Equipos de emergencia en Texas intensifican las labores de búsqueda para localizar a decenas de personas desaparecidas, incluidos menores, tras las inundaciones repentinas que causaron al menos 82 muertes. Las autoridades temen que la cifra aumente conforme avancen los operativos. Meteorólogos advirtieron sobre la posibilidad de nuevos diluvios en las próximas horas.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, declaró que “probablemente” viajará al estado el viernes para evaluar la situación. Durante sus declaraciones, minimizó las críticas sobre los recortes presupuestarios aplicados por su administración a agencias meteorológicas y de respuesta federal, restando importancia al posible impacto de esas medidas en los sistemas locales de alerta temprana.
Trump calificó el desastre como una “catástrofe de 100 años” y aseguró que “nadie esperaba” una emergencia de tal magnitud. Su postura ha generado cuestionamientos entre expertos en gestión de emergencias, aunque el presidente no abordó directamente esos señalamientos.
El condado de Kerr, ubicado en el centro del estado, resultó el más afectado. El alguacil Larry Leitha confirmó la muerte de 40 adultos y 28 niños en esa zona, mientras que otras diez personas murieron en localidades cercanas. Las autoridades continúan evaluando los daños en regiones rurales y urbanas impactadas por las corrientes súbitas.
Durante una conferencia de prensa, el jefe de seguridad pública de Texas, Freeman Martin, alertó que “verán aumentar el número de muertos hoy”. La visibilidad reducida, el colapso de puentes y la obstrucción de rutas de acceso dificultan las operaciones de búsqueda.
El gobernador Greg Abbott informó que al menos 41 personas siguen desaparecidas en distintos puntos del estado. También señaló que la cifra podría elevarse, dado que varias comunidades siguen incomunicadas y los reportes de personas no localizadas continúan llegando a los centros de emergencia.
Las autoridades estatales y federales trabajan en la coordinación de refugios, distribución de suministros y asistencia médica. La prioridad inmediata sigue siendo el rescate de posibles sobrevivientes atrapados en viviendas, vehículos o zonas rurales inundadas.
La situación ha reactivado el debate sobre la preparación institucional frente a fenómenos meteorológicos extremos. Sin embargo, funcionarios federales evitaron emitir declaraciones sobre políticas presupuestarias y centraron su atención en las tareas de asistencia en curso.