En el archipiélago de Franz Josef Land, los sistemas Bastion de la Flota del Norte rusa lanzaron misiles P-800 Onyx contra blancos navales ficticios que se ubicaban a más de 200 kilómetros. Este suceso ocurrió el 13 de septiembre de 2025, según reportó la agencia TASS, y formó parte de las maniobras Zapad-2025 entre Rusia y Bielorrusia. Moscú reafirma así su prioridad en la protección ártica, donde la rivalidad geoestratégica se intensifica.
El Bastion, conocido como K-300P, opera desde un chasis MZKT-7930 de ocho ruedas que asegura su desplazamiento en terrenos árticos difíciles. Cada unidad transporta dos misiles Oniks en contenedores herméticos listos para el lanzamiento. El proyectil inicia su trayecto con un cohete de combustible sólido y mantiene una velocidad supersónica de Mach 2.5 gracias a un motor estatorreactor de líquido. Su diseño permite altitudes bajas para evadir detección o alturas mayores para extender el radio de acción hasta 600 kilómetros.
La precisión del Oniks surge de una combinación de guía inercial, correcciones satelitales y radar activo en la fase final, lo que resiste interferencias electrónicas. Su ojiva de 200 a 250 kilogramos destruye buques grandes, mientras que la velocidad extrema, las maniobras impredecibles y el perfil sigiloso frustran las defensas antiaéreas modernas. Además, el Bastion se conecta con radares de largo alcance y redes de monitoreo costero, lo que forma una defensa en capas contra avances marítimos remotos.
Los orígenes del Bastion y el Oniks datan de la era soviética tardía, con actualizaciones constantes de NPO Mashinostroyeniya. Este misil sustituyó a modelos obsoletos como el P-35 y el P-500, e ingresó al servicio ruso en los primeros años del siglo XXI. Versiones exportadas, tales como el Yakhont, limitan su alcance a 300 kilómetros. Rusia ha posicionado estos sistemas en enclaves vitales como Crimea, Kaliningrado y las Kuriles, y recientemente en el Ártico. En Siria, los Oniks atacaron objetivos terrestres, lo que revela su adaptabilidad más allá de misiones navales.
A diferencia del Harpoon estadounidense o el YJ-12 chino, el Oniks sobresale por su propulsión supersónica y su habilidad para perforar capas de protección naval. Las flotas occidentales dependen de escudos como el Aegis con misiles SM-6 o ESSM Block 2, pero el Oniks los elude mediante aproximaciones rasantes, rapidez y giros evasivos. En el Ártico, donde el terreno y el clima restringen los radares, esta dupla otorga a Rusia una superioridad defensiva clara. Así, no solo disuade invasiones sino que proyecta influencia en mares controvertidos.
El posicionamiento de Bastion con Oniks en Franz Josef Land amplía el dominio ruso sobre las vías árticas y su litoral septentrional. Este despliegue advierte a la OTAN sobre la firmeza de Moscú en el Alto Norte, donde el deshielo acelera las disputas por recursos y navegación libre. Rusia eleva su poder para bloquear rivales, perturbar estrategias aliadas y afirmar su hegemonía militar regional. Zapad-2025 fusiona así destreza técnica con una declaración geopolítica que alinea las operaciones con la visión ártica de largo plazo.
Rusia emplea el dúo Bastion-Oniks en Zapad-2025 para blindar su frontera ártica y proyectar credibilidad contra la OTAN. La fusión de agilidad, celeridad y letalidad equipa a sus fuerzas con herramientas efectivas para zonas de exclusión en un teatro de alta tensión. El Ártico permanece central en la doctrina de Moscú, y esta validación misilística anticipa que las tensiones futuras girarán en torno a tales activos ofensivos de élite.
Teoman S. Nicanci, analista de defensa en el Grupo de Reconocimiento del Ejército, posee títulos en Ciencias Políticas, Política Comparada e Internacional, y Relaciones Internacionales y Diplomacia de universidades belgas destacadas. Sus estudios se centran en la conducta estratégica rusa, la tecnología bélica y la guerra contemporánea. En Army Recognition, se especializa en la industria armamentística global, equipos militares e innovaciones defensivas emergentes.