Mientras avanzan las negociaciones en Doha para alcanzar un alto el fuego y la liberación de rehenes con Hamás, un alto funcionario israelí declaró ante la prensa que existe una probabilidad mayor de lograr un acuerdo que de fracasar. No obstante, reconoció que persisten diferencias sustanciales. “Creo que un acuerdo es alcanzable”, afirmó, aunque matizó: “No es sencillo. Negociar con Hamás no es fácil ni corto, y no puedo dar un cronograma, pero está al alcance de la mano”.
Respecto a los términos preliminares, el funcionario detalló que el acuerdo contempla la liberación de ocho rehenes el primer día y dos más el quincuagésimo. Atribuyó la reciente disposición de Hamás a aceptar el marco del enviado especial de Estados Unidos, Steve Witkoff, a una combinación de presión militar, mediación estadounidense y vínculos con Qatar. Según explicó, “Qatar está asumiendo un tipo diferente de participación” en el proceso.
El representante israelí también señaló divisiones dentro del gabinete de seguridad sobre las concesiones que Israel debería aceptar. Mencionó que algunos ministros se oponen a abandonar territorios tomados durante la Operación Carros de Gedeón, ofensiva terrestre intensificada desde mayo. En respuesta, afirmó haber dicho: “Entonces digan que no quieren un acuerdo”.
Al abordar el desacuerdo interno sobre el fin de la guerra, el funcionario explicó que si se supera ese punto, podría facilitarse una solución. Aclaró que Israel no considera la guerra un objetivo en sí mismo, sino un medio. Añadió que varios actores podrían iniciar un esfuerzo diplomático significativo, aunque aún no se ha concretado. Concluyó: “Israel sabe cuál es su objetivo, puedo simplificarlo muy claramente en cuatro palabras: ‘Rehenes fuera, Hamás fuera’”.