Australia y Reino Unido desarrollarán armas guiadas de próxima generación mediante el Proyecto Copperhead, con tecnología modular para reducir costos y acelerar plazos de producción y despliegue.
El gobierno australiano informó el 22 de agosto de 2025 que la asociación entre el Grupo de Ciencia y Tecnología de Defensa de Australia (DSTG) y el Laboratorio de Ciencia y Tecnología de Defensa (Dstl) del Reino Unido impulsará el desarrollo conjunto de armas guiadas asequibles de próxima generación. El Acuerdo del Proyecto Copperhead se firmó en febrero de 2025 y busca reducir costos y plazos mediante tecnología modular de integración rápida.
Copperhead combina la tecnología de misiles guiados Sharktooth, creada por Australia, con el banco de pruebas de armas modulares del Reino Unido. La iniciativa Sharktooth, ya en desarrollo, aporta la base técnica para reconfigurar armamento según los requerimientos de cada misión, una capacidad relevante en escenarios donde las amenazas evolucionan con rapidez.
El Dr. Michael Sharp, líder de investigación de DSTG, afirmó que el concepto “plug and play” puede modificar la forma en que las fuerzas armadas adaptan sus sistemas de misiles en el terreno. Según explicó, la modularidad interrumpe los modelos de fabricación tradicionales y ofrece soluciones flexibles y de bajo costo. Este diseño también respalda el Plan de Armas Guiadas y Artillería Explosiva (GWEO) de Australia, que cuenta con una inversión gubernamental cercana a $60 M.
Además de su valor tecnológico, Copperhead busca fortalecer la base industrial de defensa australiana mediante la creación de capacidades locales en áreas donde la experiencia es limitada. Se prevé que el programa avance en la producción de motores de cohetes, el desarrollo de ojivas modulares, espoletas, tecnologías de búsqueda y sistemas avanzados de control y guía. La cooperación con el Reino Unido apunta a reducir la dependencia de proveedores externos y a asegurar suministros críticos.
La profesora Tanya Monro, científica jefe de defensa de Australia, señaló que Copperhead constituye un esfuerzo estratégico para dotar a la Fuerza de Defensa Australiana de sistemas capaces de superar amenazas en un contexto global inestable. Para el Reino Unido, la iniciativa sirve como banco de pruebas para validar arquitecturas de armas avanzadas aplicables a futuros programas de misiles, mientras que para Australia significa un avance en producción soberana bajo la agenda Future Made in Australia.
En el ámbito internacional, Copperhead representa un cambio respecto a programas como el misil aire-tierra conjunto (JAGM) de Estados Unidos o los misiles modulares de MBDA en Europa, que dependen de ciclos largos de desarrollo y altos costos de producción. El proyecto se distingue por priorizar la integración rápida y la asequibilidad, lo que lo convierte en un complemento para los sistemas occidentales actuales, enfocados en adquisiciones a gran escala.
Este enfoque ofrece flexibilidad en escenarios disputados del Indo-Pacífico, donde los adversarios despliegan sistemas antiacceso y de denegación de área. La posibilidad de modificar buscadores, ojivas o unidades de propulsión con poca antelación puede proporcionar ventajas operativas relevantes. Si Copperhead alcanza sus objetivos, establecerá un modelo para que países aliados desarrollen y fabriquen armas modulares de precisión sin depender totalmente de los grandes contratistas de defensa.