Racheli Baruch, viuda del rehén asesinado Uriel Baruch, cuyo cuerpo fue devuelto a Israel la semana pasada, elogió a su esposo en su funeral en Jerusalén.
Afirmó que comenzó a escribir su panegírico el 13 de octubre de 2023, después de enterarse de que su amigo Michel Yoav había sido asesinado mientras ambos escapaban del festival de música Nova. En marzo de 2024, las autoridades israelíes determinaron que Baruch había sido asesinado el 7 de octubre y que su cuerpo había sido llevado cautivo.
Racheli habló de su amor y de sus seis años de matrimonio, en los que compartieron la vida con su pequeño hijo, Ofek.
“No tienes idea de cuánto te voy a extrañar”, dijo Baruch. “Cuánto voy a extrañar tus tonterías. No entiendo cómo se supone que voy a seguir adelante. ¿Cómo puede una mujer de 31 años llevar el título de viuda? ¿Cómo se truncaron nuestras vidas de esta manera? ¡Aún teníamos tantos planes! Será muy difícil sin ti”.
Describió a Baruch como un “alma juguetona que quería devorar la vida” y le agradeció por todo lo que le enseñó, por la gente maravillosa que los rodea, por su hijo, que se parece tanto a él, y por haberla elegido.
El hermano de Uriel, Roee Baruch, dijo que nunca se rindió en su lucha por traer el cuerpo a casa.
“Me dijeron muchas veces: ‘Ya basta, descansa, sigue adelante’”, expresó Baruch. “Pero Uriel, quiero que sepas que nunca me rendí contigo, ni un solo segundo. Incluso cuando parecía imposible, incluso cuando todo era oscuridad, seguí adelante y no me detuve, porque eres mi hermano, y nunca, jamás, me rendiré con mi hermano”.
Aseguró que su hermano, a quien llama Badalu, se ha convertido en el hermano de todo el pueblo de Israel.
“En todo el país y el mundo, la gente rezó, esperó, se abrazó, apoyó y lloró con nosotros”, dijo. “Todos sienten que te conocieron. Te has convertido en un símbolo de paz, amor, esperanza y unidad”.
Su madre, Naomi Baruch, declaró que nunca imaginó un momento como este: “Ni verte envuelto en una bandera dentro de un ataúd, ni enterrado. Imaginé el instante en que correría a abrazarte, a estrecharte contra mi corazón para poder sanar al fin”.