Un periodista kurdo radicado en Erbil afirmó que los kurdos del norte de Irak apoyan mayoritariamente los bombardeos israelíes contra instalaciones nucleares y de misiles balísticos en Irán.
“Muchos kurdos expresan una aprobación discreta, incluso alegría, por los ataques de Israel contra Irán”, señaló el periodista. “Este sentimiento se refleja en las redes sociales, donde la gente manifiesta abiertamente su satisfacción. La razón principal radica en el profundo rechazo al régimen iraní, acusado de reprimir las aspiraciones kurdas tanto en Irán como en Irak a través de sus aliados. Para muchos, un golpe contra Irán representa un revés para uno de sus mayores opresores”.
Algunos kurdos incluso contemplan la posibilidad de viajar a Irán como turistas en un futuro cercano.
Sin embargo, los líderes del Kurdistán iraquí han optado por el silencio. “Es un asunto delicado”, explicó el periodista. “Pronunciarse con firmeza podría irritar a Teherán, mientras que la prudencia preserva opciones diplomáticas y protege sus intereses. Es probable que los líderes observen los eventos con atención, pero eviten declaraciones públicas. Rumores no confirmados sugieren que varios de ellos abandonaron Erbil rumbo a destinos desconocidos, ante el temor de represalias iraníes”.
Según el periodista, muchos kurdos, especialmente los jóvenes, confían en que los ataques israelíes desencadenen una reacción en cadena que culmine con un cambio de régimen en Irán. “Un régimen iraní debilitado o derrocado alteraría el equilibrio de poder en Irak”, afirmó. “Existe una frustración histórica por el trato del gobierno iraquí hacia el Gobierno Regional del Kurdistán (KRG), y los kurdos atribuyen gran parte de esa marginación a la influencia iraní”.
Irán, por su parte, muestra inquietud ante la posibilidad de que grupos kurdos opositores aprovechen la guerra para infiltrarse desde el Kurdistán iraquí. El lunes, el ministro de Relaciones Exteriores iraní, Abbas Araghchi, subrayó al presidente del Kurdistán, Nechirvan Barzani, la necesidad de impedir “cualquier explotación por parte de actores malintencionados para desestabilizar las zonas fronterizas”, según un comunicado kurdo.