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El “León Naciente” de Israel lucha contra el “pulpo” Irán sin tentáculos a la vista

16 de junio de 2025
El “León Naciente” de Israel lucha contra el “pulpo” Irán sin tentáculos a la vista

Israel lanzó la Operación “León Naciente” en la madrugada del viernes, un hecho histórico que marca la primera declaración de guerra contra un Estado soberano en más de medio siglo. A diferencia de conflictos previos contra organizaciones terroristas en Gaza, Judea, Samaria o suelo extranjero, el objetivo ahora es Irán.

Durante décadas, Teherán ha apoyado a múltiples grupos terroristas en la región, muchos de los cuales han atacado a Israel. Estos grupos, que Irán financia y arma, incluyen tanto organizaciones chiítas como suníes, y han servido como instrumentos de la influencia iraní en Oriente Medio.

La Fuerza Quds, una rama del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica, ha desempeñado un papel clave en esta estrategia. Este grupo ha proporcionado recursos financieros, armas y entrenamiento a organizaciones terroristas, a menudo en territorio iraní.

La red de grupos respaldados por Irán ha funcionado como un escudo estratégico. Estas organizaciones han atacado a Israel y Estados Unidos, principales adversarios de la República Islámica, mientras Irán evitaba represalias directas. Además, la existencia de estos aliados disuadía cualquier intento occidental de intervención militar o cambio de régimen.

El ataque de Hamás contra Israel el 7 de octubre de 2023, que desató la guerra en Gaza, expuso la magnitud de la influencia iraní. Grupos apoyados por Teherán, desde el Líbano hasta Yemen, atacaron a Israel en lo que el entonces ministro de Defensa, Yoav Gallant, describió como una “guerra de siete frentes”.

Sin embargo, la ofensiva actual de Israel contra Irán ha cambiado la dinámica. Los aliados de Teherán, como Hezbolá, que enfrentamientos previos debilitaron, no han acudido en su defensa. Otros grupos parecen haber sido persuadidos por sus países anfitriones para no intervenir.

Irán enfrenta ahora un desafío sin precedentes: depender de sus propias fuerzas militares en su territorio. Hasta el momento, su respuesta se ha limitado a lanzar misiles balísticos desde la fuerza aérea del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica. Aunque estos ataques han causado destrucción, no han logrado mermar la capacidad militar de Israel.

La guerra ha convertido a Irán en un campo de batalla. Desde Teherán hasta Tabriz, el país sufre los embates israelíes, lo que revela una vulnerabilidad estratégica para un régimen acostumbrado a delegar sus conflictos a sus aliados en el extranjero.

Irán financia terrorismo pese a crisis: pero Hezbolá se debilita

Irán destina miles de millones de dólares anuales a grupos terroristas en el extranjero, un gasto que persiste a pesar de la severa crisis económica del país, marcada por la devaluación de su moneda y la escasez de energía. Gran parte de estos fondos se canaliza hacia Hezbolá, el principal aliado terrorista de Teherán en el Líbano.

Hezbolá, fundado en 1983 con apoyo iraní, ha perdido fuerza tras sufrir derrotas significativas y enfrentar oposición interna en el Líbano. Este grupo, que durante décadas actuó como el brazo armado de Irán contra Israel, ahora muestra reticencia a confrontar al estado judío.

Equipado con misiles de largo alcance y armas de precisión, Hezbolá fue un pilar de la estrategia iraní. Sin embargo, desde el inicio de los ataques israelíes contra Irán el viernes, el grupo se ha limitado a emitir declaraciones sin acciones concretas. Esta inactividad refleja las consecuencias de su conflicto con Israel, que incluyó ataques casi diarios desde octubre de 2023 hasta el alto el fuego de noviembre de 2024.

Los últimos seis meses de guerra, especialmente desde septiembre, devastaron a Hezbolá. Israel eliminó a casi todo su alto mando, incluido el líder Hassan Nasrallah. Además, los ataques israelíes con explosivos en bíperes y walkie-talkies hirieron a unas 4.000 personas, en su mayoría operativos de Hezbolá, según fuentes libanesas, lo que causó un impacto físico y psicológico profundo.

El arsenal de misiles de Hezbolá, antes formidable, se encuentra diezmado o destruido en gran medida. Siria, una ruta clave para el contrabando de armas, ya no es viable. En octubre de 2024, las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) estimaron que el grupo retenía menos del 30% de su capacidad de fuego previa al conflicto.

A pesar del alto el fuego, las FDI continúan operando en el Líbano, donde atacan a operativos de Hezbolá, especialmente en el sur. En dos ocasiones, Israel bombardeó edificios en el distrito de Dahiyeh en Beirut, donde, según las FDI, se fabricaban y almacenaban drones.

La debilidad de Hezbolá se agrava por la presión política interna. En los últimos seis meses, dos de los tres principales cargos de liderazgo en el Líbano han sido ocupados por figuras opuestas al grupo: el primer ministro Nawaf Salam y el presidente Joseph Aoun. Ambos han abogado por desarmar a Hezbolá y han insistido en que las decisiones de guerra deben ser exclusivas del Estado.

En un discurso reciente, Salam destacó que el Ejército libanés desmanteló más de 500 depósitos de armas en el sur, ampliamente asociados con Hezbolá. Según el medio saudí Al Arabiya, el gobierno libanés advirtió a Hezbolá que no permitirá que el Líbano se involucre en represalias iraníes contra Israel, al declarar que “el tiempo en que la organización ignoraba al Estado en decisiones de guerra ha terminado”.

Las autoridades libanesas también señalaron que cualquier acción que arrastre al Líbano a un conflicto hará responsables a Hezbolá e Irán, no a Israel, en caso de una respuesta israelí. Esta postura ha colocado a Hezbolá en una posición delicada, lo que limita su capacidad de actuar a pesar de conservar cierto potencial militar.

El viernes, tras el inicio de la operación israelí contra Irán, Hezbolá condenó los ataques en un extenso comunicado, al afirmar que Israel “solo entiende el lenguaje de la muerte, el fuego y la destrucción”. Sin embargo, no especificó si respondería ni cuándo. Un funcionario del grupo aseguró a Reuters que Hezbolá no tomaría represalias por los ataques contra Irán.

Irán pierde apoyo de milicias iraquíes en guerra contra Israel

Irán ha fortalecido desde 2003 a milicias chiíes y proiraníes en Irak para expandir su influencia. Estos grupos, que inicialmente atacaron a fuerzas estadounidenses, dirigieron sus armas contra Israel tras el ataque de Hamás el 7 de octubre de 2023. Sin embargo, presiones internas y externas han frenado sus operaciones.

Desde 2014, las milicias operan bajo las Fuerzas de Movilización Popular, un conglomerado que ha combatido al Estado Islámico y atacado bases estadounidenses en la región. A partir de octubre de 2023, con aparente respaldo iraní, estas milicias se sumaron a la guerra regional contra Israel, al lanzar drones hacia los Altos del Golán y, en una ocasión, hacia Eilat. También atacaron posiciones estadounidenses en Irak. En octubre de 2024, un ataque con drones de milicias proiraníes mató a dos soldados de las Fuerzas de Defensa de Israel en el norte de los Altos del Golán.

No obstante, antes del segundo alto el fuego entre Israel y Hamás en diciembre de 2024, las milicias iraquíes acordaron cesar sus ataques contra Estados Unidos e Israel. Este pacto, negociado con el gobierno iraquí, fue confirmado por un alto cargo de la milicia al-Nujaba en el diario libanés Al-Akhbar. Según medios árabes, el acuerdo respondió al retorno de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos y a la caída del régimen de Bashar al-Assad en Siria, que dio paso a un gobierno hostil a Irán.

Estados Unidos, que respalda al gobierno iraquí y rechaza nuevos ataques contra sus bases, parece haber influido en esta decisión. Aunque no ha emitido declaraciones oficiales, Washington asumió la autoría de bombardeos contra bases milicianas en Irak en 2024, tras un ataque letal contra una de sus instalaciones.

Pese a la reanudación de los combates entre Israel y Hamás, las milicias iraquíes han permanecido inactivas. El 14 de junio, el diario saudí Asharq Al-Awsat reveló que el gobierno iraquí envió un mensaje a las milicias, similar al que el Líbano dirigió a Hezbolá: no intervengan en la guerra entre Israel e Irán.

El primer ministro iraquí, Mohammed al-Sudani, sostuvo reuniones con líderes milicianos para resaltar que Irak no desea involucrarse en la guerra. Además, el influyente clérigo chií Muqtada al-Sadr ha instado a las milicias a mantenerse al margen. En un tuit del 13 de junio, al-Sadr afirmó: “Irak y su pueblo no necesitan nuevas guerras. Pedimos que se silencien las voces imprudentes que piden la participación iraquí en la guerra y que se escuche la voz de la sabiduría y la voz de los clérigos”.

Siria corta lazos con Irán y frena su corredor de armas

Desde el inicio de la guerra civil siria en 2011, Irán ha consolidado su dominio en el país mediante una presencia militar directa y el uso de Siria como ruta clave para el traslado de armas hacia el Líbano. Las milicias apoyadas por Teherán operaban en territorio sirio, pero el valor estratégico principal de Siria radicaba en su función como corredor logístico, más que como escenario de combates.

Ese papel ha desaparecido. La huida de Bashar al-Assad a Moscú en diciembre de 2024 marcó el colapso de la influencia iraní en Siria. El nuevo presidente, Ahmad al-Sharaa, ha roto todos los vínculos con Irán y ha prohibido cualquier presencia del régimen de Teherán en el país. Las medidas incluyen el cierre de la embajada iraní y la prohibición de vuelos iraníes en el espacio aéreo sirio.

El gobierno sirio ha incrementado sus esfuerzos para bloquear el contrabando de armas destinadas al Líbano, presumiblemente para Hezbolá. En los últimos meses, las autoridades han confiscado múltiples cargamentos de armamento, según declaraciones oficiales.

Esta transformación ha debilitado gravemente la capacidad de Irán para utilizar Siria como base de apoyo a sus aliados en la región, un rol que desempeñó durante más de una década.

Hutíes de Yemen persisten como único aliado activo de Irán contra Israel

Los hutíes, islamistas de Yemen, permanecen como el único grupo respaldado por Irán que continúa enfrentándose a Israel. Sin embargo, su capacidad se ve restringida por la gran distancia geográfica, que elimina el factor sorpresa, y por un arsenal limitado. Desde el viernes, su participación en la guerra ha pasado desapercibida.

Originados como una milicia rebelde contra el gobierno yemení durante la guerra civil, los hutíes han recibido desde 2014 apoyo financiero, militar y logístico de Irán. Teherán les ha provisto armas, tecnología y asesoramiento técnico para fortalecer su posición.

El grupo afirmó haber atacado emplazamientos militares israelíes con misiles balísticos desde el viernes. En realidad, solo lanzó un misil que impactó en una ciudad palestina cerca de Hebrón, lo que hirió a varias personas. Los hutíes evitaron reivindicar el ataque. Además, el sábado dispararon tres drones contra Israel, todos interceptados lejos de sus fronteras, según las Fuerzas de Defensa de Israel.

Pese a meses de bombardeos estadounidenses e israelíes, los hutíes buscan demostrar su respaldo a Irán. Mientras Hezbolá, las Fuerzas de Movilización Popular, Hamás y otros aliados iraníes han reducido su actividad, los hutíes mantienen una postura combativa. Disparan misiles balísticos esporádicos contra Israel y prometen “apoyar a Gaza mientras la masacre continúe”, según sus declaraciones.

En el pasado, los ataques hutíes contra Israel generaban sorpresa y temor. Sin embargo, tras meses de enfrentamientos, su impacto ha disminuido, sin que el grupo revele nuevas estrategias. Por su parte, Israel intensifica su ofensiva, al emplear incluso su poder naval de manera inédita contra los hutíes.

Recientes intentos de eliminar a líderes hutíes, como Mohammed Abd al-Karim al-Ghamari, jefe de personal del grupo, sugieren que Israel ha obtenido inteligencia valiosa tras un prolongado enfrentamiento. Las tácticas hutíes, centradas en misiles balísticos y drones lanzados desde gran distancia, resultan similares a las de Irán, pero con un alcance y efectividad mucho menores.

En el contexto del enfrentamiento entre Israel e Irán, los hutíes, un grupo que alguna vez desafió el comercio global, parecen destinados a quedar relegados a un papel secundario.

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