El gobierno canadiense efectúa la adquisición de 88 aviones de combate F-35A fabricados por Lockheed Martin. El proyecto tiene un valor de $19 mil millones canadienses.
Proceso en proyecto de aviones de combate F-35A
Funcionarios del Departamento de Defensa Nacional confirmaron esta información durante una audiencia parlamentaria el 7 de octubre de 2025.
El primer ministro Mark Carney ordenó en marzo de ese año una revisión del acuerdo porque existen tensiones comerciales con Estados Unidos. Las autoridades de defensa declararon que el proceso continúa de manera normal hasta que reciban indicaciones contrarias. Las entregas iniciales se prevén para 2026 en instalaciones de Quebec y Alberta.
Esta adquisición constituye la inversión de mayor monto en la Real Fuerza Aérea Canadiense en tres décadas. La adquisición reemplaza la flota de CF-18 que presenta antigüedad y aumenta las capacidades de defensa del espacio aéreo nacional. La adquisición cumple con obligaciones de la Organización del Tratado del Atlántico Norte y el Comando de Defensa Aeroespacial de Norteamérica.
Las negociaciones finalizaron en enero de 2023 con la firma del contrato entre Ottawa, el gobierno estadounidense y Lockheed Martin. El contrato incluye no solo los aviones sino también sistemas de mantenimiento, equipo asociado y la construcción de instalaciones modernas en Bagotville y Cold Lake.
Aspectos clave del programa de adquisición F-35A
- Monto inicial de $19 mil millones canadienses financia la compra en cuatro etapas.
- 16 unidades ya comprometidas financieramente y el resto distribuido hasta 2032.
- Costo total ha ascendido a 27.$7 mil millones canadienses por inflación y cambios.
- Proyecto incluye elementos para operar la flota durante varias décadas.
- Proporciona interoperabilidad con aliados que emplean el mismo modelo de aeronave.
Características técnicas y requisito de modernización aérea
El F-35A resultó seleccionado después de un proceso competitivo en el que se evaluaron propuestas de varios fabricantes. El F-35A posee características técnicas que permiten misiones de vigilancia, reconocimiento y combate en entornos complejos. El aparato incluye sistemas de sensores integrados que permiten la detección de amenazas a larga distancia.
El aparato incluye capacidades de evasión radar e integración de datos en tiempo real con otras plataformas aliadas. El gobierno canadiense indicó en su anuncio oficial que esta aeronave constituye la opción con mayor adecuación para la defensa del segundo espacio aéreo de mayor extensión en el mundo.
Adversarios potenciales como China y Rusia utilizan aviones y misiles de quinta generación con alcances superiores. Por esa razón, la adquisición satisface la necesidad de modernizar la defensa antiaérea porque la flota actual de CF-18 que se adquirió en la década de 1980.
Ha llegado al límite de su vida útil operativa a pesar de actualizaciones previas. En la revisión ordenada por el primer ministro Carney que debe concluir para fines de septiembre de 2025 se examinan aspectos como las implicaciones comerciales derivadas de tarifas impuestas por Estados Unidos.
Continuidad del programa y compromisos contractuales
Y la dependencia de proveedores estadounidenses para mantenimiento y repuestos. No obstante, el Departamento de Defensa Nacional indicó que el programa continúa sin interrupciones. Los preparativos para recibir las primeras unidades ocurren para 2026 y para alcanzar la capacidad operativa completa hacia 2030.
Esta continuidad resulta de compromisos contractuales que incluyen penalizaciones significativas por cancelación estimadas entre 5 y $10 mil millones canadienses según evaluaciones internas. De esta forma, el gobierno continúa las acciones para aumentar la soberanía aérea.
Mientras aplica lecciones de adquisiciones pasadas para evitar sobrecostos futuros. El impacto económico del proyecto abarca contribuciones anuales superiores a $425 millones canadienses a la economía nacional durante 25 años con la generación de alrededor de 3.300 empleos directos e indirectos.
Empresas canadienses participan en la cadena de suministro global del F-35 desde 1997. Esta participación ha acumulado beneficios por $1.300 millones canadienses hasta 2021 en sectores como la fabricación de componentes y el desarrollo de tecnologías asociadas.
Efectos económicos y desarrollo industrial nacional
El acuerdo establece que firmas locales reciben contratos para producir piezas críticas como sistemas de aterrizaje y elementos electrónicos. Esta situación aumenta la industria aeroespacial doméstica. Por tanto, la adquisición no solo aumenta las capacidades militares sino que también incrementa el crecimiento industrial.
Conforme a la política de defensa establecida en 2017 que asigna prioridad a inversiones estratégicas. El proceso de selección inició bajo administraciones anteriores con Canadá que se unió al programa de desarrollo del F-35 en 1997 y que evaluó opciones competitivas en 2017 tras cancelar un plan inicial sin licitación.
La competencia incluyó propuestas de Boeing con el Super Hornet y Saab con el Gripen, pero se seleccionó el F-35 por su superioridad técnica y compatibilidad con aliados. El gobierno actual al finalizar el acuerdo en 2023 confirmó que el precio por unidad se ajusta a estimaciones iniciales.
Con variaciones atribuidas a factores externos como la inflación. Así, el programa continúa. El entrenamiento de pilotos se realiza en bases estadounidenses y la preparación de infraestructuras ocurre en territorio canadiense para albergar las escuadrillas.
Capacidades operativas y compromisos internacionales
Funcionarios del Departamento de Defensa Nacional declararon ante el Parlamento que el F-35 permite respuestas rápidas a amenazas emergentes como las que representan misiles de alta velocidad operados por potencias rivales. El avión facilita operaciones conjuntas con fuerzas estadounidenses en Alaska.
Donde se despliegan modelos avanzados como el F-22. Esta situación proporciona una defensa integrada del continente. De este modo, Canadá cumple con sus compromisos internacionales y contribuye a misiones globales que requieren aeronaves de alto rendimiento.
El auditor general en su informe más reciente señaló que el costo total del ciclo de vida podría alcanzar $74 mil millones canadienses que incluye mantenimiento y operaciones, pero el gobierno mantiene que estos montos se gestionan dentro del presupuesto asignado.
El desarrollo del programa incluye la adquisición de helicópteros militares complementarios para apoyar operaciones en regiones árticas donde el F-35 operará en condiciones extremas. El gobierno anunció en marzo de 2025 planes para incorporar estos aparatos valorados en montos adicionales.
Con el fin de responder a posibles incidentes relacionados con la nueva flota. Esta medida incluye el F-35 en un sistema de defensa más amplio que incluye desde la vigilancia costera hasta la protección de rutas marítimas.
Por consiguiente, el proyecto establece la configuración defensiva de Canadá en un contexto geopolítico que cambia con prioridad en la colaboración transatlántica.