Después de los alauitas y los cristianos, ahora les ha llegado el turno a los drusos, una antigua secta sincrética surgida en Egipto en el siglo XI, con cerca de un millón de miembros distribuidos entre Siria, Líbano, Jordania e Israel. Su comunidad más numerosa se encuentra en Sweida, también escrita Suwayda, en el sur de Siria.
Sin embargo, los medios occidentales, las cancillerías y las universidades guardan silencio porque las víctimas no enarbolan banderas palestinas y los verdugos gritan “Allahu Akbar”.
En Sweida, Siria, cientos de drusos están siendo masacrados. Sus mujeres y niños han sido secuestrados, y sus líderes espirituales torturados por los islamistas que gobiernan el país. Ya en 2018, los sirios intentaron exterminar a los drusos sirios, y 258 de ellos fueron asesinados en Sweida.