La Administración Civil eliminó una granja de cocodrilos situada en las inmediaciones de Petzael, en el Valle del Jordán, tras llevar a cabo una operación el domingo en la que fueron abatidos 262 ejemplares. La decisión se tomó después de un proceso de evaluación veterinaria que reveló condiciones severas de abandono y alimentación deficiente entre los animales.
El Coordinador de Actividades Gubernamentales en los Territorios (COGAT) confirmó que algunos cocodrilos presentaban mutilaciones y que se habían devorado entre ellos. Además, las instalaciones deterioradas facilitaron fugas hacia áreas habitadas, lo que incrementó el riesgo para la seguridad de las comunidades cercanas. La situación fue considerada insostenible por las autoridades responsables.
Fundada en la década de 1990 como atracción turística, la granja experimentó un declive durante años marcados por inestabilidad regional. Posteriormente se intentó explotar comercialmente la carne y piel de cocodrilo, pero la promulgación de una ley en 2012 que declaró a esta especie como protegida impidió cualquier iniciativa con fines económicos. Los cocodrilos comenzaron a reproducirse sin control.
El abandono del sitio provocó un ingreso frecuente de visitantes sin regulación. Las vallas deterioradas permitían el acceso libre al público. Un testimonio recogido por Mako expresó: “La gente entra sin ningún control. No hay nadie a cargo del sitio, y la sensación es de abandono total. Da miedo, de verdad”. Autoridades locales ya habían advertido sobre la posibilidad de un crecimiento descontrolado de la población de cocodrilos.
Uno de los incidentes más graves incluyó la fuga de 70 cocodrilos, recapturados tras una búsqueda de tres días. Se temía que un ejemplar pudiera llegar al río Jordán y provocar un incidente transfronterizo. A pesar de intentos puntuales de la policía para limitar el acceso, la ausencia de vigilancia continua mantuvo el lugar sin control efectivo durante años.
El sitio, aunque de propiedad privada, se encontraba bajo la jurisdicción de la Administración Civil. Ante la falta de alternativas sostenibles y siguiendo recomendaciones técnicas, las autoridades optaron por eliminar a los cocodrilos. Soldados en reserva y residentes locales calificaron la situación como un riesgo latente para la seguridad pública.
La organización Let the Animals Live denunció la operación. En un comunicado afirmó: “Se trató de una matanza violenta y cruel que vulnera toda norma ética. En la granja se criaban aproximadamente 1.000 cocodrilos del Nilo, una especie protegida por el convenio internacional CITES, del cual Israel es signatario. Esta acción constituye una violación flagrante de los compromisos internacionales asumidos por Israel para proteger especies en peligro, así como de la Ley de Bienestar Animal. Debe iniciarse de inmediato una investigación para esclarecer quién emitió y quién autorizó la orden”.