El F-35C Lightning II proporciona capacidades multirrol desde portaaviones de la Marina de EE. UU. con adaptaciones para entornos marítimos.
Adaptaciones estructurales del F-35C para portaaviones
El caza F-35C Lightning II, variante naval del programa Joint Strike Fighter desarrollado por Lockheed Martin, cumple la función especializada de proporcionar capacidades de combate aéreo multirrol desde portaaviones de la Marina de Estados Unidos. Esta aeronave, diseñada para reemplazar modelos como el F/A-18 Hornet, opera en entornos marítimos donde requiere adaptaciones específicas para lanzamientos por catapulta y aterrizajes con gancho de detención.
El Departamento de Defensa de EE. UU. seleccionó esta variante en el marco del programa F-35, iniciado en 2001, para integrar tecnología de quinta generación en flotas navales, según anuncios oficiales de la Marina en 2019 cuando alcanzó capacidad operativa inicial con el Escuadrón de Caza de Ataque 147. El F-35C se distingue por su estructura reforzada que soporta las tensiones de despegues asistidos por catapulta y aterrizajes en cubiertas de portaaviones clase Nimitz o Ford.
Cuenta con alas plegables que aumentan su envergadura a 13,1 metros cuando se extienden, lo que facilita el almacenamiento en hangares navales limitados, y reduce a 10,7 metros plegadas. Su tren de aterrizaje delantero más largo y robusto absorbe impactos de hasta 7,1 metros por segundo durante los aterrizajes, mientras que el gancho de cola asegura la detención en distancias cortas de 100 metros.
Estas características permiten operaciones en mares agitados, donde la variante alcanza una velocidad máxima de Mach 1,6 y un techo de servicio de 15.240 metros. En términos de alcance y autonomía, el F-35C incorpora tanques de combustible internos de mayor capacidad, con 8.960 litros, que extienden su radio de combate a 1.100 kilómetros náuticos sin reabastecimiento aéreo.
Características clave de autonomía y armamento
- Radio de combate de 1.100 km náuticos sin reabastecimiento.
- Capacidad de combustible interno de 8.960 litros.
- Misiles AIM-120 AMRAAM en bahías internas para sigilo.
- Bombas JDAM de 900 kg con carga total de 8.160 kg.
- Velocidad máxima de Mach 1,6 en operaciones navales.
Capacidades de sensores y guerra electrónica del F-35C
Esta ampliación supera en un 20% a las variantes F-35A y F-35B, lo que habilita misiones prolongadas sobre océanos para apoyo a grupos de combate de portaaviones. La aeronave transporta armamento en bahías internas para mantener su sigilo, incluyendo misiles AIM-120 AMRAAM para combates aéreos más allá del horizonte visual y bombas guiadas JDAM de 900 kilogramos, con una carga total de 8.160 kilogramos en configuraciones externas cuando el sigilo no es prioritario.
La función principal del F-35C radica en la superioridad aérea y ataques de precisión en teatros navales, porque integra sensores avanzados como el radar AN/APG-81 de barrido electrónico activo que detecta objetivos a 150 kilómetros. Este sistema fusiona datos de múltiples fuentes, incluyendo el sensor electroóptico DAS que proporciona visión de 360 grados y alerta de misiles.
En operaciones reales, el F-35C despliega capacidades de guerra electrónica para interferir radares enemigos mediante el sistema AN/ASQ-242, que incluye contramedidas infrarrojas y dispensadores de chaff. La Marina de EE. UU. ha desplegado esta variante en ejercicios como Red Flag, donde simula escenarios de defensa de flotas contra amenazas hipersónicas. El programa Joint Strike Fighter, gestionado por la Oficina del Programa Conjunto F-35 en el Pentágono, asignó al F-35C un rol exclusivo para la Marina.
Esto lo diferencia de la versión F-35A para la Fuerza Aérea con despegues convencionales y la F-35B para los Marines con aterrizaje vertical. Hasta 2023, la Marina planea adquirir 340 unidades del F-35C, con un costo unitario de $117 millones por aeronave en lotes de producción de baja tasa, según reportes del Gobierno de EE. UU.
Desarrollo, producción y servicio operativo del F-35C
Lockheed Martin ensambla el fuselaje en Fort Worth, Texas, mientras que Northrop Grumman fabrica el radar y Pratt & Whitney suministra el motor F135 que genera 191 kilonewtones de empuje con postcombustión. En servicio activo desde febrero de 2019, el F-35C equipa escuadrones como el VFA-125 en la Base Aérea Naval de Lemoore, California, donde realiza entrenamientos para integrarse con destructores y cruceros en grupos de ataque.
Su diseño stealth reduce la sección transversal de radar a 0,001 metros cuadrados, lo que permite penetrar defensas antiaéreas integradas en zonas marítimas disputadas. La aeronave comparte el 70% de componentes con otras variantes, incluyendo el casco con pantalla montada que proyecta datos en tiempo real al piloto, pero adapta software específico para navegación inercial en entornos sin GPS sobre el mar.
Países aliados como el Reino Unido evalúan integraciones similares, aunque su Marina opera la variante F-35B en portaaviones Queen Elizabeth. El F-35C participa en misiones de interoperabilidad OTAN, donde comparte datos a través del enlace Link 16 para coordinar con aliados. En 2021, el primer despliegue operacional ocurrió a bordo del USS Carl Vinson en el Indo-Pacífico, donde realizó patrullas de libertad de navegación.
Los pilotos requieren 200 horas de entrenamiento en simuladores antes de calificar en portaaviones, un proceso que la Marina certifica mediante evaluaciones de aterrizaje diurnas y nocturnas. El mantenimiento del F-35C involucra el sistema logístico ALIS, que predice fallos mediante sensores integrados y reduce tiempos de reparación en un 30% comparado con aviones legacy.