El diputado David Bitan, presidente del Comité de Asuntos Económicos de la Knéset, exhortó al gobierno a asumir parte de los costos provocados por la suspensión de vuelos durante la guerra con Irán. Dirigiéndose al Ministerio de Finanzas, pidió que en un plazo máximo de diez días presente un borrador para compensar tanto a aerolíneas como a pasajeros afectados por el cierre del espacio aéreo israelí.
Durante la audiencia parlamentaria del domingo, Bitan sostuvo que el Ejecutivo debe intervenir y ofrecer una solución, ya sea total o parcial, para evitar que las aerolíneas y los consumidores absorban las pérdidas por completo. Mencionó específicamente a las compañías locales Arkia, Israir y El Al, así como a transportistas extranjeros, que se vieron obligados a interrumpir sus operaciones por motivos de seguridad. “Los consumidores necesitan obtener una compensación, y también se espera que las aerolíneas enfrenten demandas, y, por lo tanto, debe resolverse lo más rápido posible, de una forma u otra”, declaró.
La guerra de 12 días con Irán, iniciada el 13 de junio, provocó la paralización casi total del espacio aéreo israelí. Como resultado, numerosas aerolíneas cancelaron vuelos, lo que dejó a miles de pasajeros varados fuera del país. A partir del 18 de junio, las aerolíneas nacionales El Al, Arkia, Israir y Air Haifa participaron en una operación gubernamental para repatriar a entre 100.000 y 150.000 ciudadanos.
Aunque Israel reabrió completamente sus cielos el 24 de junio tras alcanzarse un alto el fuego, la mayoría de las aerolíneas extranjeras aún no ha restablecido sus rutas hacia Tel Aviv. Solo Air France ha confirmado su retorno, fijado para el 7 de julio. Por su parte, United Airlines pospuso sus vuelos hacia Israel hasta el 1 de agosto, mientras que Delta lo hará hasta el 31 de ese mismo mes.
La sesión parlamentaria coincidió con la difusión de una carta enviada por más de 25 aerolíneas extranjeras, en conjunto con las israelíes, a los ministros Miri Regev, Bezalel Smotrich y Nir Barkat. En la misiva solicitaron que el Estado exima a las compañías de brindar ciertos beneficios y derechos a los pasajeros cuyos vuelos resultaron afectados por el cierre.
Aunque ninguna aerolínea extranjera ha condicionado su regreso a la aprobación de esta solicitud, todas afirmaron que su continuidad operativa en Israel depende de una respuesta favorable por parte del gobierno.
En la misma audiencia, Elchanan Ben Dahan, representante del Ministerio de Finanzas, recordó que la normativa israelí y europea obliga a las aerolíneas a proporcionar vuelos alternativos y cubrir estancias en hoteles a los pasajeros afectados. A la vez, señaló que el ministerio ya inició un análisis económico con el objetivo de encontrar una solución justa en el menor tiempo posible.
Bitan criticó la omisión del gobierno al excluir a las aerolíneas del esquema general de compensaciones diseñado para paliar los efectos económicos de la guerra. Cuestionó que comercios como peluquerías puedan acceder a ayudas mientras las compañías aéreas que participaron en la repatriación no reciban ningún respaldo. “Una peluquería que fue cerrada durante los días de la guerra con Irán tiene derecho a una compensación, ¿pero no estamos compensando a una aerolínea que dejó de volar y luego operó vuelos para devolver a los israelíes?”, reprochó.
Funcionarios de los ministerios de Transporte y Economía presentes en el comité respaldaron la necesidad de establecer un mecanismo que impida que las pérdidas recaigan exclusivamente sobre las aerolíneas. Regev y Barkat solicitaron el jueves al Ministerio de Finanzas que organice una reunión conjunta para abordar la compensación a los pasajeros que quedaron atrapados en el extranjero durante la guerra.
El ministro Barkat sostuvo que, aunque el cierre aéreo se implementó por razones de seguridad, los ciudadanos terminaron asumiendo elevados costos. “Nuestra responsabilidad es asegurarnos de que el Estado esté ahí para ellos para asegurarnos de que ningún ciudadano cargue solo con esta carga”, afirmó.
Desde la Autoridad de Aviación Civil, Yishai Don Yehia consideró que el cierre de los cielos israelíes constituyó un hecho excepcional, por lo que resulta imprescindible que el gobierno asuma su responsabilidad en la compensación. “No quiero decir exactamente cuánto, pero no puede ser que todo vaya a recaer en las aerolíneas y en los ciudadanos”, sostuvo.
Mientras tanto, El Al, Arkia, Israir y otras aerolíneas extranjeras ya enfrentan demandas colectivas de parte de pasajeros afectados por cancelaciones durante la guerra.
Durante el debate parlamentario, el director ejecutivo de Arkia, Oz Berlowitz, expresó que sin un apoyo inmediato del Estado, su compañía no podrá resistir las consecuencias económicas de la guerra. Aseguró que las aerolíneas actuaron con responsabilidad para repatriar a los ciudadanos, sin beneficiarse del contexto. “Pedimos asistencia y también que se reconozca la importancia estratégica de nuestra existencia: sin la aviación israelí, Israel está aislado; Una aerolínea que no vuela no sobrevive”, destacó.
El monto de los daños, según Berlowitz, asciende a millones de dólares, lo que plantea un riesgo real de colapso para las aerolíneas israelíes. En esa misma línea, Uri Sirkis, CEO de Israir, explicó que, a pesar de la reapertura del aeropuerto Ben Gurion, la actividad en julio se mantuvo un 20 % por debajo del promedio habitual. Esto generó una pérdida de 32 pasajeros por vuelo y un déficit de aproximadamente \$12.000 por cada trayecto.
Sirkis indicó que Israir ha desembolsado \$10 millones en compensaciones a pasajeros y denunció la situación como injusta. “No puede ser que seamos una víctima”, afirmó.
Por su parte, Shlomi Zafrani, vicepresidente de Comercio y Asuntos Internacionales de El Al, precisó que su compañía necesita una semana de operaciones completas para cubrir las pérdidas económicas provocadas por un solo día sin vuelos. “En este momento, nuestros daños en pérdidas directas ascienden a \$50 millones”, concluyó.