El cazabombardero chino JH-7 se acercó a 30 metros del avión de vigilancia japonés YS-11EB en el mar de China Oriental, lo que elevó las tensiones regionales.
Incidente aéreo en el mar de China Oriental
Un cazabombardero chino JH-7 voló a unos 30 metros de un avión de inteligencia japonés YS-11EB los días 9 y 10 de julio de 2025 en el mar de China Oriental. El encuentro ocurrió en espacio aéreo internacional, cerca de las islas Senkaku, bajo administración japonesa, pero reclamadas por China como las islas Diaoyu. El avión japonés ejecutaba tareas de vigilancia y recolección de inteligencia electrónica durante el incidente. La maniobra del JH-7, que tuvo una duración de 15 minutos el miércoles y 10 minutos el jueves, consistió en aproximaciones horizontales y verticales a distancias de 196 pies (60 metros) y 98 pies (30 metros) respectivamente. No se reportaron daños en el avión japonés ni lesiones en su tripulación.
El YS-11EB, operado por la Fuerza Aérea de Autodefensa de Japón, es un avión de vigilancia propulsado por dos motores turboprop Rolls-Royce Dart Mk 542-10K, diseñado para misiones de inteligencia electrónica y guerra electrónica. Su velocidad y capacidad de maniobra son limitadas frente a un cazabombardero como el JH-7, que alcanza velocidades de Mach 1.5 y transporta misiles de largo alcance como el YJ-83. La proximidad del encuentro generó preocupaciones sobre un posible choque aéreo, dado que distancias inferiores a 200 metros se consideran de alto riesgo en maniobras militares.
El incidente se suma a un patrón de encuentros cercanos en la región. En junio de 2025, un caza chino J-15, operado desde el portaaviones Shandong, se acercó a 45 metros de un avión de patrulla marítima japonés P-3C en el Pacífico, mientras China realizaba ejercicios con sus dos portaaviones, Shandong y Liaoning, que operaban simultáneamente por primera vez.
China estableció en 2013 una zona de identificación de defensa antiaérea sobre el mar de China Oriental, que no cuenta con reconocimiento internacional, y exige que aeronaves extranjeras notifiquen su paso. Japón efectúa vuelos regulares de vigilancia en esta área para monitorear actividades militares chinas, lo que provoca respuestas frecuentes de la Fuerza Aérea del Ejército Popular de Liberación.
Detalles clave del encuentro aéreo
- El JH-7 voló a 30 metros del YS-11EB el 9 y 10 de julio de 2025.
- El encuentro ocurrió en espacio aéreo internacional cerca de las islas Senkaku.
- El YS-11EB ejecutaba tareas de inteligencia electrónica sin capacidad de evasión.
- La maniobra china se extendió durante 15 minutos el miércoles y 10 minutos el jueves.
Tácticas militares chinas en el Indo-Pacífico
El cazabombardero JH-7, fabricado por Xi’an Aircraft Industrial Corporation, es un avión de ataque capaz de operar contra objetivos terrestres y marítimos. Está equipado con misiles YJ-83, lo que permite a China proyectar poder en el mar de China Oriental y desafiar la presencia naval de Japón y Estados Unidos. Aunque no pertenece a una generación avanzada, su radar y sistemas de armas le otorgan eficacia en misiones en áreas disputadas. En los incidentes de julio, el JH-7 ejecutó maniobras de interceptación y se acercó al YS-11EB mediante trayectorias que incluyeron sobrevuelos y giros a corta distancia. Estas tácticas son utilizadas por China para disuadir actividades de vigilancia extranjera.
Se han registrado encuentros similares en años anteriores. En 2001, un caza chino colisionó con un avión de reconocimiento estadounidense EP-3 cerca de la isla de Hainan, lo que obligó a un aterrizaje de emergencia y provocó una crisis diplomática. Aunque los incidentes de 2025 no concluyeron en colisiones, la separación de 30 metros entre el JH-7 y el YS-11EB representa un riesgo elevado, especialmente en un entorno con múltiples activos militares. Japón ha incrementado sus capacidades defensivas con cazas F-35 y sistemas de defensa antimisiles Aegis, pero su flota de vigilancia, que incluye el YS-11EB, presenta limitaciones frente a tácticas chinas más agresivas.
La región del mar de China Oriental tiene un valor estratégico por sus rutas marítimas y recursos energéticos. Las islas Senkaku/Diaoyu, objeto de disputas territoriales, reciben patrullajes constantes por embarcaciones y aeronaves de ambos países. China ha incrementado sus operaciones militares mediante patrullas aéreas y ejercicios navales, mientras Japón fortalece su alianza con Estados Unidos y otros socios, como Filipinas, que enfrenta tácticas similares de China en el mar de China Meridional. La frecuencia de estos encuentros aéreos ha ido en aumento, con interceptaciones chinas reportadas contra aviones de Australia, Canadá y Alemania en los últimos años.
Las maniobras del JH-7 evidencian un enfoque chino de disuasión activa. Las interceptaciones a corta distancia buscan limitar la capacidad de vigilancia de los adversarios sin escalar hacia un conflicto directo. No obstante, la cercanía entre aeronaves incrementa el riesgo de accidentes, especialmente en un entorno con alta densidad de operaciones militares. Japón ha priorizado la modernización de su flota de vigilancia y defensa, pero la brecha tecnológica con China, que avanza en cazas como el J-16 y misiles hipersónicos, plantea desafíos a largo plazo.
Riesgos de escalada en encuentros aéreos
Los incidentes del 9 y 10 de julio de 2025 entre el JH-7 chino y el YS-11EB japonés ponen de manifiesto los riesgos derivados de encuentros cercanos en el mar de China Oriental. La distancia de 30 metros, equivalente a 98 pies, está muy por debajo del estándar de seguridad de 200 a 500 metros recomendado para operaciones militares en espacio aéreo internacional. El YS-11EB, cuyo diseño se remonta a los años 60, carece de la velocidad o maniobrabilidad necesarias para evadir interceptaciones de alta velocidad, lo que lo expone a maniobras agresivas.
En ambos días, el JH-7 mantuvo su aproximación durante períodos prolongados: 15 minutos el miércoles y 10 minutos el jueves. Esta prolongación incrementó el potencial de error humano o fallo mecánico. La falta de comunicación entre las tripulaciones de ambos aviones durante los encuentros elevó aún más los riesgos, ya que no se intercambiaron señales de radio ni otros medios de coordinación. Incidentes anteriores, como el uso de láseres por parte de buques chinos contra aviones australianos en 2022, demuestran un patrón de tácticas intimidatorias en la región.
El mar de China Oriental continúa siendo un área de alta tensión por su relevancia geoestratégica. Las disputas sobre las islas Senkaku/Diaoyu y los recursos energéticos de la zona alimentan la rivalidad entre China y Japón. Los vuelos de vigilancia japoneses, dirigidos a monitorear movimientos navales y aéreos chinos, reciben respuestas en forma de interceptaciones que buscan restringir dichas operaciones. En 2025, China ha incrementado la frecuencia de sus patrullas aéreas, respaldadas por una flota en expansión que incluye cazas J-10C y J-16, además del JH-7.
La modernización militar japonesa contempla la adquisición de cazas F-35 y el desarrollo de sistemas de defensa antimisiles. Sin embargo, la dependencia en plataformas como el YS-11EB para funciones de inteligencia electrónica representa una vulnerabilidad. Aunque los incidentes de julio de 2025 no provocaron daños, la reiteración de encuentros a corta distancia incrementa la posibilidad de un accidente que podría escalar tensiones en una región donde operan múltiples potencias militares.