Kobi Kalfon, padre del rehén liberado Segev Kalfon, expresó gratitud por el regreso de su hijo a casa y relató los dos años de cautiverio que este soportó, marcados por el terror físico y psicológico. Durante su declaración, Kalfon se mostró conmovido al recordar el sufrimiento vivido por su hijo.
El padre agradeció a las fuerzas de seguridad, a los soldados, a la nación israelí y al primer ministro Benjamin Netanyahu por lo que calificó como “una valiente decisión de tomar el acuerdo en dos manos y cumplir con la mitzvá de salvar a los cautivos”. También mencionó su reconocimiento al presidente de Estados Unidos, Donald Trump; al enviado Steve Witkoff; al enviado de rehenes Gal Hirsch; al negociador de las FDI Nitzan Alon y a la comunidad de su ciudad natal, Dimona.
Kalfon comparó la repatriación de los cautivos con el relato bíblico en el que Moisés llevó los restos de José fuera de Egipto, e indicó que todos los cuerpos de los rehenes deben regresar a Israel. “Basta de separación”, afirmó, al destacar su deseo de unidad nacional.
Ruhama Bohbot, madre de la rehén liberada Elkana Bohbot, describió el regreso de su hijo como un renacimiento y una redención personal. Expresó que, a partir de ahora, ambos celebrarán un nuevo cumpleaños en la fecha de su liberación.
Bohbot también manifestó su agradecimiento al presidente Trump, a Steve Witkoff y a Jared Kushner “por poner todo su peso detrás de este acuerdo para que suceda”, así como al primer ministro Netanyahu, al enviado Gal Hirsch y al negociador de rehenes de las FDI Nitzan Alon.
Julie Kuperstein, madre del rehén liberado Bar Kuperstein, relató que había esperado el momento de agradecer públicamente por la liberación de su hijo. Dijo que tanto ella como su familia confiaron en que Bar estaba protegido. Calificó a Netanyahu y a Trump como “emisarios de Dios” por su papel en la liberación.
La madre relató que su esposo, Tal, sufrió un derrame cerebral durante una cirugía antes del 7 de octubre y que, en los dos años posteriores, volvió a aprender a hablar y a caminar. Según Kuperstein, tanto su esposo como su hijo comprendieron el significado del coraje. Tal Kuperstein definió a su hijo como “un verdadero héroe” y afirmó que su regreso “les devolvió la sonrisa”.