Las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) afirmaron el jueves que constituía un “fracaso” que un grupo de terroristas de Hamás lograra penetrar el miércoles en un campamento militar en Jan Yunis, al sur de Gaza, incluso en un edificio donde se encontraban desplegados soldados, pese a que estos consiguieron repeler el ataque y abatieron a unos quince agresores.
Según las conclusiones preliminares de la investigación interna de las FDI, los terroristas salieron de un túnel situado a unos 40 o 50 metros del puesto militar, ocupado por efectivos de la Brigada de Infantería Kfir y del Batallón 74 de la 188ª Brigada Blindada. El túnel ya era conocido por el ejército y una parte de él —incluido un pozo principal— había sido demolida con anterioridad. Al parecer, durante la incursión los atacantes excavaron un nuevo pozo utilizando el pasadizo subterráneo existente.
Los terroristas se dividieron en tres grupos. Uno se posicionó en un montículo de tierra para efectuar fuego de cobertura; otro se dirigió a un edificio del campamento que estaba desocupado, y el tercero atacó un inmueble donde permanecía apostada una sección de soldados.
El comandante de la sección y otro militar escucharon ruidos en el exterior del edificio y salieron a inspeccionar, momento en que fueron atacados por los hombres armados de Hamás. El oficial regresó de inmediato al interior del inmueble y despertó a los soldados que dormían, quienes adoptaron posiciones defensivas.
Dos terroristas lograron irrumpir en el edificio ocupado por las tropas. Los atacantes lanzaron granadas y abrieron fuego, mientras los soldados respondían en un intercambio que se prolongó cerca de cinco minutos. Combates adicionales tuvieron lugar fuera del inmueble contra integrantes del mismo grupo.
Al menos uno de los terroristas murió en el interior del edificio, mientras que otro fue abatido en el exterior, según la investigación militar. Tres soldados resultaron heridos: uno de gravedad y dos con lesiones leves. El estado del militar grave ha mostrado mejoría.
Paralelamente, un carro de combate del Batallón 74 disparó contra el edificio vacío ocupado por terroristas, después de detectar fuego de RPG desde su interior, y eliminó al menos a dos de ellos. Otro tanque localizó a un miembro de Hamás dentro del campamento que se disponía a disparar un RPG y lo atropelló. Otro atacante fue abatido por fuego de blindados en las inmediaciones, y unas tres horas más tarde —cuando los enfrentamientos principales ya habían concluido—, otro hombre armado fue detectado mientras intentaba huir y también fue eliminado por fuerzas acorazadas.
Según la investigación, los combates dentro del campamento no superaron los diez minutos antes de que los agresores intentaran retirarse hacia el túnel. Drones y helicópteros de la Fuerza Aérea israelí fueron desplegados y atacaron a los terroristas en fuga.
En total, unos ocho terroristas de Hamás murieron en el puesto militar y sus inmediaciones, mientras que otros siete —que disparaban morteros— fueron abatidos en la periferia, principalmente mediante ataques aéreos. Aproximadamente ocho hombres armados lograron escapar a través del túnel, según el informe de las FDI.
El ejército determinó que los atacantes portaban fusiles de asalto, RPG, granadas y artefactos explosivos. En el edificio desocupado se halló una camilla abandonada, que según la evaluación militar estaba destinada a secuestrar a un soldado herido.
A pesar de haber repelido el ataque, el mando castrense calificó como un fallo el hecho de que los terroristas consiguieran infiltrarse en el campamento sin ser detectados. Días antes se había preparado una emboscada en la zona tras observar movimientos sospechosos, pero no permitió identificar a los agresores que ejecutaron la incursión.
Las FDI describieron el suceso como “un evento complejo”, aunque destacaron que “la valentía, determinación e iniciativa de las tropas”, junto con el apoyo de la Fuerza Aérea israelí, lograron revertir la situación.
El jefe del Comando Sur, general de división Yaniv Asor, visitó el lugar el miércoles acompañado de altos oficiales y efectuó una primera evaluación. El ejército señaló que Asor elogió la actuación de los soldados, pero subrayó “deficiencias detectadas de las que deben extraerse lecciones e implementarse con rapidez, a la luz de los intentos de Hamás de causar daños a nuestras fuerzas”.
El ala militar de Hamás, las Brigadas Izz ad-Din al-Qassam, reivindicó el ataque mediante un comunicado en el que afirmó que sus terroristas “asaltaron la posición” y perpetraron un atentado suicida. El grupo aseguró haber atacado varios tanques con explosivos y RPG, así como haber alcanzado edificios ocupados por soldados israelíes mediante fuego de RPG y ametralladoras.
La organización también afirmó que varios de sus integrantes “irrumpieron en las casas y abatieron a soldados de la ocupación a quemarropa con armas ligeras y granadas”, pese a que ningún soldado israelí murió en el incidente. Asimismo, sostuvo que había disparado contra un comandante de carro de combate “hiriéndolo de muerte” y que lanzó proyectiles de mortero en la zona “para asegurar la retirada de los combatientes”.
Según Al-Qassam, “cuando llegó la fuerza de rescate, uno de los mártires se hizo estallar entre los soldados, causándoles muertos y heridos”.
Durante la guerra, Hamás ha emitido en repetidas ocasiones afirmaciones exageradas sobre sus operaciones contra las FDI en Gaza. El incidente del miércoles constituye un caso poco frecuente en que una célula relativamente numerosa intentó atacar un puesto militar israelí. El mes pasado, al menos doce terroristas intentaron atacar una ruta logística del ejército en Jan Yunis.
El ataque del miércoles coincidió con los preparativos de las FDI para una ofensiva de gran envergadura contra Hamás en la Ciudad de Gaza.