El primer ministro escocés, John Swinney, anunció que las compañías de defensa que provean armamento a Israel quedarán excluidas de recibir apoyo financiero del Estado, lo que incluye subvenciones y respaldo a la inversión. La decisión busca marcar distancia frente al papel de estas empresas en la guerra.
Además, informó que Escocia suspenderá el respaldo institucional al comercio con Israel. La medida se enmarca en una postura crítica frente a la ofensiva israelí en Gaza y refuerza la presión política sobre el gobierno británico para que revise su relación con Jerusalén.
Durante su intervención en el Parlamento escocés, en una sesión en la que se izó la bandera palestina, Swinney solicitó al Ejecutivo de Londres que reconozca de inmediato un Estado palestino. En su mensaje, subrayó que esta acción debería acompañarse de sanciones más estrictas contra Israel por la crisis humanitaria en la Franja.
El dirigente argumentó que la magnitud de los hechos no deja espacio para la pasividad. Según expresó, identificar indicios de genocidio implica una obligación moral y política de respuesta. En ese sentido, describió la situación en Gaza como una catástrofe humanitaria originada por decisiones humanas, lo que, a su juicio, exige una reacción contundente de la comunidad internacional.