Francia ajustó su postura estratégica ante el deterioro del entorno de seguridad global. El gobierno publicó una nueva Revisión Estratégica Nacional (RNS) que advierte sobre un alto riesgo de guerra de alta intensidad en Europa hacia 2030. El documento identifica como amenazas clave la invasión rusa a Ucrania, las tensiones en Oriente Medio, la política ofensiva de China y el incremento de ataques híbridos, cibernéticos y de desinformación.
Según la RNS, la amenaza rusa representa un peligro sin precedentes para Francia y Europa. Rusia planea aumentar su personal militar en 300.000 efectivos y añadir 3.000 tanques y 300 aviones de combate antes de 2030. Además, ha modificado su doctrina nuclear e incluye a los países europeos en su lista explícita de enemigos, lo que refuerza la percepción de un entorno hostil y volátil en el continente.
En respuesta, el presidente Emmanuel Macron anunció una ampliación del presupuesto de defensa con una suma adicional de 6.500 millones de euros, que elevará el gasto militar total a 64.000 millones de euros para 2027. Esta inversión busca alcanzar un gasto en defensa equivalente al 3,5 % del PIB en 2035, conforme a lo acordado en la cumbre de la OTAN celebrada en La Haya en junio de 2025.
El documento establece que Francia debe contar con capacidades materiales y humanas suficientes para prevenir un conflicto de gran escala en Europa y, en caso necesario, enfrentarlo con éxito. La estrategia se apoya en once objetivos definidos, entre ellos, el mantenimiento de una disuasión nuclear operativa mediante los componentes oceánico y aéreo, ambos en fase de modernización con el misil ASN4G y una nueva generación de submarinos nucleares de misiles balísticos.
Además del componente nuclear, Francia reforzará sus fuerzas convencionales. Las prioridades incluyen sistemas de defensa antiaérea y antimisiles, capacidades de ataque profundo, control del espectro electromagnético, guerra contra drones y producción de municiones. También se ampliarán las capacidades de mando en operaciones terrestres dentro de coaliciones multinacionales, y se integrarán recursos dirigidos a operaciones espaciales enfocadas en inteligencia y comunicaciones.
La estrategia contempla una adaptación del aparato productivo nacional a un escenario de guerra prolongada. El gobierno aplicará medidas para diversificar los suministros estratégicos, aumentar la resiliencia de las cadenas de producción y consolidar una reserva industrial capaz de responder con rapidez a necesidades militares. El plan incluye el fortalecimiento de la producción de ciclo corto y el afianzamiento de las capacidades industriales de defensa.
La preparación nacional también abarca medidas en el plano social. El plan prevé una renovación de la defensa operativa territorial, la modernización de la Guardia Nacional y el establecimiento de una vía cívica orientada a la resiliencia social. El gobierno fomentará una movilización ciudadana con participación prioritaria de la juventud, con un enfoque centrado en la cohesión nacional ante amenazas externas e injerencias.
Francia mantendrá sus esfuerzos para consolidar un componente europeo sólido dentro de la OTAN, al tiempo que busca una autonomía estratégica europea más robusta. Macron afirmó que “los intereses vitales de Francia tienen ahora una dimensión europea”, lo que implica una coordinación más estrecha con socios europeos para definir el papel disuasivo de Francia en la seguridad regional.
La Revisión Estratégica Nacional de 2025 representa un giro operativo orientado a una preparación estructural ante un conflicto de gran escala. No constituye una actualización doctrinal aislada, sino un marco integral diseñado para responder al resurgimiento de la guerra en Europa, al ascenso de amenazas tecnológicas y al debilitamiento del orden internacional.