Después de los bombardeos contra Isfahán, Fordow y Natanz, Irán inició la construcción de una instalación subterránea destinada al enriquecimiento de uranio, que funciona sin supervisión del OIEA.
Nueva planta nuclear iraní queda fuera de controles internacionales
La reciente destrucción de los complejos nucleares de Isfahán, Fordow y Natanz mediante ataques aéreos no interrumpió el programa nuclear iraní. Teherán anunció una nueva instalación subterránea dedicada al enriquecimiento de uranio, de acuerdo con informes de inteligencia. Esta planta, equipada con mineral importado, no está sujeta a la supervisión de la Organización Internacional de Energía Atómica (OIEA). El gobierno iraní no actúa con premura hacia la construcción de una bomba nuclear, sino que ejecuta un plan sistemático para acumular uranio con fines militares, mediante una red clandestina establecida durante meses.
El Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica (CGRI) dirige este programa nuclear. Registros de compras y análisis de imágenes satelitales indican que empresas bajo su control gestionan la extracción, el transporte y el comercio ilegal de insumos nucleares. Después de la Operación Martillo de Medianoche, liderada por Estados Unidos el 21 de junio, imágenes recientes revelan la presencia de maquinaria pesada en Fordow, lo cual constituye evidencia de la reconstrucción de túneles destinados al enriquecimiento. Aunque la OIEA informó una interrupción de las actividades debido a los daños, la ausencia de acceso total para los inspectores indica que Irán intenta restaurar su capacidad nuclear.
Informes del Instituto para la Ciencia y la Seguridad Internacional y de la OIEA confirman que las minas iraníes de Saghand y Gachin no generan suficiente uranio para un programa energético civil. En consecuencia, Irán recurrió a yacimientos secundarios en Narigan y Jang-e Sar, procesó uranio empobrecido y obtuvo mineral a partir de fosfatos importados. Estas acciones, presentadas como pacíficas, han dado lugar a reservas adecuadas para armamento nuclear. Asimismo, Teherán adquirió 300 toneladas de yellowcake en Níger a cambio de drones y sistemas antiaéreos, según datos de Africa Intelligence. Actualmente, intenta tomar control directo de las minas nigerinas, que tienen capacidad para generar material suficiente para varias armas por año.
La operación en Níger, ejecutada sin el control de la OIEA, infringe las normas de transparencia y compromete el sistema internacional de salvaguardas. La ausencia de centrifugadoras funcionales limita por ahora la producción de uranio apto para armamento. No obstante, las actividades iraníes en minería no declarada, reprocesamiento y aprovechamiento de fosfatos permiten asegurar una reserva de materia prima lista para ser procesada en nuevas centrifugadoras, en instalaciones ocultas o reconstruidas.
Datos clave sobre el programa nuclear iraní
- Instalaciones destruidas: Isfahán, Fordow y Natanz, afectadas por ataques aéreos antes de junio de 2025.
- Nueva planta: Subterránea, sin supervisión del OIEA, con función de enriquecimiento de uranio.
- CGRI: Administra la extracción, el transporte y la distribución de insumos nucleares a través de entidades encubiertas.
- Yellowcake: Irán obtuvo 300 toneladas de Níger y busca controlar las minas en ese país.
- Minas iraníes: Saghand y Gachin carecen de capacidad para abastecer programas civiles.
Irán evita sanciones mediante red de suministro nuclear
El enfoque iraní consiste en establecer una infraestructura de suministro que no se somete a controles externos. El proceso comienza con la extracción en minas no declaradas, el traslado no oficial de yellowcake y la utilización de una red empresarial subordinada al CGRI. Esta estructura permite a Irán mantener el acceso a materia prima sin interrupciones. La falta de acciones eficaces por parte de los gobiernos occidentales contribuye a que el programa iraní continúe su desarrollo.
La adquisición de uranio en Níger representa una fase crítica. Las minas nigerinas, capaces de generar material para múltiples bombas anualmente, constituyen un objetivo operacional para el CGRI. Esta operación, formalizada como un acuerdo comercial, incluyó sistemas militares, lo que evidencia el carácter técnico y planificado de la red iraní. Además, el uso de yacimientos secundarios en Narigan y Jang-e Sar, junto con el tratamiento de fosfatos importados, permite un abastecimiento constante de uranio.
La OIEA enfrenta dificultades para monitorear estas actividades. La falta de acceso a sitios relevantes, como la nueva planta subterránea, impide verificar el alcance del programa iraní. Imágenes satelitales recientes identificaron actividad en Fordow, donde los túneles que fueron dañados durante la Operación Martillo de Medianoche están siendo reconstruidos. Esto indica que Irán intenta recuperar su capacidad e incluso ampliarla con nuevas instalaciones no registradas.
La diplomacia occidental mantiene un enfoque que considera el enriquecimiento como el aspecto central del problema, pero omite la relevancia de la cadena de suministro. Las sanciones actuales no abordan la extracción en minas, el comercio no oficial de yellowcake ni las entidades encubiertas del CGRI. En ausencia de medidas directas, Irán continuará desarrollando su infraestructura nuclear, preparada para activar nuevas plantas en el futuro.
Occidente debe adoptar decisiones concretas ante expansión iraní
Para detener el programa nuclear iraní, los países occidentales deben aplicar acciones inmediatas. Las sanciones basadas en resoluciones de la ONU resultan necesarias para bloquear exportaciones de uranio, licencias mineras y acuerdos internacionales. La clasificación del CGRI como entidad terrorista debido a su participación en actividades relacionadas con materiales nucleares establecería una respuesta clara. Adicionalmente, iniciar procesos judiciales contra las empresas implicadas en la cadena de suministro, incluyendo plantas procesadoras y operadores logísticos, podría interrumpir la red de apoyo al programa.
La publicación de imágenes satelitales que documenten yacimientos no declarados, centros de procesamiento y rutas de transporte permitiría aumentar la presión internacional. Francia y Reino Unido, con capacidad de influencia en Níger, deben actuar para impedir que Irán controle las minas de uranio antes de que el CGRI las incorpore a su estructura operativa. Estas iniciativas, junto con una política que contemple la extracción y el comercio no regulado, son fundamentales para detener el desarrollo nuclear iraní.
La destrucción de los complejos anteriores no detuvo el avance técnico del programa, sino que provocó su traslado a una fase encubierta. Con reservas de uranio aseguradas y una red de suministro activa, Irán se encuentra en condiciones de reactivar sus capacidades nucleares cuando lo decida. La comunidad internacional debe intervenir para desmantelar esta infraestructura antes de que otra planta entre en funcionamiento.