Durante Tormenta del Desierto, los F-117 llevaron a cabo ataques iniciales de precisión que destruyeron centros de mando, defensas y sistemas de comunicación, lo que redujo la coordinación y la capacidad de resistencia del enemigo en el aire.
El rendimiento del F-117 en la Operación Tormenta del Desierto e intervenciones previas
Realizando los primeros ataques de la coalición contra objetivos de máxima prioridad con gran precisión en las horas iniciales de la campaña aérea durante la Operación Tormenta del Desierto, el “caza furtivo” de Lockheed demostró un valor incalculable en un espacio aéreo fuertemente defendido. Los F-117 destruyeron centros de mando y control, defensas antiaéreas, instalaciones de comunicaciones, búnkeres, hangares y otros objetivos destinados a reducir la capacidad del enemigo para coordinar sus fuerzas y organizar resistencia.
Muchos blancos estaban reforzados contra ataques aéreos, pero aun así fueron aniquilados por el Nighthawk. Aunque el F-117 Nighthawk tuvo su primera intervención en operaciones sobre Panamá, fue durante la campaña aérea inicial sobre Bagdad, Irak, cuando demostró de manera sobresaliente sus capacidades. El F-117 es producto de los célebres proyectos de desarrollo avanzado de Lockheed, conocidos como Skunk Works, en Burbank, California.
En aquel entonces estaban dirigidos por Benjamin “Ben” Robert Rich, tras la jubilación de Clarence “Kelly” Johnson. En 1974, la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzados de Defensa (DARPA) llevó a cabo un estudio altamente clasificado sobre tecnología de baja observabilidad (LO, por sus siglas en inglés), en el que participaron McDonnell Douglas, Northrop y otras compañías, pero no incluyó a Lockheed, que ni siquiera tenía conocimiento de la investigación.
En el marco de ese estudio, DARPA solicitó propuestas a varias empresas aeroespaciales. Ben Rich se enteró de la existencia del proyecto y puso a Lockheed a trabajar en tecnología LO sin contrato gubernamental. El 5 de mayo de 1975, el matemático de Skunk Works, Denys Overholser, le presentó un diseño con forma de punta de flecha compuesto por múltiples paneles planos, semejantes al facetado de un diamante tallado. Overholser lo bautizó como el “Diamante sin esperanza”.
Aspectos clave del desarrollo de la tecnología furtiva en el F-117
- A partir de los estudios del ingeniero soviético Piotr Ufimtsev, especialista en radares, se diseñó el “Diamante sin esperanza” con ángulos facetados en lugar de superficies aerodinámicas convencionales.
- El empleo de Materiales Absorbentes de Radar (RAM) debía convertir al avión en un blanco extremadamente difícil de detectar.
- El método de Ufimtsev sobre ondas de borde en la teoría física de la difracción había sido desestimado por los soviéticos, pero acabaría permitiendo a Estados Unidos desarrollar la tecnología furtiva.
- Overholser explicó a Rich que la aeronave tendría la menor sección radar de cualquier otro proyecto de Skunk Works, incluido el dron D-21.
El proyecto Have Blue y los prototipos experimentales del F-117
Las pruebas realizadas en White Sands, Nuevo México, en marzo de 1976 mostraron que su firma radar equivalía al tamaño de una pelota de golf. Como resultado, Lockheed y Northrop recibieron la orden de continuar con sus investigaciones. El dron Lockheed D-21, diseñado por el equipo de Skunk Works bajo la dirección de Kelly Johnson, había sido hasta entonces el aparato más furtivo construido, gracias a su forma de mantarraya y a los materiales utilizados en su fabricación.
Lockheed construyó dos prototipos experimentales bajo el proyecto denominado Have Blue. Estas aeronaves, de superficies planas y contornos angulosos, medían 14,40 metros de largo, 2,30 de alto y tenían una envergadura de 6,85 metros con una flecha de 75,5 grados. La propulsión estaba a cargo de dos turborreactores General Electric J85-GE-4A sin postquemador. La combinación con velocidades subsónicas reducía la firma térmica.
Durante las pruebas de motor se detectó un problema de sobrecalentamiento en la zona de cola y, de forma improvisada, se fabricaron paneles protectores con el metal de un armario de herramientas, lo que funcionó a la perfección. En los ensayos se descubrió que las superficies debían estar absolutamente lisas y las uniones encajar con exactitud para mantener la invisibilidad al radar.
En una ocasión el avión perdió su capacidad furtiva y fue detectado a 80 kilómetros, debido a tres tornillos que sobresalían apenas unos milímetros, lo suficiente para convertirlo en un eco equivalente al de una puerta de granero. El primer prototipo fue trasladado a Groom Lake tras doce días de pruebas de motor en Burbank. Fue desmontado parcialmente y llevado en un C-5 Galaxy.
Transición al F-117A Nighthawk y su desempeño en combates reales
El piloto Bill Park, conocido por sus vuelos en el A-12, realizó el primer vuelo el 1 de diciembre de 1977 y completó 35 vuelos exitosos. Sin embargo, el 4 de mayo de 1978 sufrió una avería en el tren de aterrizaje y luego una parada de motor que lo obligaron a eyectarse, accidente que puso fin tanto al prototipo como a la carrera de pruebas de Park.
Aunque los dos ejemplares del Have Blue se perdieron en accidentes, los vuelos realizados demostraron la validez del concepto ante los radares más avanzados y convencieron a la Fuerza Aérea de Estados Unidos, que encargó una versión operativa mayor bajo el programa Senior Trend, designada como F-117A. En noviembre de 1978 la Fuerza Aérea encargó cinco prototipos de desarrollo y veinte aeronaves operativas.
El primer avión se entregó el 16 de enero de 1981 y voló por primera vez el 18 de junio. Los cinco de pruebas recibieron la designación YF-117, y los 59 aparatos de serie fueron bautizados oficialmente como F-117A “Nighthawk”. Más grandes que los Have Blue, medían 20,10 metros de largo, 13,20 de envergadura y 3,90 de alto.
El ángulo de flecha se redujo a 67,5 grados y las colas inclinadas hacia dentro se sustituyeron por un timón en “V”. Recubierto con materiales absorbentes de radar, el avión pesaba en vacío unas 13,600 kg. El F-117A estaba propulsado por dos turbofán General Electric F404-GE-F1D2 sin postquemador, con 4,900 kg de empuje cada uno.
Características técnicas y operaciones del F-117 en misiones de combate
Las tomas y salidas de aire eran poco convencionales: rejillas recubiertas con RAM cubrían las entradas para enmascarar las aspas del compresor, mientras que las toberas se reducían hasta una rendija en la parte trasera, lo que disminuía la firma térmica y el ruido. La velocidad máxima era de Mach 0,92. Pese a su apodo de “caza furtivo”, el F-117 no disponía de armamento aire-aire.
Era un avión de ataque nocturno diseñado exclusivamente para lanzar municiones guiadas de precisión contra objetivos terrestres, transportadas en dos bodegas internas. Podía emplear bombas guiadas por láser GBU-10, GBU-12 y GBU-27, bombas guiadas por GPS/INS GBU-31 JDAM, misiles antirradiación AGM-88 HARM, misiles aire-superficie AGM-65 Maverick e incluso la bomba nuclear B61.
Carecía de radar, radio, luces u otros dispositivos electrónicos que pudieran ser detectados por las defensas antiaéreas. En diciembre de 1989 el F-117 entró en combate por primera vez durante la invasión estadounidense de Panamá en la Operación Causa Justa. Seis Nighthawk despegaron desde su base secreta en Tonopah, Nevada, y dos de ellos bombardearon el aeródromo de Río Hato.
La escasa cobertura de radar panameña impidió que se apreciara plenamente su capacidad, que se manifestaría poco después en uno de los entornos más defendidos del planeta. Seis meses más tarde, tres escuadrones de F-117 del 37º Ala de Caza Táctica fueron desplegados en Khamis Mushait, Arabia Saudí, tras la invasión de Kuwait por Irak en agosto de 1990. Así comenzó la Operación Escudo del Desierto. Posteriormente llegaron más aparatos.
El impacto del F-117 en la Guerra del Golfo y su legado tecnológico
En la madrugada del 17 de enero de 1991, al iniciarse la Operación Tormenta del Desierto, los F-117 penetraron el espacio aéreo de Bagdad, cubierto por avanzados sistemas de radar, misiles tierra-aire y artillería antiaérea. Los iraquíes dispararon masivamente sin lograr impactar, incapaces de rastrear en sus radares a los Nighthawk, que atacaron centros neurálgicos con bombas guiadas de precisión.
El mayor Gregory Feest lanzó la primera bomba de la guerra, una GBU-27 de 900 kg contra un centro de interceptación de radares. Esa noche los F-117 efectuaron unos sesenta lanzamientos de precisión contra objetivos estratégicos, entre ellos sedes de la Fuerza Aérea iraquí, centrales eléctricas, búnkeres de misiles SCUD y centros de comunicaciones.
Las grabaciones de las cámaras de guiado fueron difundidas por los medios y mostraron al mundo la eficacia devastadora del avión. Durante la campaña, los F-117 destruyeron puentes sobre el Tigris y el Éufrates, centros de mando, hangares reforzados y numerosos objetivos prioritarios.
En total, volaron 1,300 salidas y lanzaron más de 2,000 bombas sin sufrir pérdidas, a pesar de las predicciones iniciales. El “caza furtivo”, con su carga de bombas inteligentes, se convirtió en símbolo del poder aéreo estadounidense y en emblema de la tecnología furtiva, nacida de una idea basada en un “diamante sin esperanza” y de la compañía que inicialmente no había sido invitada al proyecto.