Después del último acuerdo de rehenes, Yosef-Haim Ohana, uno de los liberados el lunes, pasó varios días en un pozo subterráneo junto a otros seis cautivos, sin poder sentarse ni acostarse, con apenas aire para sobrevivir, según su padre, el rabino Avi Ohana.
“Sus captores metieron a siete hombres en un pozo”, declaró a la emisora Kan Moreshet. “No podían sentarse, solo apoyarse contra la pared mientras permanecían de pie. Le faltaba oxígeno. Agradezco a Dios que lo fortaleció. Lo que lo sostuvo fue su familia”.
De acuerdo con extractos adicionales de la entrevista difundidos por medios haredíes, en cierto momento del cautiverio los terroristas de Hamás entregaron a Ohana y a otro rehén una pequeña radio para escuchar el Corán, pero lograron sintonizar la emisora del ejército israelí, donde Yosef oyó a su padre en una entrevista.
“Se dijo a sí mismo: ‘¡Mi padre está vivo! ¡Me espera!’ y eso le devolvió la vida”, relató el rabino.