000 combatientes.

Tras el ataque de Hamás contra Israel el 7 de octubre de 2023, Hezbolá inició lanzamientos de cohetes desde el Líbano para apoyar a su aliado. Esto desencadenó una escalada que culminó en una guerra total en septiembre de 2024. Los ataques aéreos y bombardeos israelíes diezmaron al grupo, destruyendo infraestructura y eliminando líderes clave. La caída de Assad en Siria agravó la situación, al interrumpir el flujo de armas iraníes.

El gobierno libanés, liderado por una coalición opuesta a Hezbolá, advirtió al grupo contra acciones que involucren al Líbano en un nuevo conflicto.

En Irak, las milicias chiíes, aunque aliadas de Irán, forman parte de una coalición integrada en las fuerzas estatales. Su reticencia a actuar contra Israel responde a la estabilidad política que disfrutan en Bagdad y al temor de represalias israelíes, tras observar las consecuencias en Irán y Hezbolá.

Los hutíes y el futuro del Eje de la Resistencia

Los hutíes de Yemen, otro componente del Eje de la Resistencia, han atacado buques en el mar Rojo y disparado misiles balísticos contra Israel. Sin embargo, su capacidad para dañar estratégicamente a Israel es limitada debido a su ubicación geográfica y falta de recursos comparados con Hezbolá en su momento de mayor fuerza. Analistas como Andreas Krieg, del King’s College de Londres, consideran a los hutíes como el nuevo centro de la red, pero advierten que no poseen la capacidad de ataque profundo que caracterizaba a Hezbolá.

La percepción de que el Eje de la Resistencia operaba como un bloque monolítico bajo control iraní se debilitó. Krieg describe la red como una “alianza suelta” donde cada actor prioriza su supervivencia. En Irak, las milicias evitan conflictos que comprometan su posición en el gobierno. En el Líbano, Hezbolá enfrenta presiones internas para centrarse en intereses nacionales en lugar de servir a la agenda regional de Irán.

Renad Mansour, de Chatham House, destaca que las milicias iraquíes siempre han buscado evitar un conflicto mayor que arrastre a Irak. Su integración en las estructuras estatales les otorga beneficios políticos y económicos que no desean arriesgar. Esta dinámica contrasta con la autonomía operativa de Hezbolá, cuyo ala militar actúa como un actor no estatal, aunque su brazo político participa en el gobierno libanés.

Qassim Qassir, analista cercano a Hezbolá, sostiene que el grupo podría actuar según evolucionen los acontecimientos. Sin embargo, la combinación de pérdidas militares, aislamiento político y la interrupción de suministros limita su capacidad de respuesta inmediata frente al ataque de Israel a Irán.

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