Un informe de la Comisión de Libertad Religiosa Internacional de los Estados Unidos advirtió que Irán ha incrementado sus acciones contra comunidades judías tanto dentro como fuera de su territorio. El documento identificó una escalada en los planes iraníes para perpetrar ataques contra objetivos judíos en Europa, en paralelo con una persecución reforzada contra minorías religiosas en la República Islámica, entre ellas judíos, bahá’ís, cristianos, sufíes y musulmanes sunitas.
Después de la guerra militar de doce días en junio de 2025 entre Irán, Israel y Estados Unidos, el régimen iraní incrementó los arrestos, ejecuciones y políticas restrictivas contra comunidades religiosas no chiitas. El informe señaló que estas medidas forman parte de una política represiva sistemática. A su vez, el gobierno ha movilizado redes criminales europeas, incluidas las pandillas Foxtrot y Rumba en Suecia, y otras organizaciones en Alemania, Francia, Bélgica y Reino Unido, con el objetivo de ejecutar ataques contra personas e instalaciones vinculadas al judaísmo.
La Comisión calificó al régimen iraní como “un violador atroz de la libertad de religión o creencias”. Esta declaración fue contextualizada dentro de un patrón represivo que se aumentó tras la muerte de Mahsa Amini en septiembre de 2022, cuando fue detenida por presuntamente infringir la ley del velo. A partir de ese momento, aumentaron las detenciones y sanciones contra quienes eran acusados de colaborar con gobiernos occidentales o participar en espionaje.
El informe sostuvo que, en relación con los 8.500 judíos residentes en Irán, el régimen fomenta una narrativa oficial en la que se los presenta como enemigos del Islam. Además, niega el Holocausto, vigila sin justificación los lugares de culto judíos y somete a sus miembros a prácticas intimidatorias, como centros de votación exclusivos para judíos. Según USCIRF, se les exige apoyar al gobierno y se les responsabiliza colectivamente por las acciones militares de Israel.
Los medios estatales, autoridades y clérigos alineados con el régimen emplean con frecuencia retórica antisemita, según el informe. Entre los discursos usuales se incluyen ideas que califican a los judíos como “infieles subhumanos y desviados”. También se documentó la negación sistemática del Holocausto, promovida mediante una competencia anual de caricaturas organizada por el Estado.
En marzo de 2025, individuos asociados con Basij y Hezbolá emitieron amenazas a las afueras de la tumba de Ester y Mordejai en Hamadán, un sitio de importancia religiosa para los judíos iraníes. Durante el mismo mes, el rabino Yehuda Gerami fue grabado mientras leía el Libro de Ester y realizaba rituales festivos con estudiantes por Purim.
El informe detalló varios intentos de ataques extraterritoriales. En enero, Irán ofreció $200.000 a un narcotraficante georgiano para asesinar a un rabino en Azerbaiyán, aunque el plan fue frustrado. En julio, Dinamarca arrestó a un ciudadano que había sido reclutado para espiar objetivos judíos en Alemania. Poco después, el Reino Unido denunció intentos iraníes de activar células intermediarias con la finalidad de asesinar o secuestrar a personas judías en territorio británico.
Rawa Majid, líder kurdo-sueco de la red criminal Foxtrot, ha sido vinculado por Israel a atentados planeados con apoyo iraní. Según USCIRF, Irán continúa reclutando grupos delictivos en Europa, en especial en Suecia, con el propósito de coordinar ataques contra embajadas israelíes y otras instalaciones judías.
El régimen iraní también difunde antisemitismo mediante plataformas digitales y medios de comunicación internacionales controlados por el Estado. La red de radiodifusión estatal utiliza medios en español, como PressTV e HispanTV, para diseminar teorías conspirativas sobre el poder judío en la industria cinematográfica y sobre una supuesta conspiración llamada “Plan Andinia”, que atribuye a los judíos el objetivo de crear un segundo Estado sionista en la Patagonia.
Además de las acciones antisemitas, la Comisión informó que las autoridades iraníes intensificaron la represión contra mujeres, mediante vigilancia tecnológica, detenciones y castigos públicos por violaciones a las leyes del hiyab. También se identificó una persecución sistemática contra cristianos conversos, quienes son encarcelados, privados de atención médica y acusados de propagar el “cristianismo sionista”. Los líderes eclesiásticos enfrentan procesos judiciales con sentencias severas.
La comunidad sunita, la mayor minoría religiosa en Irán, enfrenta ejecuciones, allanamientos en mezquitas y campañas de descrédito por parte del gobierno, especialmente luego de manifestaciones de disidencia clerical. Las minorías bahá’í, sufí, espiritista y sij también son objeto de detenciones, torturas y discriminación institucional sin ningún respaldo legal en la Constitución.
La USCIRF concluyó que las acciones descritas justifican mantener a Irán en la lista del Departamento de Estado de Estados Unidos como “país de especial preocupación”. El informe recomendó aumentar la presión internacional, imponer sanciones adicionales y apoyar a las minorías religiosas afectadas por la represión del régimen iraní.