La Knéset rechazó proyecto que permitía a víctimas de terrorismo no judías por halajá ser enterradas en cementerios judíos.
Votación en Knéset rechaza entierros de víctimas no halájicas
El miércoles, la Knéset no aprobó en lectura preliminar un proyecto de ley que buscaba permitir que víctimas de terrorismo no reconocidas como judías según la halajá fueran enterradas en cementerios judíos. Con 31 votos a favor y 45 en contra, la propuesta, apoyada por la organización ITIM, no avanzó. La medida pretendía aplicar soluciones ya adoptadas por el Rabinato Militar para soldados que no son considerados judíos según la halajá.
El proyecto respondía a casos como el de Alina Plahti, asesinada el 7 de octubre de 2023 en el Festival Nova. Su familia deseaba un entierro judío, pero fue sepultada fuera del cementerio de Beit She’an por no ser judía según la halajá. La propuesta tenía como fin garantizar el entierro en cementerios judíos para víctimas registradas como sin religión, siempre que sus familias así lo decidieran.
El diputado Chili Tropper, de Azul y Blanco, respaldó el proyecto, tal como sucede en cementerios militares. Sin embargo, la oposición, liderada por partidos jaredíes, sostuvo que la decisión debía quedar exclusivamente en manos del Gran Rabinato.
Meir Porush, ministro de Patrimonio Judío, declaró que la medida podría afectar los sentimientos de familias judías que buscan entierros conforme a la halajá. Michael Malchieli, ministro de Asuntos Religiosos, afirmó que el Gran Rabinato era la única autoridad competente para resolver este asunto y descartó cualquier intervención de la Knéset.
Datos clave sobre la controversia de los entierros
- La halajá exige que judíos y no judíos sean enterrados en cementerios separados.
- Más de 500,000 israelíes no son reconocidos como judíos por el Gran Rabinato.
- El Rabinato Militar ofrece soluciones para soldados que no son considerados judíos según la halajá desde 2011.
- La Ley del Retorno permite la inmigración de no judíos con lazos familiares judíos.
Antecedentes de la propuesta y casos emblemáticos
Después de los ataques del 7 de octubre de 2023, que causaron cerca de 1,200 muertos, el rabino Seth Farber, de ITIM, propuso al Gran Rabinato que extendiera las prácticas del Rabinato Militar a víctimas civiles de terrorismo. En 2011, las FDI iniciaron el entierro de soldados no reconocidos como judíos por la halajá en parcelas separadas dentro de cementerios militares, y en 2020 incorporaron un revestimiento en las tumbas para ajustarse a los requisitos halájicos.
Un caso destacado fue el de la familia Kapshetar, asesinada el 7 de octubre. Dina, Evgeny, Aline y Ethan fueron enterrados fuera del cementerio de Dimona porque Evgeny no era judío. La familia optó por mantenerlos juntos y rechazó un entierro parcial en el cementerio judío. Esto puso en evidencia la necesidad de reformas, según ITIM.
Farber indicó que la halajá admite soluciones prácticas, como las que implementaron las FDI, las cuales respetan tanto la ley judía como las necesidades de las familias. No obstante, la respuesta inicial del Gran Rabinato en 2023 fue que no existía necesidad de cambios, una postura que Farber calificó de insuficiente a la luz de los casos documentados.
La madre de Alina Plahti, Olga, manifestó su frustración en Canal 12 y explicó que su hija, comprometida con el judaísmo y en proceso de conversión, fue considerada judía por los terroristas, pero no por la Knéset.