La Corporación Unida de Construcción de Aeronaves aplazó la decisión sobre la producción en serie del A-50, generando interrogantes sobre la capacidad de recomponer la flota reducida por pérdidas en Ucrania.
Aplazamiento de la producción del A-50 y sus implicaciones estratégicas
La Corporación Unida de Construcción de Aeronaves de Rusia aplazó la decisión sobre el inicio de la producción en serie del avión A-50 de alerta temprana y control aerotransportado, conocido como radar volador, según informó Sergey Korotkov, director general adjunto y diseñador principal de la entidad, quien precisó que la determinación final se adoptará solo tras concluir los trabajos de desarrollo en curso.
Esta medida genera interrogantes sobre la capacidad de Moscú para recomponer su flota de estos aparatos, reducida por las pérdidas registradas en la guerra con Ucrania, donde las fuerzas ucranianas derribaron dos unidades en 2024 y dañaron otras tres en ataques con drones a bases aéreas. El A-50, basado en el fuselaje del Ilyushin Il-76, cumple funciones de vigilancia aérea y coordinación de operaciones, y su escasez actual limita las opciones de las Fuerzas Aeroespaciales Rusas para mantener una cobertura efectiva en escenarios de alta intensidad.
Korotkov explicó en una entrevista con la agencia estatal TASS que las pruebas de varios sistemas a bordo continúan, y que estos deben alcanzar los estándares requeridos antes de avanzar hacia la fabricación en masa. Esta situación contrasta con el anuncio realizado en febrero de 2024 por Sergey Chemezov, director de la corporación estatal Rostec, quien indicó que se reanudaría la producción del A-50U, una versión modernizada, para atender las necesidades militares y explorar posibilidades de exportación.
Sin embargo, los obstáculos técnicos persistentes, sumados a las restricciones internacionales, han impedido cumplir con ese cronograma inicial. Las sanciones impuestas por países occidentales han cortado el suministro de componentes clave para los sistemas electrónicos y de radar, lo que obliga a redefinir procesos de integración y desarrollo interno.
Detalles clave sobre pérdidas y estado de la flota A-50
- Flota rusa de A-50 sufrió desgaste significativo desde 2022, con solo siete unidades en condiciones de vuelo actualmente.
- Pérdidas incluyen derribo de un A-50U el 14 de enero de 2024 sobre el mar de Azov y otro en febrero de 2024 sobre territorio ruso.
- Ataques con drones dañaron tres aparatos en tierra: en Machulishchy en febrero de 2023, en Ivanovo y durante operación Spiderweb en junio de 2025.
- Proceso de modernización al A-50U avanza a un ritmo lento de uno a dos años por unidad.
Obstáculos en el proyecto A-100 y modernización del A-50U
Estas limitaciones afectan al A-50 y también al proyecto del A-100, concebido como su sucesor, cuyo primer vuelo ocurrió en 2017, pero que permanece sin entrar en servicio operativo debido a problemas similares en la obtención de piezas y en la fabricación de los fuselajes Il-76MD-90A.
Fuentes de la industria rusa señalan que la cancelación efectiva del A-100, atribuida en parte a irregularidades administrativas y a las sanciones, deja al A-50 como la única alternativa viable a corto plazo, aunque su reinicio productivo se vislumbra incierto. La flota rusa de A-50 ha sufrido un desgaste significativo desde el inicio de la guerra en Ucrania en 2022.
Antes de la invasión, las estimaciones situaban en nueve el número de unidades operativas, incluyendo variantes modernizadas a A-50U, de un total de alrededor de 40 producidas durante la era soviética hasta 1992. En la actualidad, solo siete permanecen en condiciones de vuelo, con una adicional en reparaciones mayores, mientras que seis fuselajes antiguos se almacenan sin motores, lo que complica cualquier esfuerzo de restauración por la falta de repuestos.
Las pérdidas directas incluyen el derribo de un A-50U el 14 de enero de 2024 sobre el mar de Azov, atribuido a sistemas de defensa antiaérea ucranianos, y otro en febrero del mismo año sobre territorio ruso, según reivindicaciones de Kiev. Además, ataques con drones dañaron tres aparatos en tierra: uno en la base de Machulishchy en Bielorrusia en febrero de 2023, otro en Ivanovo en Rusia y un tercero durante la operación ucraniana Spiderweb en junio de 2025, que también afectó instalaciones de mantenimiento.
Capacidades operativas y desafíos logísticos del A-50
Un impacto adicional ocurrió en la planta de la Compañía de Aeronaves Beriev en Taganrog, responsable de la fabricación y el servicio de estos aviones, lo que agravó las dificultades logísticas. Estas incidencias redujeron el inventario y también eliminaron tripulaciones experimentadas, compuestas por hasta 15 especialistas por vuelo, cuya sustitución requiere un entrenamiento prolongado.
El proceso de modernización al estándar A-50U, iniciado en 2011, avanza a un ritmo lento de uno a dos años por unidad, en comparación con las tres aeronaves nuevas que se ensamblaban anualmente en la Unión Soviética. Esta actualización incorpora sistemas informáticos renovados y un radar capaz de rastrear hasta 150 objetivos a distancias de 370 millas, junto con antenas adicionales para vigilancia pasiva.
No obstante, el diseño base del radar data de finales de la década de 1960, lo que lo hace menos avanzado que equivalentes contemporáneos. El A-50 opera con una tripulación de cinco pilotos y diez operadores, alcanza un techo de 40.000 pies y un rango de más de 4.000 millas, con una autonomía de seis horas extensible mediante reabastecimiento en vuelo.
Su domo rotativo de 32 pies de ancho permite un escaneo de 360 grados, detecta columnas blindadas a 250 kilómetros y bombas guiadas de precisión a 270 kilómetros, y coordina hasta 12 aeronaves aliadas transmitiendo datos de guiado. Estas capacidades lo convierten en un elemento clave para la vigilancia de espacios aéreos, la detección de misiles y la dirección de operaciones cinéticas, incluyendo ataques con misiles antiaéreos, aviones de combate, misiles crucero y drones.
Impacto de sanciones y perspectivas futuras para el A-50
En conflictos previos, como la guerra en Georgia en 2008 o en Siria, el A-50 se desplegó para tareas similares, aunque su doctrina recomienda evitar zonas de combate activo por su vulnerabilidad a misiles de largo alcance. La escasez de componentes occidentales, como sistemas electrónicos digitales de fabricantes como Intel, ha forzado a la industria rusa a recurrir a soluciones internas, lo que extiende los plazos y eleva los costos.
Cada A-50U tiene un valor estimado de $330 millones, y las restricciones financieras derivadas de las sanciones, que redujeron los ingresos por hidrocarburos en un 41 por ciento en periodos recientes, limitan la capacidad de inversión. La producción original se realizaba en Uzbekistán, y el traslado de líneas a la planta Aviastar-SP en Ulyanovsk ha encontrado dificultades adicionales.
Algunos expertos rusos han cuestionado la utilidad de estos aparatos en entornos con amenazas de misiles avanzados, argumentando que su exposición en Ucrania revela limitaciones inherentes, aunque esta perspectiva podría reflejar las presiones por las pérdidas acumuladas. Rusia exportó unidades limitadas en el pasado, como tres A-50EI a la Fuerza Aérea India en 2004 y dos más ordenados en 2016, y una a China que sirvió de base para su KJ-2000, pero las restricciones actuales reducen las perspectivas de ventas externas.
En comparación con otras potencias, la flota rusa es menor que las de Estados Unidos, China o la Unión Europea, lo que acentúa la dependencia de los aparatos restantes para misiones de vigilancia sobre el mar Negro y otras áreas estratégicas. La intensidad de uso del A-50 ha disminuido desde las pérdidas iniciales, y las Fuerzas Aeroespaciales han ajustado sus despliegues para minimizar riesgos, aunque esto afecta la efectividad en la coordinación de operaciones aéreas.