Diez aviones F-35B llegaron a Puerto Rico el 13 de septiembre de 2025 para apoyar operaciones contra el narcotráfico en el Caribe, tras acciones de provocación venezolanas.
Aviones F-35B aumentan cantidad de equipo militar de EE. UU. en el Caribe
Diez aviones de caza sigilosos F-35B Lightning II de la Marina estadounidense llegaron al aeropuerto José Aponte de la Torre, en el este de Puerto Rico, el 13 de septiembre de 2025, como parte de un despliegue que aumenta la cantidad de personal y equipo militar de Estados Unidos en el Caribe, según indicaron funcionarios del Departamento de Defensa en relación con misiones contra el narcotráfico.
El despliegue ocurrió tras un incidente el 4 de septiembre, cuando dos aviones de caza venezolanos F-16 armados con misiles aire-superficie sobrevolaron a baja altitud el destructor de misiles guiados USS Jason Dunham en aguas internacionales del sur del Caribe, en una acción que el Pentágono describió como provocación. Autoridades estadounidenses indicaron que el despliegue tiene el objetivo de aumentar las operaciones contra organizaciones dedicadas al tráfico de drogas, en un contexto donde se han registrado acciones como un ataque aéreo el 2 de septiembre que destruyó un barco sospechoso y causó once muertes.
F-35 fighters have arrived at the former Roosevelt Roads Naval Station in Ceiba, Puerto Rico, now operating as the primary staging base for the aircraft and their support teams.
— GMI (@Global_Mil_Info) September 13, 2025
Thanks to @HRPlanespotter for capturing the landings! pic.twitter.com/LMC8Lm6XFb
El aeropuerto José Aponte de la Torre, antigua base naval Roosevelt Roads, recibió los aviones procedentes del Ala Aérea Marina 3, con sede en la Estación Aérea del Cuerpo de Infantería de Marina en Yuma, Arizona. Estos aparatos, capaces de despegue vertical y equipados con sistemas avanzados de detección y ataque, se incorporan a una flota que incluye ocho buques de guerra, entre ellos destructores de la clase Arleigh Burke como el USS Jason Dunham, y un submarino de ataque de propulsión nuclear. Alrededor de 4.500 marineros y marines participan en estas misiones, que el gobierno estadounidense describe como un conjunto de actividades para interceptar rutas marítimas y aéreas de narcóticos procedentes de América Latina.
El presidente Donald Trump anunció el 5 de septiembre la orden de despliegue de los F-35B, y advirtió que cualquier aeronave venezolana que amenace a fuerzas estadounidenses en la región sería derribada, en respuesta directa al sobrevuelo del día anterior. El incidente con los F-16 venezolanos ocurrió en el sur del Caribe, donde el USS Jason Dunham realizaba patrullas contra el narcotráfico. Los aviones venezolanos, armados y en formación, pasaron a baja altura sobre el buque, un gesto que el secretario de Defensa Pete Hegseth describió como una muestra de capacidad militar innecesaria.
Este episodio se repitió al día siguiente, el 5 de septiembre, cuando aeronaves militares venezolanas volaron nuevamente cerca del mismo destructor. Funcionarios del Pentágono confirmaron que el buque, equipado con sistemas de defensa antiaérea y dos helicópteros, no respondió con fuego, pero la acción venezolana causó un aumento en la velocidad del envío de los F-35B. El representante republicano Carlos Giménez, miembro de la Comisión de Fuerzas Armadas de la Cámara de Representantes, afirmó que estos aviones son los mismos que participaron en operaciones contra instalaciones nucleares iraníes en junio de 2025, lo que indica su capacidad para misiones de inteligencia y ataque preciso.
Componentes principales del despliegue militar en el Caribe
- Diez F-35B Lightning II procedentes de Yuma, Arizona, con capacidad de despegue vertical.
- Ocho buques de guerra y un submarino nuclear participan en operaciones de interdicción.
- 4.500 marineros y marines participan en las misiones contra rutas de narcóticos.
- Aviones P-8 Poseidon realizan vuelos de vigilancia sobre aguas internacionales.
Aumento naval anterior y ataque a barco sospechoso en septiembre
Antes del despliegue aéreo, Estados Unidos ya había aumentado la cantidad de buques navales en la región desde finales de agosto. Siete buques de guerra y el submarino nuclear llegaron para apoyar operaciones contra carteles, según reportó el Departamento de Estado. El secretario de Estado Marco Rubio señaló que estas misiones se dirigen contra grupos como el Tren de Aragua, designado por la administración Trump como organización terrorista en febrero de 2025, y vinculado a autoridades venezolanas.
El ataque del 2 de septiembre contra un barco que partió de costas venezolanas, ejecutado por fuerzas estadounidenses en aguas internacionales del sur del Caribe, destruyó la embarcación y eliminó a once personas a bordo. Trump describió el barco como un medio de transporte de drogas operado por el cartel, y Rubio lo relacionó con las rutas que conectan Venezuela con el Caribe. Venezuela rechazó la acción y acusó a Estados Unidos de invadir sus aguas territoriales, aunque el Pentágono insistió en que ocurrió fuera de límites soberanos.
El gobierno venezolano respondió al despliegue estadounidense con medidas propias. El presidente Nicolás Maduro ordenó el envío de 25.000 tropas a estados costeros como Zulia, Falcón, Nueva Esparta, Sucre y Delta Amacuro, áreas que el ministro de Defensa, Vladimir Padrino identificó como rutas de tráfico de drogas. Maduro denunció la presencia militar estadounidense como una amenaza a la soberanía venezolana y una violación de tratados internacionales, y convocó a la milicia bolivariana para preparativos defensivos.
La administración Trump elevó en agosto la recompensa por información que lleve a la captura de Maduro a $50 millones, por presuntos vínculos con el narcotráfico, entre ellos al Cartel de los Soles, que supuestamente integran altos funcionarios venezolanos. Maduro y su gabinete, como el ministro del Interior Diosdado Cabello y el embajador ante la ONU Samuel Moncada, rechazaron estas acusaciones y afirmaron que el verdadero objetivo de las fuerzas estadounidenses es un cambio de régimen.
Reacciones regionales y preocupaciones por aumento de tensiones
Líderes regionales expresaron preocupación por el aumento de las tensiones. El presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva describió la presencia de buques estadounidenses en el Caribe como un elemento que genera tensión durante una cumbre virtual del BRICS el 8 de septiembre, y propuso enfoques cooperativos en lugar de militares. La primera ministra de Trinidad y Tobago, Kamla Persad-Bissessar, respaldó las operaciones estadounidenses y aprobó el ataque del 2 de septiembre, al argumentar que los carteles causan daños en su nación.
Por su parte, el congresista demócrata Adam Smith, alto miembro de la Comisión de Fuerzas Armadas, cuestionó la proporcionalidad del uso de fuerza militar contra un barco sin amenaza inminente, y señaló que no existe autorización congresional para tales acciones. Expertos militares indicaron que la mayoría del tráfico de drogas hacia Estados Unidos ocurre por el Pacífico, no por el Atlántico ni el Caribe, lo que produce dudas sobre la efectividad de la concentración de fuerzas en esta zona.
El despliegue incluye aviones de vigilancia P-8 Poseidon que realizan vuelos de inteligencia sobre aguas internacionales. Altos mandos militares estadounidenses visitaron Puerto Rico para supervisar las operaciones, y el Pentágono describió el esfuerzo como el de mayor escala en la historia del Caribe contra el narcotráfico. Los F-35B, con capacidad para recopilar datos de inteligencia además de combate, operan desde la base en Ceiba, a unos 886 kilómetros de Venezuela.
La administración Trump comparó las muertes por sobredosis en Estados Unidos con bajas en guerras, para justificar la intensidad de las misiones. Venezuela, por su lado, mantiene que ha combatido el narcotráfico con éxito y acusa a Estados Unidos de promover conflictos paramilitares en su territorio. Funcionarios estadounidenses reiteraron que no buscan un cambio de régimen, sino interrumpir el flujo de drogas que afecta a naciones caribeñas y a Estados Unidos.
Capacidades operativas y continuación de misiones en la región
El buque anfibio USS Iwo Jima, capaz de lanzar F-35B, se encuentra cerca de la zona, lo que aumenta las posibilidades operativas. La Fuerza Aérea venezolana cuenta con trece F-16 y veintiún Su-30MK2, pero analistas consideran que enfrentaría dificultades ante un ataque preventivo. El Departamento de Defensa confirmó que las operaciones continúan sin interrupciones, con énfasis en la interdicción marítima y aérea.