El Departamento de Defensa de Estados Unidos informó el 8 de agosto de 2025 que la Fase II de PANAMAX-Alpha 2025 mejoró las capacidades conjuntas de Estados Unidos y Panamá mediante una respuesta integrada de varios días que simuló amenazas complejas contra la infraestructura y la soberanía del canal de Panamá.
El ejercicio, coordinado por SOUTHCOM con la Fuerza de Tarea Conjunta-Bravo, el Ejército Sur de Estados Unidos y fuerzas de seguridad panameñas, utilizó un marco de entrenamiento escalable para aumentar la capacidad de las naciones participantes y fortalecer la estabilidad regional. Los simulacros evaluaron la rapidez de despliegue, la seguridad en las comunicaciones y la coordinación de operaciones aéreas, terrestres y marítimas, lo que elevó la resiliencia del canal frente a riesgos regionales y transnacionales.
El canal de Panamá, que concentra alrededor del seis por ciento del comercio mundial, funciona como un punto de tránsito clave para buques de guerra de la Marina estadounidense y para el transporte comercial. En la política de defensa del presidente Donald Trump, se ha considerado una prioridad de seguridad nacional por su papel en la protección de la libertad de navegación, la movilidad militar y el comercio global. Durante su toma de posesión, Trump declaró: “Se lo dimos a Panamá y lo estamos recuperando” y advirtió que la presencia económica de China en Panamá representa una amenaza para los intereses de su país. Acusó a Pekín de “operar el canal de Panamá” y afirmó que, de ser necesario, Estados Unidos lo “recuperaría” para salvaguardar sus intereses económicos y de seguridad.
En Washington persisten preocupaciones sobre la influencia china en América Latina, especialmente por inversiones en infraestructura portuaria próxima al canal y en centros logísticos. La administración estadounidense ha planteado que esa influencia podría condicionar decisiones del Gobierno panameño, afectar la neutralidad del canal o interrumpir su operación en una crisis. El canal también se considera expuesto a amenazas como ciberataques patrocinados por Estados, redes de tráfico ilícito que aprovechan sus rutas y tácticas híbridas que podrían comprometer su funcionamiento independiente.
El teniente coronel del Ejército estadounidense Innis E. Bryant, jefe de la División de Ejercicios Conjuntos de SOUTHCOM, destacó el desempeño de la Fuerza de Seguridad panameña en los simulacros, citando el aumento del profesionalismo, la inversión institucional y el liderazgo en las operaciones. La Fase II de PANAMAX-Alpha se sustentó en logros anteriores: la Fase 0, realizada entre marzo y abril, se centró en asistencia humanitaria con entrega de atención médica, alimentos y apoyo de infraestructura en Guna Yala y Colón; la Fase I, en julio, reforzó la interoperabilidad táctica mediante movilidad aérea, seguridad marítima y ejercicios de inserción de cuerda rápida en áreas como Panamá Pacífico y Cristóbal Colón.
En la fase final intervinieron unidades especializadas como el Grupo de Guerra Especial Naval ELEVEN, la Unidad Móvil de Eliminación de Artefactos Explosivos de la Marina TWO, el 7º Grupo de Fuerzas Especiales del Ejército de Estados Unidos, el Equipo de Respuesta de Seguridad Marítima de la Guardia Costera EAST, el Departamento de Amenazas Globales de la Agencia de Reducción de Amenazas de Defensa y WHINSEC. La integración de estas fuerzas mostró capacidad para enfrentar amenazas convencionales e híbridas y mejorar la preparación para contingencias multidominio de alto nivel. El almirante Alvin Holsey, comandante de SOUTHCOM, subrayó que la defensa del canal requiere atención prioritaria ante riesgos cibernéticos y esfuerzos de desestabilización política en la región.
Desde su creación en 2007, PANAMAX-Alpha ha operado como el componente bilateral con sede en Panamá de la serie multinacional PANAMAX, iniciada en 2003. Esta iniciativa combina preparación para defensa, cooperación diplomática y gestión de desastres para garantizar que el canal permanezca neutral, seguro y funcional. PANAMAX-Alpha 2025 confirmó la operatividad conjunta y la confianza mutua entre Estados Unidos y Panamá, reforzando una alianza de seguridad en un contexto en que el acceso libre a rutas marítimas estratégicas figura como elemento central de la política de defensa nacional de la administración Trump.