Una pequeña multitud se reúne bajo tiendas de campaña y toldos mientras un aguacero empapa la Plaza de los Rehenes en Tel Aviv, lo que lleva a los familiares y simpatizantes de los cautivos a buscar refugio.
Gran parte de la plaza permanece vacía mientras los presentes esperan que la lluvia cese, una de las primeras de la temporada.
Algunos sostienen grandes paraguas amarillos con la palabra “¡Ahora!”, en alusión a la devolución de los rehenes. Una mujer que atiende una mesa con mercancía, donde se resguardan decenas de personas, afirma que ya no quedan paraguas a la venta.
“Siento que está lavando la maldad”, dice Rachel Sinai, quien llegó desde Holon, al hablar sobre la lluvia. “Todo quedará limpio aquí”.
 
			