Un nuevo informe del Instituto para el Monitoreo de la Paz y la Tolerancia Cultural en la Educación Escolar (IMPACT-se) reveló que los libros de texto escolares en Pakistán contienen un amplio contenido antisemita y una clara demonización de Israel. El organismo analizó más de 80 libros de diversas juntas educativas sobre temas como historia, educación islámica y estudios de Pakistán.
El informe concluyó que, a pesar de que algunos pasajes promueven la tolerancia, el plan de estudios general fomenta la hostilidad hacia Israel, el pueblo judío y las minorías religiosas. Dicho análisis contrastó con los de Kazajstán, Uzbekistán y Azerbaiyán, que ofrecen representaciones justas o incluso positivas de los judíos en su currículo educativo.
De acuerdo con el informe, los judíos son representados con frecuencia mediante estereotipos negativos, acusados de traición y conspiraciones. A menudo se les menciona de forma colectiva como “los judíos”, sin matices. El judaísmo se excluye de las secciones de religión comparada, y el Holocausto se omite por completo en el material educativo.
Un libro de texto de educación cívica elogia a Adolf Hitler por “restaurar el orgullo alemán”, sin mencionar las atrocidades nazis. Además, Israel es enmarcado como un enemigo del mundo musulmán y el único responsable de la guerra en curso en Gaza. Un libro de texto de grado 12 describió la guerra con Hamás como resultado de la agresión israelí a partir del 7 de octubre de 2023.
El documento omitió toda referencia al ataque terrorista de Hamás contra Israel en esa fecha. Según el informe, los judíos se mencionan generalmente en un contexto hostil. Por ejemplo, un libro de texto de 6º grado afirma que las tribus judías de Medina conspiraron repetidamente contra el profeta Mahoma.
Un libro de texto de 5º grado utiliza el tropo de que los judíos “hicieron sufrir al profeta Isa y a su madre”, acusándolos de conspirar contra Jesús por miedo a perder la autoridad. “Estas narrativas enmarcan al judaísmo como intrínsecamente traicionero y promueven la intolerancia”, declaró IMPACT-se.
Según el informe, el currículo pinta una imagen de Pakistán como país opuesto a Occidente, al cual se le acusa de obstruir el progreso musulmán. Los valores islámicos se incorporan en temas no religiosos, y la yihad se presenta como lucha armada. Se presenta el estatus nuclear del país y su liderazgo en la Organización de Cooperación Islámica como parte de una misión divinamente inspirada.
Señaló el informe que más del 96% de la población de Pakistán es musulmana, con el 85-90% de la población que se identifica como suní y el 10-15% como chiíta. Las rivalidades de Pakistán, especialmente con India, se describen en términos morales absolutos.
De acuerdo con el informe, se presenta la guerra del país por el control de Cachemira como un deber religioso y una lucha humanitaria. Teóricamente, se idealiza la democracia, pero las minorías están marginadas. Se reconoce la igualdad de género en algunos casos, aunque es eclipsada por el refuerzo de los roles tradicionales, además de elogiar a líderes autoritarios como Hitler.
“Dado el papel regional prominente de Pakistán, su estado nuclear y el gran porcentaje de jóvenes en una población de 240 millones, este plan de estudios tiene consecuencias de gran alcance”, dijo el director ejecutivo de IMPACT-se, Marcus Sheff.