Pnina Pinhasi, sobreviviente del Holocausto y primera y única mujer que sirvió en la unidad de comandos navales de Israel, murió el mes pasado a los 97 años.
La muerte de Pinhasi fue informada el domingo por el medio Ynet.
Nacida en Polonia en 1928, Pinhasi se trasladó con su familia a Francia y sobrevivió al Holocausto durante su adolescencia al ocultarse en un pabellón para niños con tuberculosis, según informó Ynet. Al concluir la guerra, se enteró de que su madre había sido asesinada por los nazis.
Después de la guerra, trabajó en un campo para personas desplazadas. Emigró de forma ilegal al Mandato Británico de Palestina, llegando a Haifa, donde fue internada en un campo de detención, de acuerdo con Ynet.
En 1947, ingresó en la rama naval del Palmach, la fuerza de élite de la Hagana, la milicia preestatal israelí. Al año siguiente, fue reclutada como única mujer en una unidad del Mossad destinada a impedir el envío de armas a los ejércitos árabes.
Posteriormente, completó un curso de inteligencia marítima y sabotaje, convirtiéndose en la única combatiente femenina en la unidad de buceadores. Tras la guerra, dicha unidad pasó a formar parte de lo que hoy es Shayetet 13, la fuerza de comandos de élite de la Armada israelí.
Sus familiares afirmaron que rara vez hablaba sobre su servicio, pero un libro sobre Shayetet 13 señaló que enfrentó dificultades por ser la única mujer en la unidad.
“El libro indica que tuvo problemas para integrarse en el curso; los hombres no aceptaban su presencia”, según Ynet. “Ella comprendió que su condición femenina parecía afectar la virilidad de los demás y sintió que muchos deseaban su fracaso, lo que la impulsó aún más a triunfar.”
En esa unidad conoció a su esposo, Reuven, con quien se estableció después de la guerra en la comunidad agrícola costera de Mikmoret. La pareja tuvo cuatro hijos, diez nietos y catorce bisnietos.
Los cuatro hijos sirvieron en la Armada, uno de ellos en Shayetet 13. Dos de sus nietos también formaron parte de esta unidad de comandos, convirtiéndose en la tercera generación familiar en hacerlo.
“Si hay una lección importante que aprender de Savta, no es que fuera la primera y única mujer en Shayetet 13”, declaró uno de sus nietos, Tom, según Ynet. “Sino que cuando el Estado la necesitó, actuó con naturalidad.”