El primer ministro belga Bart De Wever asistió el sábado a un concierto en Alemania interpretado por la Orquesta Filarmónica de Múnich. La agrupación había sido excluida de un festival en Gante por la nacionalidad israelí de su futuro director, Lahav Shani. El acto en Essen tuvo como objetivo mostrar apoyo al músico después de la cancelación de la actuación prevista en el Flanders Festival Ghent.
La cancelación de la actuación generó críticas y acusaciones de antisemitismo. Los organizadores del festival informaron que decidieron retirar el concierto porque Shani no se distanció de manera explícita del gobierno israelí. La guerra en Gaza entre Israel y Hamás, iniciada tras el ataque del 7 de octubre de 2023, ha provocado un fuerte rechazo internacional y posiciones divididas en Europa.
De Wever viajó a Essen después de expresar críticas públicas contra la cancelación. Allí declaró que su presencia “condena de forma enérgica” la decisión y expresó en persona su reconocimiento a Shani. “There will never, ever be any room for racism and antisemitism in this country”, escribió en X junto a una fotografía en la que aparece estrechando la mano del director israelí.
El primer ministro añadió: “I insisted on conveying this message to him personally and expressing my appreciation for his contribution to the power of music”. La cita reflejó su intención de transmitir personalmente su mensaje al director. De Wever ya había criticado la medida días antes en medios locales.
La Filarmónica de Berlín informó el viernes que había invitado con poca antelación a Shani para dirigir un festival en la capital alemana la próxima semana. El gobierno alemán calificó esta invitación como “a wonderful sign” de apoyo. La polémica ha incluido pronunciamientos oficiales tanto de Alemania como de Israel.
Shani, de 36 años, asumirá oficialmente la dirección de la Orquesta Filarmónica de Múnich en la temporada 2026/27. Actualmente ocupa el puesto de director musical de la Orquesta Filarmónica de Israel. Su trayectoria lo mantiene activo en escenarios europeos y en instituciones de renombre.
La guerra en Gaza ha provocado condiciones humanitarias graves y un bloqueo israelí continuado. Esta situación ha alimentado el descontento público en Europa, mientras los gobiernos mantienen posturas divergentes sobre cómo responder al conflicto y su impacto en la región.