El 13 de junio, Israel inició una serie de ataques decisivos contra sitios nucleares y militares iraníes. Estados Unidos continuó la operación el 22 de junio, lo que postergó las ambiciones nucleares de Teherán y, con ellas, el impulso fanático del régimen por destruir el Estado judío e instaurar un “paraíso duodecimano” de carácter apocalíptico.
Las tres instalaciones nucleares clave —Fordo, Natanz e Isfahán— fueron bombardeadas con una combinación de 14 bombas perforadoras GBU-57 Massive Ordnance Penetrator lanzadas desde bombarderos furtivos B-2 y aproximadamente 30 misiles de crucero Tomahawk disparados desde submarinos.
Sin embargo, persiste un elemento preocupante: 400 kilogramos (882 libras) de UF-6, un compuesto que contiene un 60 % de uranio altamente enriquecido (HEU). Una vez procesado, ese volumen puede bastar para fabricar entre ocho y diez armas nucleares.