El Pentágono ha anunciado cambios radicales destinados a acelerar el despliegue de drones pequeños, incluidos los tipos armados, en todas las fuerzas armadas de Estados Unidos.
De manera destacada, ciertos sistemas aéreos no tripulados (UAS, por sus siglas en inglés) de menor tamaño serán ahora tratados como “consumibles”, más similares a granadas de mano u otros tipos de munición que a aeronaves, lo que tiene amplias implicaciones. Los comandantes de menor rango también tendrán la facultad de adquirir directamente UAS pequeños y autorizar a sus subordinados para que los operen.
Las nuevas políticas implementadas hoy representan un cambio monumental que coincide con un momento crítico para el ejército estadounidense, que ha mostrado una extrema lentitud en el despliegue generalizado de drones, a pesar de las lecciones adquiridas con gran costo en los campos de batalla activos, donde las evidencias han sido cada vez más notorias.
El secretario de Defensa, Pete Hegseth, presentó hoy las nuevas políticas sobre drones mediante un video promocional, disponible a continuación, en el que un pequeño sistema aéreo no tripulado le entrega una copia del memorando oficial. El documento completo, titulado “Desatar el Dominio Militar de Drones de EE. UU.”, está disponible para consulta.
Hegseth hizo referencia a la guerra en curso en Ucrania, donde los drones pequeños, especialmente los de tipo kamikaze con vista en primera persona y aquellos adaptados para lanzar pequeñas municiones, se han convertido en un elemento permanente en ambos bandos, como uno de los factores decisivos detrás de estos cambios. Como lo señala regularmente TWZ, el uso de drones, incluidos los modelos comerciales pequeños y armados, y las amenazas que generan, ya tenía antecedentes previos a la guerra en Ucrania.
Unleashing U.S. Military Drone Dominance @DOGE pic.twitter.com/ueqQPc7rKI
— Secretary of Defense Pete Hegseth (@SecDef) July 10, 2025
“Los drones representan la mayor innovación en el campo de batalla en una generación, responsables de la mayoría de las bajas registradas este año en Ucrania. Nuestros adversarios, en conjunto, fabrican millones de drones económicos cada año”, escribió Hegseth en su memorando. “Durante los últimos tres años, la producción mundial de drones militares se ha incrementado considerablemente, mientras que la administración anterior impuso trabas burocráticas. Las unidades estadounidenses no disponen de los drones pequeños y letales que exige el campo de batalla actual”.
El memorando establece tres líneas principales de acción detrás de las nuevas políticas.
“En primer lugar, fortaleceremos la incipiente base de fabricación de drones en EE. UU. mediante la aprobación de cientos de productos nacionales para su adquisición por parte de nuestro ejército”, señala. “Con el respaldo de los flujos de capital privado que impulsan esta industria, nuestra preferencia explícita se orienta hacia productos estadounidenses”.
En relación con este punto, el memorando también menciona que el ejército estadounidense aplicará una orden ejecutiva firmada por el presidente Donald Trump en junio, titulada “Desatar el Dominio Estadounidense de Drones”, cuyo objetivo consistía en fomentar el desarrollo nacional de drones para usos militares y civiles.
“En segundo lugar, impulsaremos un salto tecnológico mediante la entrega de una variedad de drones de bajo costo a nuestras unidades de combate. Estos drones serán fabricados por ingenieros y expertos en inteligencia artificial de Estados Unidos con liderazgo reconocido a nivel mundial”, continúa el memorando. “El dominio de los drones constituye tanto una carrera tecnológica como un proceso organizativo. La innovación en el campo de batalla contemporáneo exige una estrategia de adquisición que permita integrar a los fabricantes con nuestras tropas en primera línea”.
“Por último, adoptaremos un enfoque de entrenamiento adaptado al combate esperado. Para reproducir con realismo las condiciones del campo de batalla actual, los oficiales superiores deberán superar la resistencia burocrática al riesgo en todos los niveles, desde los presupuestos hasta el equipamiento y la instrucción”, prosigue. “Durante el próximo año, espero que esta capacidad quede integrada en todos los entrenamientos de combate pertinentes, incluidas simulaciones de guerra entre fuerzas con drones”.
En cuanto a los cambios de política más importantes, los UAS de los Grupos 1 y 2 pasarán a ser considerados “bienes consumibles, no propiedad duradera”, según un anexo detallado del memorando. “Los UAS pequeños presentan mayor similitud con municiones que con aeronaves de alta gama. Su diseño debe facilitar bajos costos, reposición rápida y clasificación como consumibles”.
El Pentágono define los drones del Grupo 1 como aquellos con un peso de hasta 20 libras, capaces de alcanzar altitudes de hasta 1,200 pies y velocidades de hasta 100 nudos. Por su parte, el Grupo 2 comprende drones con un peso bruto de entre 21 y 55 libras, capaces de alcanzar altitudes de hasta 3,500 pies y velocidades máximas de 250 nudos.
Otra disposición del anexo instruye al presidente del Estado Mayor Conjunto, actualmente el general de la Fuerza Aérea de EE. UU. Dan “Razin” Caine, a coordinar con los Subsecretarios de Defensa para Investigación e Ingeniería (R\&E) y Adquisición y Sostenimiento (A\&S) la evaluación sobre si esta misma categorización podría aplicarse a los drones del Grupo 3. La definición de UAS del Grupo 3 corresponde a drones con un peso entre 55 y 1,320 libras, capaces de operar entre 3,500 y 18,000 pies de altitud, y con velocidades máximas de entre 100 y 250 nudos.
Respecto a las consecuencias de reclasificar los drones de los Grupos 1 y 2 como consumibles, el memorando proporciona un ejemplo al indicar que “los UAS pequeños no requieren cumplir con los estándares STANAG 4856”. Este estándar de la OTAN establece criterios para garantizar la interoperabilidad en las arquitecturas de control de drones. El Pentágono manifiesta que estos estándares, que suelen aumentar el costo y la complejidad, deben aplicarse exclusivamente a drones de mayor tamaño.
“El establecimiento de requisitos de aeronavegabilidad y la aprobación de materiales para los UAS corresponderá a los secretarios de los Departamentos Militares, quienes eximirán a los UAS de los Grupos 1 y 2, salvo contadas excepciones”, añade el anexo.
Tratar a los drones más pequeños como municiones abre nuevas posibilidades logísticas para su distribución, incluso en unidades de menor tamaño. También modificará los requerimientos de mantenimiento, sostenimiento y las estructuras de cadena de suministro correspondientes.
En ese contexto, los cambios en la política sobre drones confieren una autoridad considerable a los comandantes de nivel O-6 —coroneles en el Ejército, la Fuerza Aérea y el Cuerpo de Marines, y capitanes en la Marina— respecto al uso de drones de los Grupos 1 y 2. Estos comandantes ahora podrán autorizar directamente quién opera los drones, así como adquirir, evaluar e instruir el uso de UAS pequeños que cumplan las restricciones legales, incluyendo prototipos de laboratorio, productos comerciales y diseños internos desarrollados por miembros de las Fuerzas Armadas de EE. UU. a partir de componentes críticos conformes, según el anexo del memorando.
“Estos UAS deberán operar dentro de redes cibernéticas de circuito cerrado, sin conexión con las redes del Departamento de Defensa”, agrega. “Los comandantes de nivel O-6 y equivalentes también estarán facultados para realizar pruebas de UAS pequeños autónomos no letales en entornos controlados, bajo coordinación con los responsables de las instalaciones”.
El anexo también establece medidas para acelerar los procesos de desarrollo, ensayo y adquisición, con énfasis particular en la compra ágil de nuevos drones y su iteración conforme a las necesidades, incluso a través de unidades que empleen capacidades de impresión 3D en primera línea.
Para posibilitar todo esto, se reformará la Lista Azul de drones y subcomponentes aprobados para uso militar estadounidense, con el fin de que personal en niveles de mando inferiores pueda proponer incorporaciones. “Los UAS fabricados por miembros de las Fuerzas Armadas de EE. UU. con componentes críticos que figuren en la Lista Azul no requerirán certificación adicional”, indica el anexo.
En relación con el principio de entrenamiento en condiciones de combate real, el anexo incluye planes para establecer nuevos rangos de entrenamiento con drones y para ampliar la integración de sistemas aéreos no tripulados en la instrucción regular.
En colaboración con la Administración Federal de Aviación (FAA), los comandantes de instalaciones suprimirán restricciones de rango inadecuadas, acelerarán y ampliarán la autorización de espectro, y establecerán zonas de entrenamiento específicas para UAS que contemplen fuego real, armamento combinado y ensayos con enjambres.
Todos los oficiales con autoridad sobre espacio aéreo restringido deberán reducir la congestión para permitir el uso extensivo de UAS. Esto incluirá la utilización compartida del espacio aéreo, rangos e instalaciones, con la debida separación de seguridad, a fin de maximizar la instrucción de todas las ramas militares con todos los grupos de UAS.
Dentro de un plazo de 90 días, los secretarios de los Departamentos Militares, en coordinación con el USD(R\&E), seleccionarán al menos tres rangos nacionales con terrenos diversos —incluido uno con zonas sobre el agua— para entrenamientos intensivos de UAS, con mecanismos de transferencia de costos entre servicios que resulten bajos o inexistentes. Las unidades que utilicen UAS tendrán acceso a terrenos del Departamento de Defensa con espacio aéreo amplio y asignaciones adecuadas de espectro. Para 2027, todos los ejercicios de entrenamiento relevantes a nivel departamental deberán incorporar UAS.
Cada rama militar también deberá crear unidades dedicadas específicamente a acelerar el despliegue de drones pequeños.
Los UAS pequeños serán considerados sistemas de apoyo operativo de alta prioridad, equivalentes a los principales sistemas de armas. A más tardar el 1 de septiembre de 2025, el Ejército, la Marina, el Cuerpo de Marines y la Fuerza Aérea deberán establecer unidades experimentales de servicio activo seleccionadas con precisión, orientadas a facilitar la integración rápida de UAS pequeños en toda la Fuerza Conjunta para 2026, con despliegue inicial priorizado en unidades del Comando Indo-Pacífico.
Cada rama militar deberá, además, constituir, financiar y dotar de autoridad a oficinas de programas independientes enfocadas exclusivamente en UAS, con atención inmediata en los modelos pequeños. También deberán llevar a cabo una revisión integral en un plazo de 60 días, con el fin de identificar programas que podrían ofrecer mayor rentabilidad o capacidad letal si se sustituyen por UAS.
La finalidad general consiste en proliferar rápidamente UAS diversos de los Grupos 1 y 2 en todas las unidades con capacidad para emplearlos contra el enemigo en combate. La integración de drones fabricados en Estados Unidos se establecerá como prioridad frente a los modelos producidos en el extranjero. Para finales de 2026, cada escuadrón deberá contar con drones de bajo costo y desechables, con prioridad para las unidades de combate desplegadas en el área del Indo-Pacífico, en coherencia con los documentos estratégicos del secretario de Defensa.
Resta comprobar cómo se implementarán de manera concreta los cambios previstos en la política de drones del ejército estadounidense y cuál será su impacto. El Pentágono, junto con las ramas militares y otros comandos, ha iniciado numerosas iniciativas en los últimos años con objetivos similares. La iniciativa Replicator, presentada en 2023, aspiraba a facilitar el despliegue de miles de plataformas no tripuladas de bajo costo en las fuerzas armadas antes de finalizar el año, y constituye un ejemplo destacado.
Pese a estos esfuerzos, el ejército estadounidense ha mostrado un retraso persistente en el despliegue generalizado de sistemas aéreos no tripulados, en particular en unidades de menor tamaño. Las observaciones de la guerra en Ucrania han intensificado el contraste entre la escala actual del uso de drones en las fuerzas armadas estadounidenses y las tendencias internacionales.
Se ha informado que empresas en Ucrania, incluso algunas con operaciones limitadas, podrían producir entre 2.5 y 3 millones de drones de distintos tipos —incluidos modelos pequeños y armados— en el transcurso del año, a una tasa de aproximadamente 200,000 unidades mensuales.
Esta situación revela problemas estructurales más amplios en la cadena de suministro, que el ejército estadounidense deberá abordar para cumplir los nuevos requisitos establecidos por la política. En un conflicto futuro de gran escala, como un enfrentamiento en el Pacífico contra China —tema central del memorando—, las fuerzas estadounidenses podrían requerir cantidades aún mayores de drones, en especial modelos consumibles.
Además, las empresas chinas continúan figurando entre los principales proveedores mundiales de drones y subcomponentes, en particular en las categorías más pequeñas, lo cual ya ha generado dificultades operativas y de seguridad para el ejército estadounidense en el pasado.
Cabe señalar que, si bien el nuevo memorando del Pentágono sobre política de drones se enfoca en un escenario de conflicto en el Pacífico, los drones pequeños —con alcance limitado— podrían tener menor relevancia estratégica en ese entorno, debido a las distancias involucradas. Sin embargo, podrían desempeñar funciones tácticas en numerosos contextos dentro de la región.
No todas las capacidades adicionales deben adaptarse exclusivamente al Indo-Pacífico para resultar pertinentes. Como lo ha demostrado el caso de Ucrania, los drones pequeños pueden ejercer un impacto significativo en un teatro europeo.
Aun así, en los últimos años se han manifestado señales de una transformación institucional más amplia respecto a las capacidades no tripuladas en el conjunto del ejército estadounidense. La iniciativa Replicator vuelve a ilustrar esta tendencia. Recientemente, el Ejército de EE. UU. emitió una convocatoria para recibir propuestas sobre la producción de hasta 10,000 drones pequeños y de bajo costo en el plazo de un año, con inclusión de modelos armados.
El Cuerpo de Marines de EE. UU. ha mostrado una actividad destacada en esta área, con una actitud coincidente con las disposiciones del nuevo memorando del Pentágono.
“Uno de nuestros principios, una consigna con significado operativo real para nosotros como institución, consiste en afirmar que todo Marino es un fusilero”, afirmó el teniente general Benjamin Watson, jefe del Comando de Entrenamiento y Educación del Cuerpo de Marines (TECOM), durante una mesa redonda en la exposición Sea Air Space 2025 organizada por la Liga Naval en abril. Según indicó, el objetivo actual consiste en que cualquier Marino, con el empleo de armamento de precisión, pueda neutralizar a un objetivo a distancias de hasta 500 metros.
Agregó que esa capacidad conserva su relevancia táctica, ya que permite asegurar superioridad en combate en ese nivel. No obstante, con tecnología avanzada, ese mismo Marino podría ejercer la misma letalidad a distancias de entre 15 y 20 kilómetros o incluso mayores.
Por su parte, el Mayor general Jason Woodworth, jefe del Comando de Instalaciones del Cuerpo de Marines y Subcomandante Adjunto de Instalaciones y Logística, sostuvo que, en tiempos recientes, los combatientes ya no deben limitarse a portar una o dos granadas de mano con capacidad de lanzamiento limitada, sino que pronto podrán cargar versiones guiadas de esas armas, capaces de merodear en el aire y ser dirigidas por operadores ubicados detrás de ellos hacia objetivos específicos. De ese modo, cada persona presente en una sala podría encontrarse dentro del alcance de una granada guiada dirigida hacia los expositores en el panel.
Las medidas de política anunciadas hoy indican una modificación significativa en la estrategia del Pentágono sobre drones pequeños pueden ofrecer al conjunto del ejército estadounidense.
Sobre el autor: Joseph ha sido miembro del equipo de The War Zone desde principios de 2017. Antes de eso, fue editor asociado de War Is Boring, y su firma ha aparecido en otras publicaciones, como Small Arms Review, Small Arms Defense Journal, Reuters, We Are the Mighty y Task & Purpose.